El dirigente de izquierda Alejandro Bodart fue condenado a seis meses de prisión en suspenso por sus declaraciones antisemitas, al considerar la Justicia que una serie de mensajes que publicó en X incitaban a la discriminación.
La sentencia de vuelta los argumentos de primera instancia que habían excusado a Bodart de su dichos argumentando que eran consignas políticas que no alimentan el odio o la judeofobia. Es interesante ver que algunos actores del poder judicial entienden que en nombre de la política, todo se vale.
En mayo de 2022, Bodart publicó en su cuenta de la red social X: «Sionistas = Nazis» y «74 años de la catástrofe que vive el pueblo palestino, a manos del Estado racista y genocida de Israel. La llave, símbolo de sus casas y tierras robadas, está presente en cada lucha. Por una Palestina laica y democrática, del río al mar».
Un absurdo pedir por una Palestina del río al mar, ya que supone la eliminación del Estado de Israel y la desaparición por muerte o exilio de los 10 millones de personas que habitan el país. La consigna impulsada por los actores centrales del drama de medio oriente —esencialmente, Hamas— fue ejecutada en el pogromo del 7 de octubre de 2023. Alejandro Bodart no es un distraído, es parte de una trama que vincula a la izquierda global —bajo sus distintos cartabones— en la propagación de una yihad que cambie el mundo occidental.
Retornando a esta historia, la DAIA le envió una carta documento para que se retracte. «Esa actitud antidemocrática permanente de buscar acallar toda voz crítica nos reafirma, precisamente, en la convicción política de que el autoritarismo es un componente intrínseco del sionismo», fue la respuesta de Bodart.
Así, la entidad lo denunció por violar la ley Antidiscriminatoria 23.592 y la definición de antisemitismo de la Internacional Holocaust Remembrance Alliance (IHRA) adoptada por el Estado Nacional. De ahí en más, un largo camino judicial que aún no ha concluido.
La jueza Patricia Ana Larroca se decantó por entender que Bodart se había manifestado en el amplio contexto de la liberad de expresión. Por el contrario, los jueces Ignacio Mahiques y Jorge Atilio Franza entendieron que en el caso hubo delito. En un párrafo, la esencia del fallo: «La posición contraria al derecho del pueblo judío a la autodeterminación en el territorio ancestral (anti sionismo) se conecta con la deslegitimación, estigmatización y demonización que implica la equiparación del régimen nazi con el movimiento sionista».
Histórico.