Ámbito universitario | Una ciudadana basileña intentó cuestionar el estado de legalidad de la nueva carrera de Medicina en la ciudad. La respuesta de los otros estudiantes fue la peor: catarata de dichos de discriminación y xenofobia que los dejan al desnudo. ¿Así somos?
Las primeras noticias datan de marzo de 2016, cuando el rector de la Universidad Nacional de Mar del Plata, Francisco Morea, comunicó a los ministros de Salud de la Nación y de la provincia de Buenos Aires la aprobación del plan de estudios que habilitaría a inaugurar la carrera de Medicina en esta ciudad.
La noticia se había dado a conocer en la sede del rectorado: el proyecto permitiría a los jóvenes de la región estudiar Medicina en la universidad pública de Mar del Plata, sin necesidad de trasladarse a La Plata, Buenos Aires ni a la universidad privada. El mencionado plan había sido aprobado por el Consejo Superior, y desde allí sería evaluado y aprobado por el Ministerio de Educación de la Nación, y luego por la CONEAU. Si bien en primera instancia, la carrera de Medicina se dictaría en varios establecimientos académicos de salud de la ciudad,el plan maestro futuroes la construcción de su propia ciudad universitaria, en un predio de 30 hectáreas ubicado al noroeste marplatense.
Por supuesto que la expectativa generada ha sido enorme, y cientos de jóvenes de la zona y del exterior, que hasta ahora habían debido de dirigirse a los grandes centros de formación académica ubicados en las capitales nacional y provincial, ahora se afincan en Mar del Plata para iniciar sus estudios, quizá postergados por años.
Los planes se cumplieron, y entre los estudiantes que integran la cohorte de iniciación está Marli Cassia da Silva, una ciudadana basileña que reside en el país desde hace años, que es esposa de un marino argentino, y ha tenido dos hijos de esta misma nacionalidad. Marli sintió cierta inquietud a la hora de comenzar los estudios, acerca del completo reconocimiento que el Estado argentino hubiera otorgado a una carrera tan prolongada y esforzada como la de Medicina, y decidió dirigirse a los estamentos de gestión para asesorarse.
Marli preguntó. Y supo que la aprobación provisoria de los planes de estudio correspondía a la CONEAU, y allí se dirigió. También cursó notas al ministro de Salud de la Nación, Jorge Daniel Lemus, y al Director de Asuntos Universitarios de la Nación, Pablo Falcón. Ella quería asegurarse de que otorgaría tiempo y esfuerzo a una carrera correspondientemente revalidada.
Las fieras
La cuestión aquí no son las peguntas, sino las respuestas. Y tampoco las respuestas que ofrecieron los funcionarios de la Nación, sino específicamente las que dieron algunos de los más conspicuos de sus compañeros, aquellos que estudian para servir a los demás, a la salud pública.Como una catarata, el grupo de comunicación de tales estudiantes de Medicina comenzó a hacerse eco de toda clase de acciones de discriminación racial y de nacionalidad, que se dice ya habían sucedido durante el dictado de las clases. Los proyectos de médico saltaron con uñas y dientes a indicarle desde que se callara porque sus preguntas simplemente los podían perjudicar, hasta recriminarle que estaba molestando en vez de simplemente agradecer la oportunidad que se le daba aun siendo extranjera.
Por ejemplo, el joven Yamal García abre el fuego diciendo:“¿Lo de cientos de extranjeros que se quedaron afuera? Y bueno, que se vayan a estudiar a sus países, porque a nosotros no nos dan ninguna facilidad”.No sólo criticable sino equivocado: los estudiantes argentinos se perfeccionan en el exterior desde hace tantísimo tiempo. Nuestra dificultad consiste en ofrecer luego condiciones dignas para su repatriación en el ejercicio de la profesión.
Pero este es sólo el principio: como una fiera aparece Daniela Gutiérrez diciendo que esto le hace hervir la sangre. Textualmente. ¿Y por qué le hierve? Dice que le rompe sobremanera que nos vengan a vivir: “Para nosotros no hay bacantes (sic)por falta de presupuesto y para quien viene a afanarlo sí? Suena xenófogo (sic) pero realmente primero nuestra gente (…) si mis hijos quisieran ir a estudiar a Brasil, Paraguay, Bolivia, Chile, etc (…) no podrían hacerlo por todas las trabas que tienen (…) de hecho esas personas que vienen acá lo hacen porque les sale más barato estudiar acá que en su propio país y les dan prioridad”.
Así como lo leemos. Esto es lo que le dicen los jóvenes estudiantes de Mar del Plata a una mujer extranjera que hace un cuestionamiento de validez institucional. Y agregan que debería haberse callado, que puede perjudicar a los que están estudiando con más derecho que ella porque son argentinos. O le reclaman que hace conventillo.
La misma Gutiérrez aclara más adelante que considera que en Medicina hay más brasileños o vecinos de otros países, que argentinos: “Con la excusa de Mar del Plata ciudad universitaria hasta reciben cierta especie de beca…(todo muy solapado)”.
