Arroyo y la provincia | El intendente local abrió los micrófonos, y contó las particularidades de su falta de relación con la gobernadora Vidal. Dijo que los fondos transferidos no son un regalo del gobierno, sino una devolución de lo que esta comunidad aporta en impuestos. A veces ese aporte es muy menor al que se anuncia.
Con estas palabras respondía una lectora del diario de la ciudad, a un reportaje en el que la gobernadora de la provincia de Buenos Aires se explayaba diciendo que el intendente de Mar del Plata no la había apoyado en su gestión. La posición que planteaba era muy contundente, y se detallaba en una extensa entrevista que otorgó al medio de su preferencia, mientras viajaba en avión al acto de campaña que se realizó en esta ciudad. Allí, Vidal dijo que el intendente Carlos Arroyo no había estado de su lado, por más que la provincia había hecho muchísimo por Mar del Plata.
Los números reales indican que quizá las cosas no fueron del todo así, pero la gobernadora tiene cierta habilidad para exponer datos que no son reales y hacerlo con toda firmeza, con una sonrisa bastante más compradora que la del intendente. Por eso, aquella lectora del diario consideró que Vidal decía mucho de sí misma con sus acusaciones a traición, contra un intendente que había llegado a su puesto compartiendo boleta con ella.
Frente a esto, el intendente de General Pueyrredón salió a decir su verdad sobre la falta de relación con la gobernadora María Eugenia Vidal. La frase que quedó impresa con fuerza fue que la dirección de la municipalidad es la de calle Yrigoyen, y no la del Hotel Provincial. “Dije lo que tenía que decir. La situación la soporté 2 años, para no dificultar la relación, pero llega un momento donde no se puede más”, dijo Arroyo en la 99.9.
Luego abundó: “hace más de dos años que no tengo una comunicación telefónica con la gobernadora para ver qué necesitamos o en qué podemos trabajar. Todo el mundo fue testigo de distintas situaciones en las visitas a Mar del Plata, que son inaceptables. La única diferencia que tenemos con la gobernadora es que no pertenezco a su círculo político en el partido. Ella lo ve como un problema pero nunca discutimos”.
Por otro lado, remarcó que ha recibido apoyo económico, pero que esa es una responsabilidad del gobierno provincial: “nunca negué que la provincia colaboró, siempre agradecí a Provincia y Nación por todo lo que hicieron, pero tampoco se puede engañar a la población. Mientras la Nación y la Provincia cobran impuestos, los municipios tienen tasas, que es el precio de un servicio y eso no es lo mismo. El impuesto es una extracción de dinero con fines variables. Todos los municipios estamos sometidos a un sistema donde es muy poco lo que se puede planear para hacer obras públicas. Cuando dicen que nos ayudaron, lo único que hacen los todos políticos es devolverle al pueblo por lo que antes pagó”, explicó.
Huye de mí
Todas las actividades de Mar del Plata pagan impuestos, y es lógico que la provincia devuelva parte de lo que Mar del Plata pagó, pero la gobernadora habla como si ella fuera la que da el dinero, con cierta generosidad, cuando en realidad administra dinero que puso esta misma gente.
Arroyo destacó la relación con el vicegobernador Daniel Salvador, que es muy distinta: “no tiene una relación directa conmigo pero en distintas oportunidades tuvo la deferencia de venir a Mar del Plata. Ha tomado un café conmigo y ha preguntado cómo está la ciudad y qué necesitábamos. Es un caballero y lo debo destacar porque lo hizo sin que uno lo llame ni le pida nada. La gobernadora, por el contrario, huye de nosotros cada vez que hay una reunión de importancia”.
Para el intendente Arroyo estos desplantes no tienen que ver con él, sino que van contra el pueblo marplatense: “el problema es lo que represento. Si no se me escucha, y se me destrata, se le están faltando el respeto a la investidura del intendente. No pueden ignorar que a mí me votaron más de 183.000 marplatenses. No necesito nada de la gobernadora, pero el tema pasa porque mi investidura representa a todo el pueblo de Mar del Plata. En términos de lo personal, no me interesa un pepino”.
Ante esta situación, la postura del intendente es clara hacia los propios marplatenses: él considera que el pueblo es adulto, y que castigará estas actitudes del gobierno provincial: “Tenemos dos caminos. O seguimos dependiendo de los gobierno centrales, como sucede históricamente o le ponemos un freno a esto diciendo «acá estamos nosotros» también poniéndole el freno a los grupos económicos que continuamente explotaron la ciudad. Eso lo sabe todo el periodismo de Mar del Plata, pero no se dice”, remarcó.
El intendente se refirió a los empresarios que tuvieron gran poder en la ciudad, y sin decirlo, pensamos en la cercanía de Vidal con Aldrey Iglesias, que debe estar desesperado por regresar al dominio espurio de la ciudad: “temo que si me toca dejar la intendencia, los grupos de poder vuelvan a explotar la ciudad. No podemos volver para atrás con las explotaciones que hace un grupo de vivos. A la ciudad la arruinaron durante muchos años”, finalizó.
