Cortes de ruta | Múltiples denuncias por cortes llevados a cabo en las diversas rutas que rodean la ciudad. No hay reclamo que justifique la acción compulsiva de impedir que el otro circule por el territorio. Como si fuera poco, hubo conductas violentas.
Como es de público conocimiento, un grupo de personas que decían pertenecer a algunos partidos políticos y determinadas organizaciones sociales, realizaron el pasado 27 de mayo varios cortes de tránsito que impedían la circulación, los cuales no habían sido habilitados por el municipio.
El primero fue en Ruta 226 y Tarantino, que comenzóen la mano hacia Balcarce.
Al día siguiente continuó en el mismo lugar, pero se le sumó un acampe multitudinario. En la oportunidad,se pudieron verificar banderas de los grupos La nueva Esperanza y Madres y Padres en Lucha por una Vivienda Digna.
El otro corte que se pudo verificar el mismo día, se realizó en avenida Luro y Leguizamón. Según los testigos se inició a las 09:13, e impidió la circulación en ambas manos de la principal arteria de la ciudad. En esa oportunidad, hubo banderas que identificaban la pertenencia al grupo Movimiento Teresa Rodríguez (MRT).
En tercero de los piquetes se realizó en las calles Zabala y Strobel, el mismo 27 de mayo, pero esta vez a las 10:18. Presuntamente, se trataría de personas pertenecientes al grupo Cooperativa Trabajar. Mientras tanto, en la Avenida Mario Bravo en su intersección con Avenida Edison, el corte total realizado el mismo día comenzó a las 10:11, y abarcó ambas manos de circulación de las dos arterias. Se pudieron identificar banderas pertenecientes al grupo Polo Obrero.
Pero como si esto fuera poco, un quinto corte se realizó en Polonia y Avenida Fortunato de la Plaza a partir de las 10:50. Cortaron ambas manos de circulación de las dos avenidas, y pudo verse que había banderas de los grupos Movimiento Argentina Rebelde y Polo Obrero.
El sexto corte completo pudo localizarse en avenida Juan B. Justo en la intersección con la calle J. N. Fernández. Fue el mismo día, y en esta ocasión solamente estaban los integrantes del Polo Obrero.
El corte número siete es de altísimo impacto, y obstruye la Ruta 88 en la intersección con calle Hugo del Carril, también atribuido a personas que integran el grupo del Polo Obrero.
El octavo, quizá menos visible en pleno invierno, fue el que cortó la Ruta 11 y Calle 445, a la altura del Barrio Playa Serena.
Ocho cortes de ruta que se iniciaron en horas de la mañana y fueron muy nutridos con la cantidad de integrantes: impidieron no sólo la circulación de quienes tenían que desempeñarse en diversas tareas, sino además la circulación de camiones, la distribución de mercaderías perecederas, y el paso de transportes colectivos de pasajeros. Todos a la vez, en todas las entradas y salidas de la ciudad. Nadie lo impidió y —según el relato de los testigos— las fuerzas de seguridad intervinieron poco y nada.
Una muestra
María Cristina es una oyente de la 99.9 y se comunicó con la emisora con el fin de denunciar lo que le sucedió a su hija, Laura, que es docente rural y pretendió circular por la ruta para llegar a la escuela en el día de los cortes.
Decía: “Ella es docente en una escuela rural. Se encontró con el piquete, y allí los manifestantes la rodearon y no la dejaban pasar. Se puso mal porque estaba la policía delante y nadie hizo nada. Se le acercaron con palos, y ella les decía que la dejaran pasar porque quería ir a trabajar”.
Laura recibió insultos de toda clase, y su madre relata que, si bien no había gente con la cara tapada ni con armas, sí había un señor que aparentemente era el que dirigía a ese grupo. Laura les preguntó qué necesitaban, y ellos le contestaron que pedían trabajo y alimento. Entonces, la docente les ofreció trabajo y comida, lo que había en el colegio.
Laura les dijo: “yo te pago el día, subí a mi auto yo te llevo y vos me ayudas a pintar, a barrer el patio, a limpiar y yo te doy la comida del colegio”. Todos decían que no, que no podían abandonar a los compañeros.
