Se determinó la prisión preventiva del Crio. Mayor Claudio Damián Pontoriero por ser la cabeza de una banda de policías que se quedaban con parte del dinero secuestrado en los allanamientos, y por pedirle a sus subordinados un retorno de lo percibido en concepto de horas CORES.
Si algo queda claro a partir de todo lo sucedido en los últimos meses en la ciudad de Mar del Plata en relación a las diferentes investigaciones judiciales que han surgido en el ámbito de la Policía Bonaerense, es que toda la institución de encuentra profundamente atravesada por diferentes situaciones de corrupción que —se sospecha— llegarían hasta los escalafones más altos de la fuerza.
La caída del jefe de la Departamental, José Luis Segovia, parece haber abierto el espacio para que surjan nuevas denuncias y se ventilen otras situaciones delictivas que están relacionadas con el accionar policial en la ciudad. La causa que nos ocupa, surgió a partir de una denuncia anónima que recibió la Justicia en donde se hacía un relato de las actividades ilícitas encabezadas por Pontoriero y se adjuntaban a modo de prueba dos audios, en donde uno de los subordinados del Crio. Mayor relataba lo ocurrido en uno de los allanamientos en donde se produjo la apropiación indebida de dinero por parte de los policías. Luego de los allanamientos, ahora la Justicia pudo reunir aún más pruebas que complican a Pontoriero y desnudan la trama delictiva por la cual éste deberá responder.
¿Yo, señor? ¡No , señor!
En el marco de esta investigación Pontoriero brindó declaración. Básicamente lo que dijo, fue que él no estaba al tanto de nada y que, si sus subordinados estaban cometiendo algún delito, no era por orden suya. Que él sólo les permitió que siguieran trabajando como venían.
Al respecto de los allanamientos, dice Pontoriero: «es una modalidad de trabajo que se hacía acá, de entrar, allanar, registrar, secuestrar, y después bajaban a la diligencia a hacer el acta y verificar el secuestro. Esta modalidad se hacía de antes, y yo no la cambié, y no dí ninguna instrucción al respecto […] jamás les di una directiva, ni nada parecido, y que nunca noté una irregularidad, y tampoco la notó la Fiscalía. Si hicieron algo, o se quedaron con algo de dinero, lo hicieron a espaldas mía […] jamás le pedí dinero, y si se llevó eso, lo hizo a espaldas mía y de sus compañeros».
Sobre las horas CORES asegura: «Con relación a las horas CORES no hubo en mi gestión ninguna variación en la distribución que se venía haciendo desde antes. Es más, cuando […] me consultó cómo distribuirlas ahora que yo era jefe, ya que es mi responsabilidad distribuirlas, le dije que lo hiciera de la misma manera en que se venía haciendo, ya que hacía poco que yo estaba y no conocía al personal».
Es decir, la estrategia de Pontoriero para su defensa fue básicamente decir que él es nuevo en el cargo, que está sólo hace un par de meses y que, si sus subalternos estaban haciendo alguna «picardía» —esta es la palabra que el Crio. Mayor utiliza para describir los hechos, en su declaración—, era sin su conocimiento.
El problema es que hay toneladas de pruebas que demuestran que él estaba al tanto de todo.
El allanamiento
El pasado 6 de junio se realizó un allanamiento en un departamento frente a la Plaza Mitre en el que, según una denuncia, se comercializaban estupefacientes. El mismo estuvo a cargo de la Delegación Departamental de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas de Mar del Plata, de la cual Pontoriero era el titular.
Lo que surge de la investigación es que, mientras los subalternos de Pontoriero revisaban la vivienda, en un momento, usando una maniobra de distracción, hicieron que los testigos salieran de la habitación que se estaba requisando. Supuestamente, recién cuando éstos volvieron a ingresar a la misma, se encontró allí una mochila con dinero.
¿El problema? El dinero secuestrado es una suma menor a la que aseguraba tener la persona que habitaba la vivienda, y menor a la que los testigos calculan que había —recordemos: no contaron el dinero en el lugar, delante de los mismos— y la diferencia coincide con el monto que, según los audios que obran en la denuncia, se habrían repartido Pontoriero y sus subalternos.
