Denuncia contra Bava | Grave denuncia contra el juez Bava. Parece que firmó una sentencia en un juicio del cual no había participado, en reemplazo de un juez que se jubiló de golpe. Pasó a firmar no más, total…
Gerardo Ibáñez, Sebastián Olmedo Barrios, Pedro Pablo Pusineri, Nicolás A. Corleto, Carlos Horacio Meira, Carmen M. Ibáñez, Luis Cevasco y María Laura Olea denunciaron al juez Martín Bava por falsedad ideológica por haber falsificado un acta, sin prejuicio de que haya otros delitos detrás de este. En la misma denuncia caen en la volteada los ilustres Roberto Atilio Falcone y Mario Alberto Portela, porque formaron parte de la misma patraña.
Resulta que estaban interviniendo en una causa por homicidio agravado con ensañamientoy alevosía, con el concurso de dos o más personas, más privación ilegal de la libertad agravada, es decir un juicio de enorme peso a celebrarse enel Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Mar del Plata. En la causa se incluirían también aquellos a quienes se pudiese individualizar durante la investigación como coautores, instigadores, cómplices o encubridores de semejante delito. Allí, el juez Bava firmó la sentencia sin haber estado en el proceso.
Ahora se alza contra él una denuncia penal y otra ante el Consejo de la Magistratura: el ex procurador porteño Luis Cevasco acusó formalmente a Bava y sus colegas Falcone y Portela por esa supuesta falsificación de un acta en un juicio oral. El ex jefe de los fiscales dijo que esta falsificación se puede constatar simplemente si se comparan los videos de ese proceso judicial donde no se ve a Bava que, sin embargo, firmó la sentencia: “Las falsificaciones en cuestión tuvieron por finalidad legitimar la intervención del Juez Dr. Martín Bava en el dictado de la sentencia, pues nunca participó en modo alguno del debate y se insertaron presuntas conformidades de las partes para que se le remitieran video grabaciones del juicio”, afirma la denuncia.
¿Cómo se llegó a fraguar un acta? El referido tribunal que debía decidir en ese juicio por homicidio estaba integrado por Falcone, Portela y Alfredo Ruíz Paz. Martín Bava —el cuarto juez— era en ese momento titular del Juzgado Federal de Azul. Durante todo el larguísimo proceso de debate, Bava nunca estuvo presente: apareció únicamente a la audiencia de las palabras finales en la que se leería el veredicto, es decir el 27 de abril de 2020.
Bava nunca estuvo presente, pero no obstante firmó la sentencia porque, después de todos los alegatos, las partes fueron notificadas de la renuncia del juez Ruíz Paz. Parece que el salió disparado, apremiado por acogerse al régimen jubilatorio anterior, que le resultaba más beneficioso que el que le tocaba si se jubilaba después, porque en esos días el régimen de jubilación se modificaba con tratamiento parlamentario. Dice la denuncia: “Es decir que de un día para el otro, el magistrado que sí había presenciado todas y cada una de las audiencias, ejerciendo la presidencia en muchas de ellas, formulando preguntas a los testigos, deliberando con los otros dos vocales cada vez que el pleno fue resolviendo las distintas incidencias que se fueron suscitando en el debate y que fundamentalmente presenció las alegaciones de esta defensa, literalmente desapareció del juicio, nada más ni nada menos cuando lo único que restaba realizar era la deliberación y dictado de sentencia”. Entonces, Bava apareció al final y firmó lo que no había presenciado, para resolver el asunto.
El caso debe ser investigado por la Comisión de Disciplina del Consejo de la Magistratura, “pues importan graves delitos, en cuanto a la falsificación de actas y dictado de la sentencia por un Juez (Bava) que no estuvo en el debate, y de mal desempeño funcional en la injustificada demora en tramitar la denuncia consecuente”, destacó Cevasco.
