Las muertes en siniestros vinculados con el tránsito en Mar del Plata se multiplican, al tiempo que delitos gravísimos deben ser investigados por las propias víctimas, frente a la anomia de las autoridades.
¿Cuántos votos le habrá sumado, en su momento, a Guillermo Montenegro, el haber hecho campaña bajo la promesa de que él, con su «plan integral» —el cual iba a ejecutar desde el COM, a donde mudó su despacho— iba a mejorar la seguridad en Mar del Plata? Imposible saberlo. Hoy, lejos de mejorar, la situación parece agravarse cada vez más. Esta semana, en sólo pocas horas, hubo tres muertes en eventos vinculados con el tránsito, al tiempo que se vuelven a ver en la ciudad modalidades de delito gravísimas que, para colmo, tienen un respuesta de las autoridades aún peor.
¿Educación vial?
Héctor Ragnoli es director coordinador de Tránsito de la municipalidad, además de trabajar en tareas de capacitación y concientización. En una entrevista para la FM 99.9, analizó los hechos de tránsito ocurridos esta semana, en donde hubo tres víctimas fatales.
Lo que surge del análisis de las cámaras de seguridad, es un irresponsabilidad absoluta:«en el de Champagnat y Gascón, que es el motociclista que impacta contra un 147, cuando uno va con las cámaras hacia atrás, es decir, empieza a rebobinar la filmación del domo, llegamos a la cámara de Champagnat y Peña, por donde ya viene circulando —que no venía solo, venía con otra moto más— y ya ahí cruza el semáforo en rojo».
«En el siniestro de la vez pasada de Edison y Magallanes, uno va viendo hacia atrás porque va viendo el perfil de conducta del conductor. Entonces bueno, ya circulaba por Juan B. Justo, cuando llega el semáforo de Juan B. Justo y Edison, pasa en rojo. Llega el semáforo de Edison y 12 de octubre, pasa en rojo. Y cuando llega al lugar del hecho, que es Edison y Magallanes, ya el semáforo hacía no me acuerdo qué cantidad de segundos, cerca de 32 o 40 segundos, que estaba en rojo», relata.
«En el otro que tuvimos en el día de ayer que fallece la chica de 20, empezamos a hacer un seguimiento a ver si podemos ubicar desde donde venía esta moto. Y ubicamos en Libertad y Jujuy, que eran cuatro motos que venían juntas, una detrás de otra. En una de ellas venía la chica que a la postre fallece. Pasan los semáforos que alcanzamos a ver, Independencia y Belgrano en rojo, llega por Independencia a Colón, cruza en rojo y gira a la izquierda en Independencia y Colón, y ahí va hacia el lugar del hecho que fue Colón y Buenos Aires», revela.
Lo que se ve claramente en estas situaciones, es una falta absoluta de apego a las normas: «Estamos teniendo perfiles de conducta por ahí ajenos a lo que se puede llegar a controlar en determinado momento. No es que tengan un desprecio por la vida. Primero tienen un desapego del respeto por las normas, pero segundo, tienen lo que yo siempre digo, es una pérdida de la noción del riesgo. Es decir, ellos ignoran que con esas acciones pueden perder la vida».
Ante estas situaciones, la solución no parece pasar por la concientización, o la educación vial, ya que en otros lugares, donde los controles son más estrictos, estas normas sí son respetadas: «En un congreso en Colombia todos planteaban una problemática como la que tenemos acá. Entonces, uno dice: “A ver, ¿cómo podemos cambiar a los colombianos y qué tiempo nos llevaría? España le llevó 12 años concientizar y bajar de 9000 a 1300 fallecidos por año”. Entonces algunos decían “bueno, nos va a llevar un año, tenemos que hacer esto, lo otro”. Y otro dijo: “No, para cambiar al colombiano se necesitan 3 horas y media: precisamente lo que tarda un avión de Colombia a Miami. Porque cuando llega a Miami, respeta todas las normas”».
¿Policía de seguridad vial?
Por su parte, el fiscal Rodolfo Moure —quien tiene a su cargo la investigación de alguno de estos sucesos— propone una solución distinta: que el control del tránsito salga de la órbita municipal, de forma que se le pueda dedicar más recursos mediante una fuerza de seguridad especializada.