La transcipción del audio dice: «Pero yo ya hablé con JONY y bueno pudimos rescatar algo en definitiva nos quedó 50.000 pesos a cada uno…»
Del peritaje de los celulares allanados en la Delegación de Drogas Ilícitas, surge otro audio comprometedor: «él no me pidió para él, sino que me dijo, fíjate Mariana, y fíjate el jefe, porque el jefe dijo que está todo bien, con la parte de la plata, pero hay que tirarle algo, y es más, yo fui a -tirarle primero 50 para él, no para el jefe, y me dijo, no, pero le tengo que dar al jefe, me dice, y miraba el billete, viste, el atadito de 50. Y le digo al jefe también, le digo, le tenemos que dar a Mariana, al jefe, todos, le digo, nosotros también tenemos que repartir con Joel y Carla, que son los principales que trabajaron en la tarea, le digo, y no nos va a quedar nada, le digo […] No podemos mostrarle 5 paquetes así gordos a los testigos, y después secuestrar 5 paquetes así flaquitos, así que eso hay que tener en cuenta también».
Un tercer audio relata: «nos citó a la oficina los dos, dice bueno Leo, ahí Mariana se secuestró plata no?, le dice, si ¿cuánto, mucho?, le dice y Durán le dice, y había más de un millón, dos millones, dice más o menos, dice por los bajos que había, dice, y agarra y le dice, bueno, dice Leo, dice, Mariana estuvo a cargo del operativo, dice, del domicilio, dice, así que bueno, tenelo en cuenta también, te digo por hacelo tranquilo, dice, con el jefe está todo bien, pero hay que tirar una moneda»
¿Hace falta aclarar que «el jefe» es Pontoriero?
Horas CORES
Según la justicia: «el Crio. Mayor Pontoriero, quien tenía a su cargo la asignación de horas CORES en función de su calidad de titular de la Delegación Departamental de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas de Mar del Plata, seleccionaba arbitrariamente los efectivos a quienes les adjudicaba la realización de tales horas, exigiéndoles de manera coactiva la entrega de un porcentaje de entre el cincuenta y el setenta por ciento del emolumento efectivamente percibido por cada agente —el que se cobraba juntamente con el sueldo el primer día hábil de cada mes—, y todo ello bajo amenazas de retirar la concesión de tales beneficios, de trasladarlos a otras dependencias, iniciarles sumarios administrativos, etc. Como consecuencia de esas conductas ilegales, Pontoriero percibía dinero de manera ilegítima, provocando a su vez un perjuicio económico al estado provincial, ya que los efectivos designados prestaban servicios inferiores al pago que recibían, toda vez que trabajan menos horas de las asignadas, o directamente no las cumplían, menguando así las arcas del estado y la seguridad pública».
Luego de los allanamientos, la Justicia encontró múltiples conversaciones en las cuales se acordaba el retorno de las horas CORES, con frases como «Jona voy a la dele le tengo q dar a bati las cores», «“El lunes tengo q juntar lo de las cores», o una foto enviada a Pontoriero en la cual se ve dinero debajo de un teclado con el mensaje «Ahí te deje».
Pero lo más llamativo son los movimientos bancarios de Pontoriero, donde se registran en los últimos meses varias extracciones de efectivo por la suma de $40.000, llegando a un total de $400.000. Sin embargo, cuando se allanó la Delegación de Drogas Ilícitas, se encontró en su poder más de medio millón de pesos. ¿Cómo se las arregló Pontoriero para pasar más de seis meses sin hacer ni un pago en efectivo? ¿Será que el dinero provenía de otro lado?
Lo que la Justicia indica es que «el monto de dinero en efectivo secuestrado a Claudio PONTORIERO el dia 12 de julio del corriente -$626.500- dicha cantidad se corresponde exactamente a la mitad – en rigor con el 50,20%- de los $1.248.000 insumidos por las horas “CORES” asignadas a la Delegacion Departamental de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilicitas de Mar del Plata».
¿Coincidencia?