Robo a escuelas | Recrudecen los robos a edificios escolares. La presidenta del Consejo Escolar y el fiscal Martínez Soto llevan a adelante acciones para prevenir semejantes delitos. Persiste la paradoja de ir en contra de la institución que podría darles a los ciudadanos la oportunidad de cambiar de vida. La pregunta es: ¿por qué atentar contra la escuela?
Quebrar un círculo vicioso es el desafío. El que se crea cuando el delito es robar precisamente una escuela, sin ver que esos objetos de valor están allí solamente para sostener los aprendizajes de todos los miembros de la sociedad, jóvenes y adultos. Cosas valiosas que son, precisamente, de las personas que concurren a la escuela, y de los que van a concurrir. Incluso, por qué no, de esos mismos que las robaron, y de sus hijos, si se cumple la percepción de quienes dicen que los ladrones son del barrio.
En las últimas horas se realizó un allanamiento que condujo a identificar a un menor de edad que estaría vinculado con los hechos más recientes, ya que tenía en su poder una serie de elementos sustraídos de las escuelas 60 y 43, que funcionan en el mismo edificio. Entre los bienes recuperados hay 40 netbooks del Plan Conectar Igualdad, dos equipos de música, cinco microscopios, una docena de mochilas, diversos útiles escolares, tubos de ensayo, pipetas y diversos elementos de laboratorio. Además, se encontró un monitor LCD de 19 pulgadas y un modem de WiFi.
Pero al tratarse de un menor de edad, el detenido quedó bajo la intervención del fiscal del fuero de menores, Walter Martínez Soto, quien habló en la 99.9: “Se libró una orden de allanamiento ayer respecto de una persona que está individualizada con un apodo y un posible apellido. Tampoco teníamos certeza de que era menor, pero se realizó el allanamiento y constataron que tiene 17 años, por lo que intervine. El menor quedó imputado por robo agravado”, advirtió.
A nadie escapa que en el caso de que el mismo joven haya sido el autor de al menos uno de los hechos que se investigan, no puede haber robado solo esa cantidad de elementos: es necesario que haya existido una red de adultos que sostuvieran el procedimiento a la manera de cómplices, responsables físicos e intelectuales, y además, adultos a cargo del menor. Al respecto, dijo el fiscal: “hay sospechas de que fueron varias las personas que participaron. Se secuestraron demasiados elementos para ser robados por una sola persona. Quienes robaron querían hacer un daño puntual a la institución educativa”.
¿Es posible esto? ¿Es posible que un joven desee hacer daño expresamente a un edificio escolar, o le da lo mismo ingresar en cualquier sitio porque la escuela no representa para él nada diferente de lo que representa cualquier otro edificio? El fiscal Martínez Soto afirma que sí. En su análisis trató también el factor social del daño a la propiedad que está instalado, y que no será resuelto seguramente de manera inmediata: “hay situaciones sociales que escapan al Poder Judicial y nos va a llevar mucho tiempo revertir, aunque el debate es muy amplio”.
Su experiencia indica que ha mutado el delito en la ciudad. A criterio del fiscal, de la verificación de delitos individuales se pasó a familias completas que se dedican a este tipo de actos delictivos, ya no de manera eventual sino permanente: “el que delinquía antes no estaba vinculado a familias que venían del delito. Eso ha cambiado porque se está transmitiendo por generaciones, y si bien el discurso es que son personas excluidas, en este caso puntual, como en otros, hay una autoexclusión, ya que optan por situaciones más fáciles. Les resulta mejor el rendimiento económico robando que trabajando. Nadie obliga al otro a trabajar o estudiar, pero la Constitución obliga al respeto del derecho del otro”. Son palabras del fiscal.
El caso
Lo cierto es que un adolescente de 17 años fue detenido tras un allanamiento en una casa del barrio Parque Hermoso, en el que se secuestraron las cuarenta netbooks robadas a la Escuela 60 el pasado lunes. El joven fue trasladado al Instituto Cerrado de Menores de Batán, imputado por robo agravado por su comisión en poblado y en banda, y daño agravado. Participaron del operativo tanto personal policial como de la Fiscalía n°8 y del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil.
Se espera que en las próximas horas el fiscal Martínez Soto le tome declaración indagatoria por su participación en el hecho investigado. Entre una gran cantidad de hechos similares acaecidos en los últimos meses, se habla aquí precisamente del robo que sufrió el edificio que comparten las escuelas 60 y 43, ubicado en Tetamanti al 6400. La escuela había sido asaltada durante un fin de semana, y el hecho fue descubierto por la directora, que inmediatamente denunció que personas desconocidas habían ingresado a la institución por una ventana que rompieron.