La trayectoria
Según cuenta el currículum, Bava fue nombrado en el juzgado de Dolores, cargo por el que había concursado en 2008, aunque en su examen ante el Consejo de la Magistratura había quedado fuera del concurso porque la nota obtenida era un 2 (dos). Ya en 2009 insistió, y concursó para el juzgado de Azul,y obtuvo el puntaje más bajo de todos, 23 sobre 100 puntos, es decir un 2,3. También resultó eliminado, es decir desaprobado, pero sin embargo ahora se propone como titular del juzgado federal N°2 de Azul. La queja principal proviene del Colegio de Abogados de Azul, donde más de uno puede dar cuenta de la injusticia.
Martín Bava además integró como magistrado el Tribunal Oral Federal de Bahía Blanca que juzgó a policías imputados por delitos de lesa humanidad cometidos en aquella ciudad. En ese marco, la detención del ex secretario del juzgado bahiense Hugo Sierra que fue liberado poco después, generó una enorme polémica. Bava había sido investigado por esta detención irregular e inmediatamente sobreseído. Ramos Padilla era subrogante del mismo distrito.
Pero quizá el peor de los escándalos en los que se vería envuelto fue el que desató cuando subrogaba en el juzgado federal N°3 de Mar del Plata. Allí llevó adelante la causa contra el juez marplatense Pedro Federico Hooft, a quien se acusó de colaborar con la dictadura cívico militar argentina, ya que se decía no había llevado adelante determinados habeas corpus presentados por defensores en favor de detenidos desaparecidos, o había tenido conocimiento de detenciones ilegales de prisioneros en una comisaría marplatense.
En 2014, el jury absolvió a Hooft y dejó al descubierto la operación en su contra, pero Bava no se deba por vencido y pretendía seguir adelante con las acusaciones con un inexplicable espíritu de persecución, que sólo pudo comenzar a destejerse meses después. Recién absolvió a Hooft cuando la Corte Suprema de Justicia de la Nación ratificó lo resuelto por el Jurado de Enjuiciamiento. Ahora tiene a su cargo la investigación sobre espionaje a familiares de los tripulantes del submarino ARA San Juan, denuncia que presentó la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y que tiene entre los acusados al ex presidente Mauricio Macri. Como juez subrogante de Dolores, también se quedó con la llamada «Causa D’Alessio».
La denuncia
Resulta casi infantil creer que ninguno de los actores involucrados en el proceso penal que está en discusión, con semejante gravedad y previsión de condena, no fuera a prestar atención a la enorme desprolijidad. La denuncia contra Bava es precisa al determinar que apareció de la nada a firmar, y fraguó que había estado allí: “Fue así que intempestivamente, un magistrado que nunca asistió a las audiencias, que jamás conoció siquiera a los imputados, que no estuvo presente durante los alegatos, que nunca participó de los reconocimientos efectuados, ni durante las declaraciones testimoniales y que por tanto, no tuvo inmediatez con todo lo acontecido en el debate, pasó sin más a participar de la deliberación”.
De esta manera se estaría violando el artículo 396 del CPPN, que dispone: “Terminado el debate, los jueces que hayan intervenido en él pasarán inmediatamente a deliberar en sesión secreta, a la que sólo podrá asistir el secretario, bajo pena de nulidad, y dictar sentencia”.
Nadie puede creer que una persona, en este caso el juez Bava, haya podido ver y oír las grabaciones de un debate que insumió 2 años de trabajo, en escasos días, y además analizar todo ese material para estar en condiciones de dictar un pronunciamiento de tan graves consecuencias. Cabe aclarar que en el Sistema Lex 100 donde se encuentra digitalizada la causa de referencia, no obra el más mínimo registro que dé cuenta de que al magistrado se le hayan entregado en tiempo y forma los registros fílmicos de las audiencias celebradas. Tampoco hay una constancia fedataria de un secretario que refrende la efectiva compulsa de esos videos. No estuvo nunca: vino el último día a firmar porque el compañero se había jubilado, como si lo que estuviera en juego fuera la nada misma. Porque la vida de la gente, para ellos no es gran cosa. Como se dice en la jerga, “le puso un gancho”.