Corrupción en la justicia | Un fiscal de Tandil insinúa que una nena de 13 años puede haber dado su consentimiento para que la violen, la golpeen y la terminen atropellando con una camioneta. ¿Quiénes más estaban en esa fiesta de excesos gratuitos que no deban ser nombrados?
“Si fue el noviecito, yo no puedo hacer nada” le dijo el fiscal al padre de la nena. A un padre que tiene en el hospital una hija de 13 años, golpeada por una camioneta, pero además arañada en el vientre, con hematomas en las muñecas que indican que fue sujetada con fuerza. Una nena que sangra por la vagina y el ano. Una pequeña hospitalizada sin ropa, porque todas las prendas ensangrentadas desaparecieron. Una nena arrasada por el salvajismo de quien ahora disfruta -además- de la protección de todos los agentes de justicia. Porque esto lo hizo alguien, y no fue tan sólo un noviecito.
La víctima es Magalí, quien desde hace 10 días se encuentra internada en grave estado en el Hospital Materno Infantil de Mar del Plata, luego de sufrir lo que parece ser una violación colectiva, y ser atropellada cuando volvía de esa fiesta privada en una quinta de Tandil. Al menos eso es lo que denuncian hoy sus familiares.
“La nena no fue sola, estaba con un grupo de amigas y algunas primas, fueron a una fiesta en una quinta ubicada en calle La Pampa. Estuvieron bien, hasta que todas decidieron volver, y ella se quiso quedar porque estaba con un chico”, dijo Marisa, una tía de la menor. Sin embargo, en este punto, las amigas de la joven indican que volvió a buscar una campera que se había olvidado en el lugar.
Si fue así, si volvió a entrar sola porque se olvidó la camperita, las amigas ya no estaban para cuidarla, y no volvió a salir. Según el relato de algunos testigos, reconstruido por los familiares para difundir el caso ante los medios locales, una camioneta la habría atropellado intencionalmente cuando trataba de escapar del lugar. La nena caminaba hacia su casa por la Ruta Nacional 226, acompañada por un joven de 26 años. Entonces, una Mercedes Benz Sprinter la atropelló: “Extraña la combi. El que supuestamente la atropelló dice que venía sin luces por la ruta y no la vio, pero tenemos un testigo que lo vio siguiendo a Magalí por calle La Pampa. Es evidente que ella se escapó y la pararon para que no hable”, dijo la tía. “Después de lo ocurrido, empezaron a aparecer testigos de lo que pasó que están declarando, ojalá cuenten lo que pasó. No podemos hablar mucho más porque está trabajando la Justicia”, agregó.
El avance
Pero no es cierto; la justicia no está trabajando. Si todo hubiera salido como se esperaba, el desenvolvimiento hubiera sido el de tantos otros casos policiales donde la víctima, a medida que recupera su salud, puede brindar precisiones que conduzcan hacía la detención de los responsables, luego de cruzar las versiones con las otorgadas por los testigos. No fue tan así.
Porque después de estar una semana en coma, la nena recobró el conocimiento. Se despertó en medio de la noche con una crisis de nervios y gritó: “Me violaron todos”. Según contó el abogado de su familia, Maximiliano Orsini, la chica dijo que “no quería vivir más” e intentó sacarse por sí misma las sondas. Las enfermeras tuvieron que atarla a la cama y sedarla. Es decir que, lo que pudo decir hasta el momento, ratifica lo que denunciaba su familia y lejos está de la hipótesis a la que apuntaba el fiscal sobre una relación sexual consentida. Aunque a decir verdad, lo interesante es pensar a quién necesita proteger la justicia para sostener la versión descabellada de que una nena ultrajada, traumatizada y atropellada por un auto consintió por gusto una violación colectiva. Porque además, se trata de una niña que pertenece a un nivel socioeconómico bajo, y participó de una fiesta en una casa quinta de Tandil, donde los anfitriones estaban en condiciones de pagar todos los gastos con tal de que asistieran chicas tentadas por la oferta. ¿Nos suena?¿Nos suena a María Soledad Morales?
El abogado confirmó a los medios lo que consta en la historia clínica: ” la menor presentaba himen edematizado, excoriaciones y sangrado anal y vaginal”. Además tenía arañazos en el pecho y en la zona abdominal, que posiblemente se originaron cuando quisieron sacarle la ropa. Sin embargo, la causa todavía no contempla la calificación de abuso sexual ni tiene ningún imputado. ¿Por qué?
Magalí supo de la fiesta por una convocatoria que se hizo a través de Facebook. Así llegó el sábado hasta la quinta ubicada a la altura del kilómetro 169 de la ruta 226, en las afueras de Tandil. Cuando las amigas se fueron, en el sitio, además de Magalí, quedaba el que pasaba la música y otros ocho jóvenes. ¿Qué pasó después?
El abogado de la familia, Maximiliano Orsini, dio detalles tremendos acerca de las condiciones en las que se encuentra la investigación de la causa, en su entrevista con la 99.9. Primeramente habló sobre el estado de salud de la nena: “Está evolucionando favorablemente, tiene un traumatismo muy grande en la cabeza. Tiene contención psicológica y está comprobado el abuso. Es derivada al Materno con el cuadro de abuso desde la ciudad de Tandil”.
Los médicos están haciendo lo que tienen que hacer en el hospital, aunque también hay que considerar al fiscal. Se trata del titular de la UFI N°8 de Tandil, Gustavo Morey, hoy sujeto al pedido de recusación que firma la familia con el aval de su abogado. Explicó Orsini: “esto sucede el 5 de junio, cuando la niña ingresa al Hospital por un accidente de tránsito y se determina en la guardia del hospital de mayores que tiene sangrado vaginal. Se aplica entonces el protocolo de violación, avisando a la Comisaría de la Mujer y al médico legista. En primer término, el médico legista nunca apareció, y la gente de la Comisaría de la Mujer llegó 10 horas después. A la menor se la baña y después se le hace un hisopado. Tres médicos firman en la historia clínica que existe un abuso sexual”.