Ella
Claro que la gobernadora había tirado el guante cuando estuvo en Mar del Plata, y específicamente dejó en claro que no apoyaba la reelección del intendente. Dijo que Mar del Plata es una ciudad clave en función de su infraestructura logística, el puerto, el turismo, un polo tecnológico en desarrollo: “Acá hay mucho talento y hay que lograr que crezca”. A continuación agregó: “Por eso mandamos a las seis pymes a la misión comercial de Vaca Muerta. Quiero a la Provincia de Buenos Aires trabajando en el desarrollo de Vaca Muerta con su industria y eso incluye a Mar del Plata”, usando su infalible primera persona que excluye a la ciudad y a sus autoridades electas.
Preguntada directamente por las próximas elecciones y su posición en lo local, Vidal no hizo más que destacar su propia intervención en las obras de la ciudad, como mérito propio. A esto se refiere Arroyo cuando dice que en realidad se trata de una devolución del dinero que la ciudad misma aporta en la recaudación, que es mucho, y no de un regalo que viene a hacer la gestión provincial. Dijo la gobernadora: “Nos ocupamos, no somos opinadores ni diagnosticadores; estamos ahí cuando está el problema y yo creo que todo este esfuerzo vale la pena. Estamos en el camino que nos va a llevar a un final mejor. Y los marplatenses de verdad son capaces de elegir estar en un lugar mejor”. Valdría preguntar quiénes son para Vidal los marplatenses de verdad. Y en tal caso, de qué están hechos los demás.
Refiriéndose a la educación, la gobernadora dijo: “Si pienso en escuelas, la ciudad tiene 175 edificios escolares. Hicimos obras en 135, en 80 ya las terminamos y en 55 estamos en ejecución. Todavía falta. Tenemos que llegar a poner a punto y en valor los 175 edificios para que no tengamos chicos con problemas de gas en invierno”.
Allí, no perdió la oportunidad de aclarar que su apoyo no es para el gobernador actual: “Tengo dos buenos candidatos. Son distintos pero comparten los mismos valores, y creo que con cualquiera de los dos podríamos hacer mucho”. Parece mentira que el mismo intendente haya tenido que dirigirse por nota al Ministro de Educación de la Provincia —Alejandro Finocchiaro— para reclamar la aplicación del Convenio ME 421/09 y sus respectivos acuerdos complementarios, sobre todo en lo que atañe a la cláusula primera sobre el financiamiento del sistema educativo. Las cuentas indican que —teniendo en cuenta los últimos cuatro años, es decir la gestión actual— entre lo convenido y lo transferido hay una diferencia de $662.346.644 que están aún pendientes de cobro, es decir que fueron cubiertos por las arcas de la comuna, que no dispone de fondos para hacer frente a tales costos. De ese monto, más de 340 millones corresponden al ejercicio de 2018.
Lo mismo podría decirse con respecto a otras tantas obras públicas que la provincia se arroga, y que sin embargo se llevaron a cabo con esfuerzo de la municipalidad, porque la provincia no cubrió los porcentajes de financiación que se habían previsto. La gobernadora había dicho : “yo siento que el Gobierno nacional, con la Planta de Tratamiento de Residuos Cloacales, con el Acueducto del Oeste, con el Gasoducto, con tantas obras que no se ven pero que hacía décadas que se esperaban en Mar del Plata… y nosotros con la Central 9 de Julio, que le resolvió el problema eléctrico a la ciudad, todo el trabajo en el HIGA y el SAME, la pavimentación, porque la mayor parte de las cuadras pavimentadas en General Pueyrredon se pavimentaron con fondos nacionales y provinciales”. Todo eso.
Pero lo cierto es que el Acueducto Oeste se financió en un 33% con fondos provenientes de OSSE, que se abona a través de lo invertido en el centro de Abastecimiento Tucumán. Ese Centro, que se encuentra en un avance de 83%, implicó una inversión de más de 400 millones, que fue financiada íntegramente con fondos propios, plata de la comuna.
La gobernadora mientras tanto habla de sí misma y dice: “yo lamento que Arroyo no lo haya acompañado desde el Municipio. Lo lamento, pero no acompañó… Por eso tengo la esperanza de que Vilma Baragiola o Guillermo Montenegro, cualquiera de los dos, cambien la historia de la ciudad trabajando en equipo con nosotros”.
Al final va a tener razón la lectora. Lo que Pedro dice de Juan habla más de Pedro que de Juan. Si la gobernadora prefiere acomodar los números a su medida para borrar la figura del intendente y acomodar a sus propios candidatos, nos habla en realidad de ella. Si puede bajar al intendente local del palco oficial para destacar su propia figura, no hace más que mostrarse a sí misma como uno más de los políticos que tratan a esta ciudad balnearia como si fuera su patio de atrás. Vidal nos debe respeto.