La presidenta del Consejo Escolar, Sofía Badie, se ha referido en varias oportunidades a la dolorosa realidad de los robos reiterados a edificios escolares. Ya en el pasado mes de julio, mencionaba para la 99.9 diversas medidas que pretendían dar una pronta respuesta a los directivos de los establecimientos que sufren hurtos: “Ayer robaron nuevamente la Escuela 33, después de que el intendente había donado los elementos de la cocina. Se robaron todo de nuevo, encuentran los puntos débiles de los establecimientos y es una batalla”.
Los robos en escuelas de Mar del Plata son una constante. Estas situaciones generan enorme angustia en los miembros de la comunidad educativa, y por eso, desde el Consejo Escolar, trataron de buscar diversas alternativas para dar una respuesta a la prevención de estos hechos vandálicos que no se detienen.
Para el corto plazo, la salida que proponía apuntaba a crear un grupo de WhatsApp mediante el cual advertir estos hechos para poder actuar, desde todos los ámbitos, lo más rápido posible. Así lo explicó la presidenta del Consejo, Sofía Badie, en la 99.9: “cuando las cosas empiezan a parecernos normales, es grave. Como funcionarios no podemos quedarnos mirando y no hacer nada. La idea surgió en el momento en que nos reunimos en el Consejo Escolar a pensar juntos con el jefe de la policía de la provincia y la local, los directivos, orientadores sociales y representantes del Foro de Seguridad”. Agregaba: “queríamos empezar por algo, aunque fuera pequeño. Hicimos una reunión con Fabio Astor y pensamos en armar un grupo de WhatsApp”. Se refiere así al comisario Fabio Astor, designado como jefe de la Departamental local de la Policía de la provincia de Buenos Aires, cargo en el que reemplazó a Carlos Testini.
Las medidas
Así explicaba la forma en la que pensaban trabajar en la prevención del delito: “esto se acciona desde el momento en que le avisan a la directora que se disparó la alarma. Ella escribe, e inmediatamente se manda un patrullero al lugar. También acordamos acompañar a las directoras en un horario a acordar, porque los directivos siempre tienen que concurrir solos luego del robo”. Se trata de un método, simplemente, pero tratarán de seguir avanzando: “sirve desde ese lugar porque quedamos todos interconectados. Estamos volcando ideas entre todos para custodiar las escuelas”.
Por supuesto que esto no es todo. Porque la realidad obliga a que permanentemente se esté tratando de buscar la forma de prevenir el delito. Porque la Escuela 33, por ejemplo, ha sufrido más de un robo. En el más reciente, se llevaron hasta lo que se había comprado gracias a la solidaridad de la comunidad y del intendente Arroyo: “Estamos luchando contra algo muy grande, porque cuando uno arregla, enseguida rompen todo”, decía Badie. En el caso de este establecimiento, explicaba: “las ollas son muy caras y después se venden por el valor del metal, así que estamos pensando medidas como mandarlas a grabar, pero son cosas complejas que tenemos que abordar”.
Badie se refirió a los últimos robos que padeció la escuela de Valle Hermoso, y la particularidad es que en esta ocasión todo indicaba que los delincuentes habían entrado con su propio juego de llaves, presuntamente sustraído, aunque no denunciado.
En la nota se detallaba que el jefe Fabio Astor colabora todos los días para el cuidado de las escuelas de riesgo, ya que ubica custodios dentro de los edificios: “Las maestras llevan las llaves a las comisarías”, explicó Badie, a la vez que narró que se estaba ocupando de la compras de alarmas, censores y mayor cantidad de rejas de seguridad.
Durante el mes pasado, el tema fue el Jardín 943 del barrio Autódromo, víctima de hechos de vandalismo y robo que acontecieron unas 9 veces: “No es que no nos estemos moviendo” explicaba la presidenta del Consejo, “y el jefe de policía es increíble como colabora. Deja el patrullero toda la noche. El trabajo es permanente en acompañar a la directora, para lo cual nos vamos turnando. Desde lo técnico, planeamos instalar cámaras. Ahora estamos poniendo rejas nuevas”.
Los hechos “vulneran los derechos de todos”, decía, “pero no se puede hacer nada”, agregaba a la vez que narraba que habían estado reunidos trabajando para arreglar el botón antipánico sin saber que iban a robar esa misma noche. Y allí es donde sea posible plantear una discrepancia, cuando como sociedad no es necesario aceptar que no sea posible hacer algo. Si la policía cumple su tarea, sólo resta que se cumplan todos los eslabones de la cadena. Si el fiscal está ocupado en lo suyo, eso es hacer algo, y la situación debe necesariamente modificarse.