
La historia que los medios en su primer momento presentaron como un ataque de ira a partir de un supuesto hecho de abuso en la Escuela Nº 21, sigue evolucionando: la Justicia allanó, se encontraron drogas, pero siguen todos libres.
Lo primero que registraron las cámaras, fue una turba iracunda entrando a la Escuela Nº 21 y agrediendo a las docentes. Más tarde, se veía cómo la vivienda en donde vivía el niño acusado de conductas impropias era prendida fuego. En el incendio murieron las mascotas de la familia. En medio de esa violencia, también fueron atacadas las personas que vivían y llevaban adelante un comedor comunitario en el barrio, a quienes acusaron también falsamente de conductas impropias, los amenazaron y los obligaron a abandonar el lugar. Más tarde, los gremios docentes marcharon y las autoridades hablaron de una sociedad perturbada que no encuentra respuestas a sus problemas y entonces estalla en violencia.
No era nada de eso, sino un ardid criminal para reordenar el barrio de acuerdo a los intereses de los narcos y de otros oscuros actores que se mueven en la sombras y que pretenden disponer de la vida de los demás como se les da la gana, revistiendo ante los ojos de la sociedad sus acciones con una pátina barata de supuesta solidaridad y preocupación por los más desposeídos. Caranchos.
Los hechos
Según la justicia, lo que se investiga es: «Que el día 11 de noviembre de 2025, siendo aproximadamente las 15:00 horas, en el interior de la Escuela de Educación Primaria nro. 21 sita en calle Bolivar nro. 9005 de esta ciudad de Mar del Plata, al menos dos personas de sexo femenino, mayores de edad a los fines legales, e identificadas como Micaela Daiana Zapata y Sandra Cecilia Iantorno, agredieron físicamente a la Sra. Nelida Ruth Mansilla, mediante golpes de puño y patadas, provocándole diversas lesiones de carácter leve, entre ellas, hematoma en cara anterior de brazo izquierdo, excoriación en pómulo izquierdo y equimosis en cuero cabelludo».
Además: «Que el día 11 de noviembre de 2025, sin poder precisar hora exacta pero en el lapso de tiempo comprendido entre las 13:00 y las 16:00 horas aproximadamente, un grupo de no menos de 30 personas, entre quienes -al menos hasta el momento- se pudo individualizar a los Sres. Lorena Haydée Medina, Claudia Elizabeth Monje, Diego Alejandro Deloustal, Fabián Neri Almada, Micaela Daiana Zapata, Cecilia Iantorno, Fanny Alejandra Iantorno, Tamara Alejandra Estevez Perez, Brisa Azucena Falchi, Laureano Sebastián Iantorno, Celina Jaqueline Cordoba y Clara Esther Cordoba, mediante la utilización de elementos tales como piedras, palos, botellas, entre otros, provocaron destrozos en la Escuela Primaria nro. 21 y Secundaria nro. 54 de esta ciudad, produciendo la rotura de vidrios, rejas, puertas y paredes».
También: «Que el día 11 de noviembre de 2025, sin poder precisar hora exacta pero entre las 15:00 y las 17:00 horas aproximadamente, al menos ocho personas mayores de edad, identificadas como Diego Alejandro Deloustal, Gustavo Ariel Falchi, Priscila Galván, Fanny Alejandra Iantorno, Fabián Neri Almada, Claudia Elizabeth Monje, Lorena Haydee Medina y Brisa Azucena Falchi, se presentaron en el domicilio de calle Wilde nro. 3290 de esta ciudad de Mar del Plata, propiedad de los Sres. Nelida Ruth Mansilla y Jonathan Fabián Pueblas, y comenzaron a arrojar piedras contra la propiedad, ocasionando daños en la misma, provocando finalmente el incendio intencional de la vivienda, con pérdida total de los bienes y animales que se encontraban dentro».
Pero, además, en los allanamientos que se dieron en el marco de la investigación de estos hechos, se dio que «el día 27 de noviembre de 2025, en el marco del registro domiciliario dispuesto por la titular del Juzgado de Garantías nro. 6, Dra. Lucrecia Bustos, efectuado en el inmueble de calle Canadá nro. 3294 de esta ciudad, el personal policial de la Dirección Departamental de Investigaciones local, constató que su morador identificado como FABIAN NERI ALMADA, tenía bajo su esfera de custodia , concretamente dentro del baño, un envoltorio de nylon conteniendo una sustancia blanca pulverulenta, que mediante el test de orientación arrojó como positivo para la presencia de clorhidrato de cocaína, por un total de 50 gs».
A pesar de que en el barrio ya quedó claro que toda esta movida fue impulsada por un grupo de personas que querían expulsar a la familia del niño erróneamente acusado de conductas impropias con el objetivo de emplazar allí un punto de venta de drogasde manera inexplicable, aún no les imputaron los teléfonos —al menos, hasta que se hagan las pericias—. A Neri Almada, a pesar de haberle encontrado una bolsa con 50 gs de cocaína, sólo le imputaron «tenencia simple de estupefacientes», no declaró, y la jueza Lucrecia Bustos lo excarceló.
El comedor
Pero la historia no termina allí, sino que esta maniobra de violencia incomprensible tenía también como objetivo al comedor Mil Sonrisas, el cual se encuentra adjunto a la vivienda incendiada.
En medio de todos estos incidentes, los titulares del comedor fueron también amenazados, acusándolos —de manera completamente fabricada y falsa, queda claro— de haber sido ellos quienes en una instancia previa abusaron del menor acusado a su vez también de abusar de dos compañeritas. En su momento, los terrenos en cuestión fueron cedidos a los titulares del comedor por parte del ANSES, trámite que se hizo en regla y del cual está disponible toda la documentación correspondiente. A pesar de ello, ahora apareció metida en medio la fundación vinculada con la Facultad de Arquitectura que lidera Fernando Cacopardo a decirle a la familia que administraba el comedor que «no es conveniente» que vuelvan a su vivienda porque planean abrir, en ese lugar, un centro cultural.
Una de las principales impulsoras de esta violenta maniobra, está identificada como militante de una agrupación con claros vínculos con esta fundación.
Si amenazan como mafiosos, incendian casas como mafiosos, rompen cosas como mafiosos… ¿qué son?
Según la Justicia, personas que deben seguir caminando por la calle, no sea que se vulnere su derecho de seguir amedrentando a todo el barrio.
