Covid-19 | La desprotección de los adultos mayores con respecto al virus no tiene prensa. Ellos tienen enfermedades previas, ganan menos dinero, y están solos. Las políticas de Estado deberían centrarse en protegerlos, pero mueren ocultos por el silencio.
El primer caso confirmado de COVID-19 en Argentina se dio a conocer el 3 de marzo de 2020. Al 3 de diciembre de 2020, se confirmaron 1.447.732 casos de personas infectadas y 39.305 muertes en total. El primer fallecido del país y de América Latina había sido un hombre de 64 años que había viajado a París, pero que tenía enfermedades preexistentes que complicaron su cuadro. Nos quedamos tranquilos.
Nueve meses después, toda la prensa mira a la vacuna. El Reino Unido se convirtió en el primer país del mundo en aprobar esta prevención contra el coronavirus desarrollada por el laboratorio Pfizer, y está en camino a la vacunación masiva. Su agencia dice que es segura, y que las primeras 800.000 dosis estarán disponibles a partir de la próxima semana. Se dará prioridad a las personas mayores, a aquellos en residencias de ancianos, y al personal sanitario. La vacuna está siendo producida en Bélgica, y se suministra en dos dosis con 21 días de diferencia.
Mientras tanto, otro sector de la población pretende entender algo de lo que nos está pasando a nosotros, más allá de los fulgurantes titulares que muestran los números de casos.
Bibiana Germán, médica clínica del HIGA, Julieta Centeno, médica familiar del CAPS El Martillo, Gerardo Pássera, médico geriatra de la unidad gerontológica municipal, Marta Bartoli, médica clínica de la misma unidad, y María Alejandra Martínez, estudiante de la carrera de psicología, formaron un equipo que llevó a cabo un estudio privado que buscó arrojar alguna luz acerca del fenómeno que nos atraviesa, es decir, la pandemia mundial del nuevo virus.
Las conclusiones a las que arribaron indican que el municipio de General Pueyrredón muestra mayor índice de mortalidad por Covid-19 comparado con los demás partidos de la Región Sanitaria VIII. Una de las causas podría ser el mayor envejecimiento poblacional de Mar del Plata, ya que la mortalidad de personas de 60 y más años representa alrededor del 90% de los fallecimientos. Resulta bastante similar el número entre los grupos de 60 a 79 años y el de los fallecidos que tenían 80 o más años.
Puede verse además que, si bien el porcentaje de mortalidad general es mayor en personas de sexo masculino, en los fallecidos de 80 y más años predomina el sexo femenino. Esto podría deberse a que, en esta última etapa de la vida, hay mayor número de ancianas.
Dice el informe: “Este fenómeno se observa, además, en los residentes de 60 y más años de los hogares de larga estancia. El número de muertes por esa causa analizadas en este trabajo, con fecha de corte el 31 de octubre de 2020, ha tenido un aumento a la fecha de edición del mismo (1 de diciembre de 2020) de 15,9%, llegando a 999 el número de óbitos. De todas formas se considera que los valores al 31 de octubre son significativos para mostrar las tendencias en cuanto a edad, género y pertenencia a hogares de larga estancia de los fallecidos”.
Han podido establecer que la población del partido, que a la fecha representa un 1,5% de la población total del país, ha sufrido el 2,56% de las muertes por enfermedad producida por Covid-19 en Argentina.
Específicamente, en lo que se refiere a las residencias geriátricas, las cifras determinan el número de plazas, es decir, solamente el cupo, y no el número de residentes que efectivamente están allí alojados, aunque la ocupación es en general muy alta.
El informe
El doctor Pássera, en entrevista exclusiva para la 99.9, explicó la modalidad por la que se llevó a cabo el trabajo, y destacó que se realizó un relevamiento de datos por vía telefónica. La gran mayoría de las residencias geriátricas con las cuales se estableció contacto respondieron adecuadamente, y demostraron interés por parte de autoridades, profesionales o personal a cargo, aunque hubo algunas en las cuales predominaron las evasivas, la negativa de datos, la falta de coincidencia en los reportes entre dos o más interlocutores contactados, o directamente la falta de respuesta.
