El pasado sábado 1 de febrero se llevó adelante una marcha por los derechos del colectivo LGBT tras una interpretación polémica de los dichos del presidente Javier Gerardo Milei en Davos que habilitó la mascarada en la que el kirchnerismo se encontró con la oportunidad de actuar tomado la vía pública para limar al gobierno nacional.
¿Qué dijo Milei? En el segmento más crítico de su exposición señaló: «Vaya tarea que se mandaron con estas aberraciones del aborto. Desde estos foros se promueve la agenda LGBT, queriendo imponernos que las mujeres son hombres y los hombres son mujeres sólo si así se autoperciben y nada dicen de cuando un hombre se disfraza de mujer y mata a su rival en un ring de boxeo o cuando un preso alega ser mujer y termina violando a cuanta mujer se le cruce por delante en la prisión».
Hechos: la Asociación Nacional Atlética Intercolegial (NAIA) anunció una normativa que prohíbe la participación de mujeres transgénero en deportes femeninos. Esta decisión, tomada por el Consejo de Presidentes de la NAIA durante una votación unánime de 20-0 —según reportó ESPN— especifica que solo estudiantes asignadas como mujeres al nacer pueden competir en las divisiones femeninas en Estados Unidos. En 2018, Gabriel Fernández cumplía una pena en prisión por atacar a su pareja y fue en ese mismo año que pasó a llamarse Gabriela Nahir Fernández, por autopercibirse mujer. Debido a su nueva identidad de género, se decidió su traslado al pabellón femenino en la cárcel de Bouwer. Una vez allí, ejerció violencia de género contra otras presas y dejó embarazada a una de ellas.
No obstante estos hechos —no suposiciones, o prejuicios—, lo que llevó a Milei a establecer este rumbo discursivo fue la polémica que lleva adelante su admirado Elon Musk, que tiene por centro critico al primer ministro de Inglaterra Keir Starmer. Es sabido la admiración mutua con el creador de Tesla y el presidente argentino.
En un aluvión de publicaciones en su plataforma social X, el multimillonario ha apuntado contra altos cargos laboristas británicos, afirmando que el primer ministro Keir Starmer fue «profundamente cómplice de las violaciones masivas a cambio de votos». También calificó a la ministra de Salvaguarda de Menores y contra la Violencia a Mujeres y Niñas, Jess Phillips, de «apologista del genocidio de violaciones» y pidió su encarcelamiento. La última incursión de Musk en la vida política británica ha provocado la indignación de figuras laboristas, y el primer ministro ha condenado a «quienes difunden mentiras y desinformación», añadiendo que no les interesan las víctimas, sino «ellos mismos».
Se produce después de que Musk pidiera inesperadamente a su estrecho aliado Nigel Farage que dimitiera como líder del partido de extrema derecha, el Partido Reformista, y de que respaldara al activista Tommy Robinson, que cumple condena de prisión por desacato al tribunal.
Milei —un ávido seguidor de X— se plegó sin cortapisas a la visión de su admirado Musk, y decantó por ese sesgo, basado en hechos, pero con aristas sumamente discutibles.