La Liga de Compradores | Sigue el escándalo de La Liga, pero nadie reconoce haber hecho oídos sordos. Nadie veía a los dueños de las subastas, ni a sus testaferros. ¿Quién ponía la plata para tantas inversiones juntas? Los que salían ganando.
La organización ilegal conocida como La Liga estaría liderada por los ciudadanos Oscar Roberto Larluz, Luis Alberto Puga y Héctor Ricardo Monteros, quienes eran los mayores beneficiarios de los métodos ilícitos de la organización. También resultarían ser ellos quienes dirigían el plan dentro y fuera de la sala de subastas: daban las órdenes y decidían quién sería el adjudicatario del bien y a qué precio final.
La organización se conformaba también con los aportes de Diego Alejandro Larluz, Fernando Roberto Larluz, Alejandro Javier Fernández, Sergio Alberto Puga, Juan Carlos Hugo Vacatello, Aníbal Raúl Simón Soria, Leandro Nahuel Soria, Gustavo Alfredo Cheppi, Horacio Jorge Panizzo y Carlos Héctor Abitante que eran los pretendidos inversores que habrían aportado dinero para la adquisición de los bienes subastados. Gracias a eso, seguramente obtuvieron importantes réditos económicos porque cobraban comisiones por su intervención ilegal, o por las transacciones posteriores.
También están Julio César Consorte, Patricio Pablo Consorte, Roberto Daniel Andino, Leandro Andrés Marqués, Marcelo Phillipp y García, Pablo del Corazón de Jesús Quiroz, Sergio Tadeo Mazur y José Luis Violini que serían los factores de presión. Los que intimidaban, desalentaban a los posibles postores, y captaban a los interesados durante la visita previa de la subasta o en las afueras del Colegio de Martilleros. Ellos eran los que le ofrecían a los eventuales interesados la única alternativa para comprar: aceptar las condiciones de La Liga. Acosaban, amenazaban, o coaccionaban durante el desarrollo de la subasta a todo aquel que osara levantar la mano para ofertar sin la autorización de la organización. Finalmente, la Liga contaba también con los aportes de Miriam Elizabeth Lamas, Marta Susana Mariano y María Luján Fernández que habrían hecho de testaferros para la adquisición de bienes subastados por parte de La Liga.
La investigación se basó en el registro audiovisual de las subastas, que permitió ver la manera en la que estos roles se definían con gravísimas irregularidades. Se pudo observar cómo distintas personas identificadas como integrantes de La Liga, en forma claramente orquestada, recurrían a los gritos, al bullicio, al despliegue de conductas intimidatorias y a amenazas que generaban un caos para impedir a los compradores reales la posibilidad de pujar libremente por el inmueble subastado, lo que terminaba favoreciendo a Oscar Larluz y sus secuaces.
Dice el informe de la fiscalía a través del CATI: “En consecuencia, de las imágenes visualizadas y de los testimonios antes citados, queda bien en claro que las conductas intimidatorias y amenazantes desplegadas en comunidad por Sergio Tadeo MAZUR, Pablo del Corazón de Jesús QUIROZ, Simón QUIROZ —los tres foráneos — y Marcelo Alejandro PHILIPP no sólo cumplieron su finalidad —acallar a la Sra. Susana Raquel RUIZ coartando su libertad para pujar — sino que también fueron decisivamente funcionales a los intereses de “La Liga” y en particular a Oscar Roberto LARLUZ, quien a la postre resultó adquirente del bien subastado”.
Marcelo Philipp y García está vinculado estrechamente una barra brava de fútbol y es una persona de máxima confianza de Oscar Larluz, al punto que está autorizado a conducir su vehículo Chrysler. A su vez, Sergio Manzur y José Luis Violini están autorizados a conducir el Audi A3 de Marcelo Philipp y García. La vinculación data desde el 2005.
Los denunciantes
El abogado Esteban Fraile fue quien impulsó la investigación a La Liga en Mar del Plata porque sus clientes resultaban víctimas de aquellos delitos. El letrado habló en la 99.9, y consignó: “lo del colegio de Martilleros es increíble, también está el patético comportamiento del Poder Judicial”.
