O la definición legal al respecto de la suerte del director general de inspección Eduardo Bruzzeta en relación a sus actos como responsable de un área clave de la comuna.
Eduardo Bruzzeta es, como el mismo se autoreferencia, “quien hace cumplir lo que el que todo lo puede ordena”. ¿Quién es el que todo lo puede? En esta ciudad, cualquiera diría, claro está, Florencio Aldrey Iglesias. Pues, no para Bruzzeta. Para él, quien todo lo puede es el intendente Gustavo Arnaldo Pulti. Así se lo ha hecho saber a empresarios que han caído bajo sus horcas caudinas. De prepo, a lo guapo, y convencido de que la protección del intendente todo lo admite, y todo lo soporta.
Todo llega, y en esta ocasión están en marcha tres procesos penales (art. 308 CPP) que la fiscalía 10 de delitos económicos ha requerido al juzgado 6 de garantías que unifique, por economía procesal, en un solo expediente; al tiempo que le han comunicado pertinentemente que está citado a indagatoria.
El 15 de Mayo de 2014 publicábamos:
Las denuncias contra Inspección General se han tornado una constante en la ciudad de Mar del Plata. La delegación comandada por Eduardo Bruzzeta parece tener en su historial una serie de allanamientos que no están encuadrados en sus facultades y que, además, van contra las leyes.
Así lo contó Alberto Navarro, que presentó una denuncia formal por lo que le tocó vivir: “tuve un problema en un cumpleaños, una fiesta personal. Bruzzeta entró sin orden de allanamiento, me redujeron a mí y a mi hermana en mi casa particular, diciendo que era una fiesta privada y paga. Se llevaron todas mis cosas, mis pertenencias, y fue una vergüenza lo que pasó”.
Bruzzeta no solo ha tenido el descaro de irrumpir en lugares sin orden judicial, sino que además se maneja con una soberbia que incluye malos tratos y hasta violencia física. “Hicimos una denuncia por allanamiento irregular y malos tratos porque, además, este señor se nos reía en la cara. La pasamos muy mal. Nos llevaron todo y, cuando fui a la restitución de las cosas por orden del juez, había cosas que no estaban. Nos han robado cosas”.
La conducta descripta es habitual en el proceder de Bruzzeta. No fue la única vez. Con anterioridad este vándalo, nada ilustrado, había cometido sus tropelías arropado en el poder del intendente en El Torreón del Monje.
“El 2 de marzo de 2012 los funcionarios municipales Mónica Rábano, Adrián Alveolite, y Eduardo Bruzzeta, conjuntamente con aproximadamente 20 policías de la Provincia de Buenos Aires, un importante número de agentes municipales, un cerrajero, personal de servicios generales del corralón municipal portando amoladoras para abrir violentamente las puertas del establecimiento, dos camiones de mudanza contratados a una empresa particular, junto a directivos de la firma Ariel Dada, irrumpieron a través de distintas puertas de acceso al edificio histórico del denominado Castillo del Torreón del Monje. Dentro del lugar, explotado comercialmente por Torremont S.A, se encontraban el sereno, personal de seguridad, algunos pocos empleados, Carmelo Impari, presidente de la firma, y María Eugenia Lemoine, abogada, a quienes se les impidió salir de las instalaciones del local.
Ante los cuestionamientos a la ilegalidad, los funcionarios municipales actuantes solamente dijeron que estaban dando cumplimiento al decreto municipal de fecha 14 de diciembre de 2011, firmado por el intendente Pulti, el Secretario de Gobierno Artime y el presidente del Ente Municipal de Turismo, Pablo Fernández. Pero el mencionado decreto había sido oportunamente recurrido, por lo que no estaba firme la medida, ni aun lo está.” Abuso de poder, SI, eso abuso de poder decidido por Pulti aupado por el multimedios La Capital y ejecutado por el dúo Alveolite /Bruzzeta.
En esta fecha el camino de la impunidad inicia su fin. Es el principio del fin, aún hay un largo camino. La justicia resolvió, hace instantes, el procesamiento del Director General de Inspección General de la Municipalidad del Partido de General Pueyrredón, Eduardo Bruzetta, por la demolición de un inmueble.
El hecho ocurrió el 16 de Septiembre del año pasado. Eduardo Bruzetta, en su calidad de Director de Inspección General, ordenó la demolición de un inmueble ubicado en 11 de Septiembre 3507 sin haber seguido ninguno de los pasos administrativos necesarios para llegar a semejante determinación, y sin contar con ningún tipo de resolución escrita con respecto al hecho.
Es más, Bruzetta incluso ignoró el dictamen jurídico emitido por los abogados de la Procuración del Municipio de General Pueyrredón en donde le recomendaban que, previo a disponer la demolición, se emitiese a través de la Dirección de Obras Privadas un informe técnico que precisara cuáles podían ser los riesgos de que el inmueble permaneciera en pie, o si el riesgo de derrumbe podría ser neutralizado mediante maniobras de apuntalamiento. Bruzetta ignoró el consejo, a pesar de haber sido él mismo quien lo solicitó.
Hicieron todo mal, al punto de que, al momento de demoler el inmueble, ni siquiera habían pedido un informe para saber quién era el dueño del mismo.
Un verdadero papelón, y otro traspié para la administración Pulti que ve llegar, en medio de estas zozobras, la certeza del final.