Tribunales y narcotráfico | La Cámara de Apelaciones en lo Penal le dio la razón al juez Tapia: no se puede usar información de conversaciones entre abogados y clientes para acusarlos de distribuir drogas. Ya no hay forma de apresarlos, porque se avisan entre ellos de los allanamientos, y se escapan.
¿Cómo será que sucede que siempre hay alguien que les da la ventaja necesaria? No hace falta hablar de un narcotraficante a gran escala. Cualquier pelagatos con una capacidad económica mínima y escaso poder en el hampa puede moverse más rápido que toda la policía, y que todo el equipo excelentemente rentado del PoderJudicial. Se salen siempre con la suya. La razón es concreta: tienen más contactosque aquellos que no venden drogas ni practican actividades ilícitas. Sino, ¿cómo explicarlo?
La Cámara de Apelaciones en lo Penal, compuesta por los magistrados Marcelo Riquert, Adrián Angulo y PabloPoggetto, confirmó loque ya había establecido el juez de garantíasJuan Francisco Tapia:que no era posible utilizar las conversaciones telefónicas privadas ente Gastón Rodrigo Arce y su abogado defensor, Sergio Fernández, porque violarían el deber de confidencialidad en las conversaciones profesionales. Dijo el órgano colegiado, además, que tampoco puede usarse el contenido de las declaraciones vertidas por los funcionarios judiciales Macarena Escudero y Alejandro Galván, porque estas reproducen información que fue revelada por la abogada Luz Alonso Proto, y también se estaría violando el deber de guardar el debido secreto profesional.
El fiscal Leandro Favaroya se había opuesto al dictamen, diciendo quecuando se habla del teléfono intervenido de quien se encuentra investigado por determinado hecho delictivo,los dichos no se encuentran amparados por el secreto profesional porque sí, porque se trate de una comunicación entre dos personas, sino que se debe analizar el contenido de aquello que están diciendo. Porque lo que protegen las normas es la intimidad del acusado, y no de terceras personas. Refiriéndose a este caso, dice el fiscal que en ningún momento fueron vulnerados los derechos de Arce. Lo mismo aduce respecto de los dichos de Galván y Escudero: explica que en el momento en que la abogada Alonso Protointrodujo la información en cuestión, no se encontraba amparada por el secreto profesional.
La cámara
Pero los argumentos no fueron bien recibidos. De hecho, el primer camarista relata el caso con algunospormenores, ya que a su criterio,los antecedentes del caso resultaban oportunos.
Se decía en el expediente que desde hacía cinco meses se venía investigando dentro del “mayor hermetismo”, o al menos eso se pretendía, cuando aconteció que una intervención desafortunada del instructor Galván tiró todo por la borda. ¿Qué estaba haciendo en el sitio donde se vendían las drogas? Aun no se sabe por qué concurrió a la fiesta electrónica que se refiere en el expediente, más precisamente aquella que se llevaría a cabo en el parador Mute,al sur de Mar del Plata.No se sabe si lo hizo de manera particular, en compañía de Miguel José, o si lo hizo en una pretendida misión oficialde investigación, locual es poco menos que inadmisible.
Lo cierto es queen un gesto de inusitada imprudencia,Galván le mencionó a José aquella información suculenta que había obtenido de su novia: que Arce era el sujeto de la investigación.
Dos de los jueces de la Cámara de Apelaciones coinciden con Tapia: no es posible permitir que se incorporen al proceso las comunicaciones entre Arce y su defensor Fernández, ya que tales diálogos gozan de un estatuto especial de confidencialidad. La cuestión -más allá de esto- es que la intervención del teléfono había sido debidamente autorizada, y que de esa conversación se desprende que entre Arce,el acusado, y José, el empleado de tribunales, había una relación, como lo demuestran losrepetidos diálogos telefónicos y los mensajes verificados. Eso ya es un dato contundente.
Pero lo expuesto es sólo parte del entramado. La cuestión es que el presunto dealer, Arce, tiene como abogada a Luz Alonso Proto. Es ella quien comete la infidencia: llama a su amiga Macarena Aguirre Escudero, y le cuenta lo que sabe; que su cliente había sido justamente advertido por un empleado judicial –José- de que había una investigación en su contra. Macarena, a su vez, comentó lo que sabía con su novio, Galván, con el fiscal Favaro, y con Javier Pettigiani.
