Parole, parole…

El estado de los centros de salud de injerencia municipal es desesperante. No sólo en cuanto a lo edilicio, sino también a la falta de insumos médicos y aun de profesionales. El resultado es malo para todos: los pacientes sobreviven a su suerte; los médicos y enfermeras, enferman. Desde su nube de cartón, el intendente sigue prometiendo.