En una entrevista para la FM 99.9, indicó: «en los últimos siniestros que hubo, con tres motociclistas muertos en los últimos días; dos de ellos fueron en esquinas semaforizadas. Ahí no podemos decir que faltaba un policía parado la esquina porque tenemos un semáforo que andaba, alguien pasó ese semáforo en rojo. Hay una imprudencia muy grande a la hora de manejar por parte de algunos sujetos, el tema de las motocicletas está totalmente desbordado. Los que se matan en la ciudad son los motociclistas, es muy raro que se mate un automovilista. El Estado ha fomentado la compra de motocicletas, dando créditos y financiación, cosa que no hace con los autos y esto ha hecho que mucha gente lo utilice como un vehículo familiar para trasladarse todos los días al trabajo. Las calles de la ciudad no están preparadas para albergar semejante cantidad de tráfico de motos y el matrimonio moto-auto no funciona. Tenemos hoy en día casi un muerto cada dos o tres días con motocicletas por accidentes dentro de la ciudad».
Volvió a insistir en algo que ya había expresado: «vengo insistiendo desde hace años con algo: hace falta primero una reforma de la Ley del Tránsito, es una animalada que la ley diga que el tránsito diga que es resorte exclusivo de los municipios el control, cuando es la actividad que más muerte provoca dentro de la ciudad. No podemos delegar al poder más débil semejante control con los recursos escasos que tiene. Todo lo que es control del tránsito vehicular en el mundo lo hace la policía. Debería existir un escuadrón de policías de seguridad vial que trabaje en las ciudades, con gente bien armada, con recursos necesarios, y en base a eso empezar a trabajar en el control del tránsito. Así como están las cosas van a seguir sucediendo, lo que tenemos hoy en día: un descontrol».
Incluso se refirió a la necesidad de hacer un control por fuera de la calle porque hay muchas de las actividades que habitualmente no se controlan que se generan a través de redes sociales: “«hay que hacer un poco de inteligencia previa y sobre todo estar mirando las redes. Hay muchas páginas en Mar del Plata de personas que convocan para ir a correr una picada o salir como se dice, “en caravana”. Hay que hacer diagramación de operativos policiales para prevenir estas cosas».
La provincia decidió hace poco un nuevo aumento en el valor de las multas, pero para Moure no tiene ningún tipo de efecto en la siniestralidad: «el aumento de multas, como están dadas las cosas, no va a servir para nada. El que está fuera de la ley no le interesa si aumenta la multa o no, porque si se la hacen, no la va a pagar, así que tampoco el estado se la cobra porque hay también un estado ineficiente para hacer una ejecución por una multa. Entonces toda una cadena de fracasos que debemos repensar cómo lo solucionamos».
La afectación colateral de esta situación tampoco se mide porque, según expresó el fiscal, «el año pasado cerramos la fiscalía con 2.500 causas por heridos en accidente de transito y todo lo que hay que no se denuncia, porque lo que es el herida leve ni siquiera se denuncia. Es una cuestión económica la siniestralidad, porque el Estado tiene mucho gasto con este tema, hay que mirarlo también desde esa perspectiva».
Inseguridad total
Sin embargo, ninguna asignación de recursos va a solucionar el problema si las autoridades no cumplen con sus funciones. En las últimas horas, se conoció un hecho de extrema gravedad en la cual, la respuesta policial fue absolutamente nula.
La abogada Adelina Martorella contó los detalles en la FM 99.9 de lo que padeció uno de sus colegas: «salía de practicar un deporte y, como había muchos autos dentro del club del Banco Provincia, dejó el suyo afuera. Al llegar a su auto es abordado por tres sujetos armados que le piden que se suba a la parte trasera del auto, lo hacen agachar para que no vea por dónde iban y toman un camino. Se extendió durante 3 horas o más, aproximadamente. Primero lo bajaron en un lugar y después lo bajaron en otro. En todo ese tramo lo que hicieron fue pedirle dinero. Él no llevaba efectivo, tenía $7000 nada más. Tuvo que pedirle a su padre que le haga una transferencia bancaria. El padre primero tenía que creer que se trataba de algo verdadero, porque no olvidemos que hay muchos de estos sucesos que son puro cuento. Cuando advierte que verdaderamente su hijo estaba en peligro, hace esta transferencia bancaria. A partir de ahí, para llegar a esa transferencia, hubo una amenaza de que lo mataban en ese momento».