Todo comenzó porque uno de sus clientes le había dicho que cada vez que iba a comprar algo a una subasta lo agarraban en la puerta, y le decían que si levantaba la mano se la cortaban. Agrega el letrado: “A mi cliente le pegaron un puntazo a cuadras del Colegio de Martilleros, pero lo podrían haber matado”.
Las denuncias existían, el conocimiento sobre el accionar de este grupo estaba instalado hace mucho tiempo y el abogado advirtió sobre una cobertura judicial del tema: “hay que discriminar entre la cartelización y el uso de la violencia donde Roberto Larluz es el responsable. Llegó ahí porque se reía de las denuncias penales que le hacíamos. No obtuve un fiscal que hiciera algo. Se está vendiendo como un gran logro del poder judicial, algo que ha sido un absoluto fracaso”.
Si bien los investigadores centran su acusación en una asociación ilícita de Oscar Larluz, Luis Puga y Héctor Monteros, se investigan también las maniobras desarrolladas por la familia Salminci, que si bien no formaba parte de La Liga de Compradores, también es acusada de acciones delictivas de parecido tenor.
Los integrantes de La Liga de Compradores resultaron ganadores en 324 subastas de las 510 finalizadas positivamente durante el periodo comprendido enero de 2013 y octubre de 2018, es decir en el 63,53%. Prácticamente en 2 de cada 3 remates judiciales llevados a cabo en el Colegio de Martilleros y Corredores Públicos departamental se impuso la oferta de alguno de sus integrantes. Esas 324 operaciones realizadas por La Liga ascendieron a la suma total de $105.126.751 y US$274.100, lo que se traduce en el 59,63% y 41,80% del total del volumen de dinero implicado en las subastas judiciales. Por supuesto que estas cifras no computan aquellas operaciones que fueron realizadas por terceros ajenos a La Liga, pero en connivencia, ni tampoco las que ganaron sus testaferros o distintas sociedades comerciales de las cuales forman parte sus integrantes.
Martilleros
El tema se transformó en eje de la información en Mar del Plata ante los allanamientos que se realizaron para tratar de desbaratar la denominada Liga de Remates, pero no es nuevo.
Durante años, en Noticias & Protagonistas se dio voz a los afectados. Cualquiera creería que quien más debería saber cómo funcionaba este grupo sería el presidente del Colegio de Martilleros de Mar del Plata, Miguel Ángel Donsini, quien habló en la 99.9, y relató que ejerce la presidencia desde 1994. Explicó que ya desde aquel momento se decía que había una Liga de Rematadores o Martilleros, imagen de la cual muchas veces había tratado de despegarse. Expuso: “Veíamos gente que llegaba en grupo, a veces eran 4 y 4 que se peleaban. Los remates se hacían en cualquier lugar. La subasta empezaba y terminaba en un expediente”.
En su momento, fue consultado por este medio respecto de lo que estaba pasando y negó conocer el funcionamiento de este grupo. En este caso, planteó que las cámaras eran para que hubiera un control, porque ellos pretendían hacer una diferencia en las tareas del Colegio. Explicó además que es el juez quien elige dentro de un sorteo al profesional que hará el remate, y que él no tiene ninguna intervención para manipular eso.
Respecto de su colaboración con la justicia, Donsini señaló: “yo soy el primero que voy de testigo, pero no puedo decir si es La Liga una mafia o un grupo de asesinos. El que le tiene que poner el nombre es el juez. Si a mí el juez me indica que hay una impugnación y depende de la inmobiliaria, ahí podemos actuar”, se escudó.
En el camino, señaló un dato que no se había dado a conocer y que ha sido la impugnación judicial de algunos remates que volvieron para atrás. Afirmaba: “A nosotros como profesionales también nos molestaba todo esto, y por eso tratamos de darle seguridad. Siempre lo intenté de todas las maneras posibles, dentro de una institución”.
Es evidente que no le venía saliendo, es decir que en el caso en que haya intentado efectuar las impugnaciones necesarias para que la Liga no prosperara, no tuvo eficacia. La justicia deberá ahora determinar si hubo ocultamiento o negligencia por parte del Colegio de Martilleros.
Si cualquier vecino de Mar del Plata sabe de la existencia de la Liga, sólo podemos pensar que a ellos los dejaron jugar como querían. Con cualquier martillero. Con cualquier juez. Por algo somos la ciudad del desastre inmobiliario.