La situación no era la mejor y el clima de violencia se fue incrementando ante la increíble pasividad de los efectivos de policía que estaban presentes. Según el relato, los manifestantes le querían romper el auto y la policía no intervenía en ningún momento. Decía María Cristina: “estaban a 20 metros y la miraban desde dos patrulleros”.
El relato cierra cuando una persona sin identificar se acercó por la ventanilla y, viendo que Laura llevaba un ponchito encima de su guardapolvo, le levantó el abrigo con un palo y le dijo: “quiero ver si vos tenés el guardapolvo porque son todas unas mentirosas”, a lo que Laura le respondió ofreciendo su permiso para transitar que la identificaba como docente.
La maestra dice que ya no sabía cómo hacer para que la dejaran pasar, y necesitaba llegar a su trabajo. En ese momento, alguien apareció: una persona que agarró la puerta del auto, tiró de allí y le rompió la cerradura. El manifestante se subió al vehículo y se sentó al lado de Laura. Sin más le dijo: “te voy a hacer un favor y te voy a ayudar a cruzar los frontones. Pasa despacio porque está la ruta llena de chicos: no me toques ni un chico porque te va a ir mal”.
Ella relata que iba muy despacito con el manifestante como acompañante, y que en cada corte le rodeaban el auto. Entonces, él sacaba la mano por la ventanilla para que la dejaran pasar. Dice, además, que cuando llegaron al quinto corte sí había gente armada con armas informales, facas, y con la cara tapada. El acompañante la dejó, y en el momento en que se bajaba ella le dijo que todo esto le parecía ilógico. El hombre realizó un movimiento rápido, y le hizo dos cortecitos en el cuello con algo cortante que llevaba en la mano. Relata María Cristina que el hombre le dijo a su hija: “ojo con lo que haces”, en tono amenazante.
Según recuerda hoy, este día fue traumático para ella y terminó con una crisis de nervios. Pudo llegar hasta una estación de policía cerca de la escuela donde ella trabaja, y allí le tomaron la denuncia por secuestro y agresión. Habló con el comisario y además le preguntaron si quería seguir con la denuncia. Ella preguntó si iba a pasar algo con su denuncia y, según afirma, el policía le respondió que no.
Las denuncias
Los acontecimientos de mayo provocaron un firme posicionamiento, no solo de la comuna sino además de la ciudadanía, que pretende dejar en claro que esta no es la manera de reclamar por las necesidades de los más vulnerables y que se trata de un mecanismo de presión que genera dificultades para otras personas, que son también trabajadores, que ven sumada una dificultad y enorme estrés al ahora de llegar al trabajo.
Hay hasta el momento 3 denuncias por cortes en la Ruta 2 y simultáneamente en avenida Luro e Yrigoyen. Otra denuncia apunta al corte por corte en la Avenida Félix U. Camet y Constitución. Hay otra presentación que describe los 8 cortes simultáneos en distintos puntos de la ciudad. Y una última denuncia se refiere al corte en Ruta Provincial N° 88, a la altura del kilómetro 3.5, es decir la fábrica de Textilana.
Son varios los funcionarios municipales que hacen suya la voz de la denuncia ante la policía departamental de la ciudad y ante el jefe de policía. Provienen de Horacio José García, el Secretario de Seguridad del Municipio de General Pueyrredón, de Gustavo Gabriel Jara, Subsecretario de Operaciones de la Secretaría de Seguridad del Municipio de General Pueyrredón, y de Martín Alejandro Ferlauto, Subsecretario de Planificación y Control de la Secretaría de Seguridad del Municipio de General Pueyrredón.
Pero esto no es todo: con el mismo peso y la misma importancia debe encabezar el expediente la denuncia de una docente común y corriente, sin cargo político, que terminó asustada y con un corte en el cuello. Porque no hay ningún derecho a que la policía le diga que no va a pasar nada. Porque su denuncia pesa lo mismo que la de los funcionarios de la comuna. O debería.