No terminaría allí la historia para el abogado, porque tendría todavía un capítulo aún peor: «luego de esa transferencia, siguen, hacen otro recorrido, vuelven a subir al auto, le dicen que lo iban a dejar en Aquasol, en un momento se detienen, lo bajan del auto nuevamente, lo despojan de todas las pertenencias, es decir, sacan todo lo que había dentro del auto, entre ellos algunos objetos que tienen que ver con el deporte que practica mi colega, le sacan la ropa que llevaba puesta. Le dicen “¿Ves esta llave?” y la tiran. Ahí delante de sus narices prenden fuego su auto, en medio de risas, obviamente, porque no son personas, son primates este tipo de sujetos”. Como si eso fuera poco, lo hicieron correr en medio de la oscuridad sin saber si en medio de esa situación le dispararían por la espalda, por ejemplo: “Le dicen ¿ves las luces que están de aquel lado?” Él mira y ve luces y le dicen “bueno, salí corriendo para allá”. Él sale corriendo aproximadamente 1 kilómetro o algo más y logra llegar a las canchas de rugby del club Unión del Sur. Posteriormente lo traslada gente que estaba en ese club a la seccional primera de policía, donde finalmente erradica la denuncia».
Si bien el hecho violento es grave, lo peor llegaría después con la respuesta de la policía al respecto: «la fiscal toma conocimiento, por lo que que tengo entendido, 7 horas después de este hecho y la doctora Florencia Salas, que es la fiscal interviniente, ordenó que el hallazgo del vehículo quede en manos de la comisaría de jurisdicción, que es la seccional 15°. Yo el día miércoles, tras escuchar el relato de mi colega, que realmente es espeluznante porque no es un hecho habitual, me comunico con la seccional 15º y pido de hablar con el titular, le consulto si habían procedido al hallazgo del automóvil y me dijo que no, que en realidad habían hecho rastrillajes, pero era imprecisa la ubicación que había dado la víctima al efectuar la denuncia. Desde el miércoles que me comuniqué con este comisario hasta ayer a la mañana, en ningún momento se comunicaron con mi colega, en ningún momento se comunicaron conmigo. Y por eso fuimos cuatro personas la víctima, mi colega, otro colega, Wenceslao Méndez y mi hijo, que es un avanzado estudiante de derecho, para ver si podíamos hacer algo. Primero hicimos el recorrido juntos y luego nos tuvimos que separar para abarcar más espacio del lugar, a pie. Y finalmente la víctima nos avisa que lo encontró. Antes habíamos encontrado otro auto que también estaba quemado».
Lo que es grave para la Dra. Martorella es que en vez de hacer ese trabajo la policía, lo tuvo que hacer la propia víctima repasando el hecho traumático que le había tocado atravesar: «tuvo que ver a su auto, lo que quedó de su auto tras el incendio, y tuvo que recorrer el mismo camino por donde corrió esa noche. Nos indicó hasta por dónde ingresó a la cancha de rugby. No sólo hizo el trabajo de la policía de seguridad de la décimoquinta, sino que tuvo que ir recordando y viviendo a la luz del día todo lo que sucedió a la noche. Y encima tolerar la falta de educación y de cortesía de los funcionarios policiales que llegaron, porque llegaron 1 hora después de que diéramos aviso que habíamos encontrado el auto. Fueron cuatro funcionarios policiales que ni siquiera le ofrecieron alcanzarlo hasta mi auto, que yo lo había dejado en las canchas de Rugby de Unión del Sur. Todos pregonan el tema de no revictimizar a una persona, pero la verdad es que estos funcionarios policiales que son ineptos, incurrieron en una revictimización de nuestro colega y para lo único que sirvieron es para quedarse en el lugar del hallazgo efectuado por la propia víctima, esperando las labores de policía científica. En mi punto de vista es inaceptable».
Por último, la letrada fue muy clara también sobre la responsabilidad de los jefes policiales en no investigar estos lugares porque en la recorrida que hicieron encontraron múltiples objetos robados: «nos llamaba la atención porque es un lugar de descarte de objetos que seguramente provienen de otros delitos. Es decir, había otro auto, televisores, autopartes e incluso pude ver tres tarjetas de banco, las levanté para entregarlas a la autoridad correspondiente y ver si guardan relación con otro delito. Es decir, yo no puedo entender cómo no exista patrullaje en ese lugar. Estamos en la anomia y en la inseguridad total. El Jefe departamental parece que no existe, el Superintendente de Seguridad pareciera que no existe, el Jefe de Policía pareciera que no existe; estamos a la deriva en Mar del Plata. El intendente Montenegro, que hizo bandera siempre de una cuestión de seguridad, tampoco brindó la respuesta por el cual muchos que los votamos pusimos nuestro voto en favor de este intendente».
El caos reina en las calles en una ciudad donde las autoridades parecen estar sólo de paso, y la violencia crece ante una absoluta y frustrante anomia.