Es decir, una primera combinación de barbaridades. En el mismo sitio donde los médicos están firmando el abuso sexual de una menor, se higieniza a la víctima antes de levantar las pruebas del delito. Impensable, imposible para quienes están a diario cumpliendo protocolos legales. El personal del hospital no puede cometer este error. Para seguir, el médico legista que debía comprobar las lesiones nunca llegó, nunca hasta ahora, ni en Tandil ni en Mar del Plata. Es decir que todos son dimes y diretes de la familia, del abogado, y de lo que han observado médicos comunes del hospital. ¿Por qué no fue el médico forense?
A partir de ahí es donde toma intervención el fiscal, el nombrado Morey, que lejos de contener la situación y a la familia, lejos de atender la situación de la víctima -que es además una nena de 13 años-, da muestra de participar de un sistema feudal, tan propio de ciertos ámbitos donde los poderosos de siempre están acostumbrados a actuar como los dueños de la estancia.
Morey maltrata a los familiares de la menor. Relata Orsini: “una vez ingresada la causa, a los dos días va el padre a pedirle explicaciones al fiscal y le respondió que si fue el noviecito él no podía hacer nada, no le brinda información y como tienen un entredicho le dijo que si no le gustaba su cara la podía cambiar”.
La locura
Orsini señaló además: “en Tandil, parte de la justicia se maneja de esa forma, sobre todo con una víctima de un nivel socioeconómico bajo. Esta chica quedó tirada en un hospital, la ropa desapareció porque tenía sangre en la ropa interior, en la historia clínica dicen que se la entregaron al padre, pero no le entregaron nada”. Cuesta trabajo enumerar todas las barbaridades juntas. El médico legista no la examinó pero además hicieron desaparecer la ropa que podía contener pruebas seminales, que dieran un resultado al análisis de ADN.
Desde la propia fiscalía se trató de llevar el caso inmediatamente hacia una figura que ni siquiera existe más en el Código Penal, según explicó el abogado: “el fiscal hace declaraciones en la prensa local diciendo que el caso estaba resuelto porque había consentimiento de la menor, cuando eso se modificó en la ley y no existe más el consentimiento. Dice además que habló con la persona que declaró haber tenido relaciones con esta niña, y que la menor accedió. Esto está como declaración testimonial en la causa por parte de un joven de 22 años”. Recordemos que cuando la víctima tiene menos de 16 años no hay consentimiento posible. Y si así hubiera sido, y si hubiera aceptado tener sexo con alguien, no hace falta aclarar que eso no la condena a sufrir una violación colectiva con atropellamiento incluido.
Incluso afirman que en Tandil, la complicidad incluye a los medios de comunicación, donde se cambian los hechos: “en algunos medios de Tandil tergiversan la información. Por ejemplo, hace unos días declararon dos testigos, dos menores de 15 años que estaban con la víctima, que declararon en la policía, cuando hay un protocolo para menores que deben declarar en cámara Gesell. Dijeron que hubo marihuana toda la noche, que había mayores, gente de hasta 40 años que estaba fumando. El diario El Eco de Tandil puso ayer que declararon dos menores y no vieron nada raro”, relató Orsini.
Ni siquiera tomaron fotos de las lesiones que presentaba Magalí cuando llegó: “yo tengo fotos donde incluso hay hematomas en las muñecas, rasguños en zona abdominal y más. Es claro que hubo un ataque sexual”.
Como si todo eso fuera poco, Orsini relató: “el fiscal estuvo ayer recién por primera vez con la menor y lo hizo a puertas cerradas, una locura. Ya pasaron 10 días y no se hizo ninguna pericia sobre la niña”. Sí, ha leído bien, el fiscal habló en privado con una niña de 13.
Comienzan a aparecer las garras del poder, cuando se toma en cuenta que el Estado municipal no tenía idea de que se hacían estas fiestas, y si lo sabían, hacían la vista gorda: “eran fiestas que se convocaban a través de Facebook y tengo las capturas de pantalla donde dicen que hay alcohol toda la noche, piletas, pantallas y que el que organiza paga todo. En la captura dice “vení con tus amigas, trae todas las que puedas“ cuando son menores entre 13 y 18 años. Es una omisión administrativa, y es mejor hacerlo pasar como una fiesta de cumpleaños. En Tandil actúan en bloque”.
Todo huele a Catamarca. La chica fue atropellada cuando volvía de la fiesta, el domingo a las 7.10, en kilómetro 169 de la ruta 226 por una Mercedes Benz Sprinter conducida por un repartidor de diarios que circulaba en sentido Azul-Tandil. El espejo derecho golpeó la nuca de la menor que venía acompañada de Juan Enrique Cisneros (26).
La menor había ingresado inconsciente al Hospital Santamarina de Tandil. Pero no había estado en cualquier fiesta, sino en una donde se convocaba masivamente a consumir gratis, porque el dueño pagaba todo. Un anfitrión poderoso. Luego, la nena reingresó cuando solo quedaban ocho asistentes a buscar algo, no importa si fue una campera o un chico, y despertó diciendo “me violaron todos”. Está lastimada y ensangrentada. La lavaron borrando pruebas, le escondieron la ropa y el médico legista nunca fue. El fiscal tiene el descaro de decirle al padre que la nena puede haber consentido que un novio le haga estas cosas, y encima la puede apretar a puertas cerradas. ¿Dónde están los límites de esta justicia del lado de los poderosos de siempre? En los 90 y ahora, la misma soledad de María Soledad Morales.