Por supuesto que otros se oponen a semejante destrato. Algunos tratan de calmar las fieras en elchat, y de insistir en que no es lo más civilizado tratar asía las personas. Todos estudiamos gratis, dice alguien. Pero no paran así nomás. Elizabeth Carrasco dice que no se opone a que les den posibilidades a los extranjeros, lo que le molesta es que “reclamen, reclamen, y reclamen,con laposibilidad que se les da”. Y más adelante agrega: “En este país estudian gratis y encima arman bardo. Es de no creer!”.
En lo que coinciden todos los xenófobos es en un punto: el inmigrante está obligado a callarse. “Llamarse a asilencio” dicen algunos, como Vero Fleitas, lo que nos remite a los estudios sobre la esclavitud latinoamericana: el dominado no podía hacer usode ninguna de sus dos expresiones de poder, ni la voz ni la mirada.“Hubieras hecho las cosas callada”, le dice Selene Muñoz.
Sin piedad
Para Fiama Nair Morales, la extranjera ni siquiera debería estar en el grupo que integran los estudiantes, porque para ella “no suma”, y dice que la administradora debería eliminarla. Sí, usó esa palabra. Mientras que Vanina Belén afirmó que debería irse ella sola por lo que llama “una cuestión de amor propio”. Dice que, si es verdad que la discriminan, debería irse. ¿Qué tal? Esos son compañeros de curso.
También están los que se destacan por el humor racista, agregan imágenes de Michael Jackson, de escenas de los Simpsons, o como SebastianHib, que dice:”Argentina da para todo. Si nosotros fuéramos a Brasil a insultar a un brasilero, cómo nos tratarían? Demasiado buenos somos, compañeros!!!”.
La cuestión es que la estudiante no ha insultado a nadie, no ha generado un conventillo y mucho menos ha pretendido perjudicar a quienes, como ella, están cursando. Sólo ha alzado la voz -como es el derecho de cualquier estudiante- para peguntar si la carrera en efecto ya ha cumplido las etapas de sucompleta legalización.
Porque en el dictamen de la CONEAU se hace lugar al reconocimiento legalprovisorio, que está sujeto a que la carrera cumpla con una serie de condiciones que hacen no sólo a la adquisición de materiales didácticos y bibliografía imprescindible, sino también a cumplimentar convenios interinstitucionales que permitirán que se haga uso de todos los espacios necesarios para una formación que requiere alto grado deespecificidad, y, por supuesto, no se resuelve con unas aulas con pizarrón.
Consultada la CONEAU por la alumna en cuestión, la respuesta explicaba las funciones que cumple esta entidad: evalúa la calidad de las instituciones universitarias, pero carece de poder de policía o fiscalización ante la advertencia de situaciones irregulares. Por eso redirige la consulta a la Dirección Nacional de Gestión Universitaria, a la vez que agrega información acerca de la autonomía universitaria, que hace que cada unidad académica tenga facultad exclusiva para determinar sus reglamentaciones internas.
Más allá de esto, la resolución adjunta de la CONEAU, la de la aprobación provisoria, especifica que la Escuela Superior de Medicina comenzará a funcionar, que se prevén unos 500 inscriptos, y que tendrá su propio Director, Vicedirector y Consejo Directivo. Que se recomienda el reconocimiento oficial provisorio, en tanto la unidad académica creada atienda una serie de compromisos que se detallan a continuación. La compra del material didáctico apunta no sólo a loque atañe a laboratorio sino a modelos de diferentes órganos, simuladores, que de no comprarse deben estar disponibles para su uso a través de convenios. Se detallan las necesidades de nombramiento de docentes condedicaciones parciales o exclusivas según el caso, el material cadavérico requerido, lostítulos específicos que completan el acervo bibliográfico requerido, a lo que se agrega la necesaria adecuación del anexo de Avenida Juan B Justo, más su correspondiente certificadode seguridad e higiene. A todo lo expuesto se sumarán,por supuesto, los necesarios quince cargos administrativos para la nueva Escuela Superior.
Lo cierto es que a la fecha, este medio no está en condiciones de afirmar fehacientemente si los requisitos necesarios para la aprobación definitiva de la nueva carrera se han cumplido o no. Lo que es incuestionable es que MarliCassiada Silva tenía derecho a preguntar. Derecho a cursar nota a quien quisiera para que le expliquen todo lo que ella tuviera inquietud desaber, sea que los pasos estén cumplidos para la aprobación, como si no. Y nadie puede cuestionar su uso de la palabra ni su participación en un foro público por su condición de extranjera. Una vez que la institución nacional le permite el ingreso a la facultad como persona que está en condiciones de acceder a estudios superiores, los derechos que adquiere son los mismos que todos los demás. Por ejemplo, el de peticionar a las autoridades por las vías legales previstas, que, en este caso, es una nota.
No parece deseable que un grupo de ciudadanos argentinos se arrogue el poder de decidir quién puede hablar y quién no. Ni quién tiene mayor derecho a ocupar una vacante universitaria, que finalmente se conserva por méritos exclusivamente académicos. No queremos ser de esos que se burlan de los extranjeros, ni de nadie. Somos gente. ¿O no?