Un nuevo aniversario de la voladura de la Embajada de Israel ha conllevado todos los escenarios y ritos de estilo sin que siquiera un atisbo de la verdad se haga presente en la causa judicial que por imperio del orden jurídico debe llevar adelante la Corte Suprema de Justicia de la República Argentina. Ausente la presidenta Cristina Fernández, concurrieron al acto en homenaje a las víctimas y recordatorio de este crimen irresuelto los ministros Julio Alak y Aníbal Fernández. Fueron ellos los que recibieron la repulsa de los presentes, de parte de quienes escucharon los mensajes que reclamaron verdad y justicia, y la responsabilidad de Irán en los hechos criminales aún impunes. La reacción llegó horas después de las renovadas críticas de la Presidenta a Israel, al que culpó de no haberse presentado como querellante en la investigación del ataque, y de los insultos del jefe de Gabinete al fallecido fiscal Alberto Nisman, cuya figura fue reivindicada por el ministro de Agricultura de Israel, Yair Shamir, y la embajadora en el país, Dorit Shavit.
El aniversario transcurre en un contexto internacional sumamente complejo, con Estados Unidos enfrentando a ISIS en Irak, en concurso con Irán, al tiempo que trabaja para obtener un acuerdo con el país de los mullah por la cuestión nuclear. En Buenos Aires, los Israelíes bordearon las formas diplomáticas, pero le espetaron a Aníbal Fernández en la cara su posición sobre Alberto Nisman, a quien el jefe de Gabinete había destratado vilmente. Shamir defendió a Nisman, quien investigaba ese atentado. “Más recientemente ocurrió una nueva tragedia, con la muerte del fiscal, que pagó con su vida el intento de llegar a la verdad”, manifestó Shamir, arrancando sonoros aplausos de las poco más de 500 personas que asistieron al acto. Hubo también críticas (sin nombrarla) a la presidenta Cristina Fernández: fue Jorge Cohen, sobreviviente del ataque, quien afirmó: “Estamos acá para volver a hablar de lo que hay que hablar. De la impunidad y de las vidas que quedaron a mitad de camino”, sumando en su sentida alocución que para CFK “el único acto es el del 17”, en referencia al acto de recordación que los familiares de las víctimas llevaron a cabo el martes último (al cual la Presidenta tampoco asistió, aunque sí recibió a los familiares en la Casa Rosada).
No faltaron las citas a Irán, país que el Gobierno de Israel considera el enemigo principal de su sobrevivencia como nación. En este escenario, y cuando crece la tensión de USA con Israel en un contexto nunca visto desde la creación del Estado hebreo, Argentina sigue a oscuras y en deuda con su propia ciudadanía, acumulando crímenes irresueltos al paso de los gobiernos sin que nadie atine a explicarlos ciertamente.
La guerra o guerras que involucran a Israel impactan en el mundo, y Argentina, con una de las poblaciones de confesión judía más importantes del mundo, se debe una explicación cierta y coherente que dé con los criminales y los lleve a juicio, sin importar quiénes son los responsables externos o internos. Argüir sobre la honra de los muertos, hacer campañas públicas degradantes, creer que la ingeniosidad en Twitter puede reemplazar las responsabilidades del Estado, no sólo es un mal ejemplo sino que crea en cada ocasión la idea de complicidades turbias del poder ante la sociedad.