Específicamente en los hogares de larga estancia —aquellos que trabajan con PAMI— refirieron, en general, distintos grados de apoyo por parte de sus autoridades. Hay en ellos más hisopados a los abuelos, y al personal a cargo. Pero, según el informe, los centros privados que no trabajan con afiliados a esta obra social manifestaron un sentimiento de indefensión durante este período de pandemia. Hay menos control, y menos recursos.
En las instituciones que no presentaron fallecimientos por COVID-19 se generó la impresión de que la causa principal del buen resultado era tener personal exclusivo, y no con pluriempleo, es decir, personal que se desempeña en varias instituciones. También se evaluó como positiva la experiencia de los hogares que implementaron grupos de trabajo que convivieron con los residentes por períodos más prolongados que una jornada laboral, y así cumplieron el aislamiento preventivo con los ancianos.
Dicen las conclusiones del trabajo: “Teniendo en cuenta lo ocurrido con anterioridad en países que pasaron antes por la llamada primera ola de la pandemia, puede decirse que en el Municipio del Partido de General Pueyrredón no ha habido demasiadas variaciones con respecto a estos en cuanto a la distribución por edad y género”.
Es decir, que nos pasó lo mismo: vimos venir la experiencia ajena, y no pudimos atajarnos de nada. Hay similitudes con algunos países al analizar la condición de residentes de hogares de larga estancia de los fallecidos. Sin embargo, se considera que el número de muertes en adultos mayores internados en General Pueyrredón debe ser muy superior al obtenido en este trabajo, porque no pudieron contactarse los hogares no habilitados, que no figuran en las listas oficiales recibidas. Más precisamente, no figuran en ninguna parte. ¿Cómo tomar una medida de protección con ellos? ¿Quién controla esos sitios?
El doctor Pássera fue muy medido a la hora de evaluar los resultados alcanzados por su trabajo: “Es un trabajo sencillo”, dijo, “pero sus datos son verdaderos”.
Segunda oleada
Los autores consideran —como parte de las conclusiones a las que arribaron— que hay que observar muy precisamente las características de la llamada “segunda ola” de la pandemia en Europa, para priorizar las acciones referidas a evitar la mortalidad en los hogares de larga estancia para personas mayores.
Eugenio Semino es abogado y especialista en gerontología, y se desempeña actualmente como Defensor de la Tercera Edad. En su entrevista con la 99.9 afirmó: “hoy hay una crisis humanitaria en Argentina para con los adultos mayores, que han perdido el 40% de su poder adquisitivo”. Explica que la cifra de adultos mayores jubilados con la mínima de $18.000 es escandalosa y que, si sumamos que una enorme mayoría de los muertos por la Covid-19 son adultos mayores jubilados, estamos ante una crisis inédita.
Para colmo de males, los ancianos que atravesaron la enfermedad y sobrevivieron han quedado con enormes secuelas, que requieren dinero para su tratamiento, del cual no disponen. Encima, las familias que ayudaban a los que tienen el haber mínimo ya no lo pueden hacer, porque han perdido sus empleos.
“En este marco”, dice Semino: “la política discute cuestiones periféricas. Se ha cronificado esto. Mientras discutimos otras cosas, se sigue sacando plata del sistema. Se trata de un pensamiento primitivo, atrasado respecto al mundo más allá de cuestiones ideológicas”.
En Argentina hay cientos de programas de asistencia al adulto mayor, según explica el experto, que procuran ayuda, promoción y subsidios. Pero considera que esto es inútil, que la miseria del jubilado mantiene los programas ineficientes de los punteros políticos.
Siguiendo datos oficiales aportados por la Municipalidad del Partido de General Pueyrredón, el número total de residencias geriátricas habilitadas es de 130, con un número de plazas de 30.536. Los resultados del relevamiento de residencias geriátricas afectadas por Covid-19 realizado por los autores del informe indican que, en la provincia de Buenos Aires, se confirmaron un total de 574.596 casos Covid-19, de los cuales 491.696 se encuentran recuperados, y se registraron 18.763 fallecidos.
La tasa de letalidad en la provincia es de 3.27%, y en la RS VIII se confirmaron 36.278 casos distribuidos en 16 municipios. Hubo 1.128 óbitos, de los cuales 882 fueron residentes del partido de General Pueyrredón. La tasa de letalidad informada es de 3.1% para la RS VIII y 3.8% para Partido de General Pueyrredón. La gente muere en los asilos, pero más aquí, porque Mar del Plata es hoy una ciudad envejecida. Y sola.