Por esa razón, los camaristas consideran que, como Alonso Proto había obtenido esa información de su propio cliente, por lo tanto estaba obligada a resguardarla: “La letrada se encontraba obligada a guardar el secreto respecto de aquello conocido en función del ejercicio de su profesión”.
Según lo indican las coberturas de prensa, y particularmente este semanario -ya en el mes de febrero lo había señaladoFavaro-, hubo una conversación en la que el presunto dealer, Gastón Rodrigo Arce, recibió de Miguel José el aviso de que habría operativos antidrogas en la fiesta electrónica realizada en el parador Mute. Vale citar que Favaro solicitó en aquel momento la detención de José, empleado del Juzgado de Garantías 3, pero Juan Tapia se la negó. Y en ese momento, luego de cerrar sus cuentas de Facebook y Twitter, Miguel José se presentó ante el juzgado de Tapia, y dejó su celular para que fuera peritado. Obviamente, porque no lo había usado para nada ilegal.
En tanto, Gastón Arce -alias Chuky- se mantiene aún prófugo. Pero algunos señalan que el craso error lo cometió el fiscal Favaro, muy presionado por la instructora judicial Macarena Escudero -sí, la novia de Galván- para que acusara de una vez a José.Favaro se apuró tanto, que quiso procesar él mismo a Miguel José, cuando debió hacer la denuncia en la fiscalía de turno, tal como indican los procedimientos de rigor. Una macana.
Los protectores
Los camaristas dicen ahora quela infidencia de la letrada Alonso Protopara con la funcionaria AguirreEscudero derivó en la comunicación con su pareja Galván, por lo cual no se pueden valorar esos testimonios en contra de Miguel José en el proceso penal, porque es una información obtenida de manera contraria a lo que indica el código que protege el secreto profesional: “la obligación de la reserva comprende las confidencias recibidas del cliente, las recibidas del adversario, las de los colegas, las que resulten de entrevistas para conciliar o realizar una transacción y las hechas por terceros al abogado en razón de su ministerio”.
Sólo votó en contra un integrante de la Cámara: Pablo Poggeto. Dice el magistrado que, a su criterio, la información que se reveló no constituye un acto sensible en relación a Arce, por el cual fuera necesario guardar el secreto: “no se observa perjuicio alguno en esta revelación”. En síntesis, que tan mal no le va al tal Arce, porque mientras hay en la causa cuatro personas detenidas-entre ellas su pareja-, él permanece prófugodesde el día del allanamiento a su casa, y no apareció más: “Arce se habría beneficiado de aquella informaciónsuministrada por funcionarios judiciales, evadiendo actos procesales que lo tenían como destinatario”. Y finalmente, la información que debe guardar el abogado es la que tiene que ver con su cliente, no con terceros. Por lo tanto, ni lo que dijo la abogada, ni la valoración de las conversaciones sostenidas con el abogado Fernández pudieron perjudicar al acusado en cuestión alguna.
Ahora bien. El tribunal igualmente se expide por mayoría, y puede así confirmar lo que ya había dicho Tapia en marzo, es decir dejar de lado el contenido de las conversaciones entre Gastón Rodrigo Arce y su abogado defensor Fernández, tanto como las declaraciones de Escudero y Galván, porque tiene que ver con información revelada por una abogada que está violando el secreto profesional.
¿Usted no lo entiende? Y bueno. Así son las cosas. Nadie comprende cómo es posible que los empleados de tribunales sean amigos de los que venden la droga, o conocidos. Lo que sí se preguntan los jueces es si alguno de los vendedores pudo verse perjudicado, porque los empleados judiciales hablaron de ellos. A ver si se le escapó en alguna oportunidad decir“rajá de acá porque hoy yo mismo redacté los papeles para que se realice el allanamiento del sitio donde estamossentados”, por ejemplo. A nadie le llama la atención cómo es que estos muchachos son todos amigos.