Tal como hemos señalado, hay un cambio de época, y es evidente, aún en momentos en que se airean encuestas de opinión que reflejan un estado de gracia hacia la persona de la presidenta Cristina Fernández. Mauricio Macri, que según encuestadores es firme candidato a la disputa por la Presidencia de la Nación, ha señalado recientemente: “En mi gobierno se acabará el curro con los derechos humanos”. Su frase, descontextualizada, condujo a duras réplicas en Página 12, Tiempo Argentino, Infonews y un damero de medios afines al pensamiento y política del Gobierno. Estela de Carlotto -la última arrepentida- criticó la expresión, y algún comentario cayó vía Twitter por parte de la Presidenta. Poquísimo ante tamaña definición.
Quienes dieron baza a esta afirmación fueron dos héroes cívicos con pergaminos inmaculados: Graciela Fernández Meijide y Julio César Strassera. “Que los hubo (los curros), los hubo, o por lo menos se los está investigando”, afirmó la ex funcionaria de la Alianza, quien recordó la investigación del presupuesto del plan “Sueños Compartidos”, a cargo de la fundación Madres de Plaza de Mayo, que dirige Hebe de Bonafini. Meijide caracterizó los dichos de Macri y de la Presidenta como propio de tiempos políticos, señalando que ninguno de ellos había tenido nada que ver con esclarecer y castigar los crímenes de Estado. Sin embargo, quien dio fuerte en la tecla fue el ex fiscal Julio César Strassera. En declaraciones a medios metropolitanos, expresó: “Aplaudo lo que dijo Macri, porque dijo la verdad. Es el curro de los derechos humanos”, dijo por Radio Belgrano. Y puso como ejemplo “lo que pasó con la construcción de Schoklender y Hebe de Bonafini; fíjese, porque reciben dinero… Abuelas, la señora (Estela de) Carlotto, que agravió al Papa, ahora resulta que estaba mal informada”. Agregó también: “hoy, en la Argentina no hay groseras violaciones de derechos humanos, salvo con los militares que tienen presos. Los derechos humanos, a mi juicio, son aún para los violadores de los derechos humanos. Y resulta que un homicida violador, con 70 años de edad, va a su casa, y un militar con 90 años, con una enfermedad terminal, tiene que estar detenido en la cárcel. Me parece una barbaridad”.
Strassera ni se calla ni se ahica: “El partido hoy gobernante avalaba la ley de autoamnistía, y se negó a formar parte de la CONADEP. Ellos jamás se preocuparon por los Derechos Humanos. Nunca. Jamás. Ni Néstor Kirchner ni su mujer. Vieron el negocio y ¿ahora están desesperados por los Derechos Humanos? Me parece de una hipocresía gigantesca”. Este nivel de debate era inimaginable un año atrás. El cambio de época marca ya un ritmo muy alto, y no da la impresión de que dicho ritmo se vaya a apaciguar.