Fue un 9 de Julio marcado por un grito espontáneo que se sintió desde La Quiaca a Tierra del Fuego y desde los Andes al mar: ¡viva la patria! Los argentinos piden seriedad y probidad en el manejo de los asuntos públicos del país.
Una vez más, organizándose a través de las redes sociales, los vecinos de a pie, investidos de ciudadanos y portando como insignia la bandera argentina, cubrieron las calles del país. En su mundo, el presidente Alberto Fernández pidió que se depongan las armas, antes de lo cual le había pedido a la oposición que, si no ayudaba, cuando menos tuviera la voluntad de callar.
Se trata de una idea claramente anti democrática propia de gobiernos dictatoriales, en donde abreva el ideario de la actual gestión, como Nicaragua, en donde han tomado el control de facto de los municipios controlados por la oposición y han expulsado a la organización de las monjas cuya orden fundó María Teresa de Calcuta.
Hay en Argentina una realidad nueva, un pueblo empoderado que reclama ciudadanía, ni más y nunca menos. Sobresalen casos como el del empresario dueño de una PyME Esteban Wolf, quien, en el Congreso Nacional, y en el Día Internacional de las PyMEs, dijo: «elijo mi país, siempre, porque quiero una mesa grande para mí, para mis hijos, para mis nietos». No es el único: de la desazón, hay virtud en resistir.
Los testimonios de quienes eran entrevistados en los canales de TV han sido casi unánimes a la hora de pedir cambios y, por sobre cualquier otra idea, que haya justicia. Muy pocos van, por desesperación, pidiendo un cambio ya. Sería tremendo que el peronismo, que sobrevivió a los golpes de 1955 y 1976, encuentre en una salida anticipada nuevamente el esquema de justificación para reinventarse.
Uno de los momentos más interesantes de la jornada lo marcó un crío en Tucumán que, interrogado por la marplatense Daniela Ballester para C5N al respecto de qué le preguntaría al presidente, dijo «que por qué se deja manejar por la Cristina». Milagro de la conectividad, que no deja a nadie afuera de los hechos.
En la oposición se dejó en claro que la postura es ir por la institucionalidad y de ningún modo buscar elecciones anticipadas, a lo que se suma el criterio de hablar de mala praxis económica como el factor responsable de la situación que se vive y que exacerba el clima social.
El 9J ha sido un día distinto, en el que la patria fue puesta en evidencia hasta por un dato que sería nimio: en la Casa Rosada, no estaba enarbolada la bandera nacional. Al advertirlo, muchos de los presentes saltaron la verja e izaron sus propias banderas, cantando el himno a viva voz.
La patria vive en todos. Y no la vamos a entregar.