Al inicio de la gestión de Alberto Fernández, una imagen se tornó viral: la del flamante ministro de Salud, Ginés González García, ingresando al son del cántico de los militantes que gritaban: «tenemos ministerio».
Era en respuesta a la decisión del gobierno de Mauricio Macri que, luego de la PASO que marcó el camino de lo que fue luego el triunfo del binomio Fernández-Fernández, entre otros cambios, había reducido el área a una secretaría.
Según la lógica política del kircherismo, aquella decisión configuraba una herejía monumental, la cual fue prendida fuego a través de un decreto en las primeras horas del por entonces flamante gobierno. Sin embargo, los hechos posteriores en pandemia y la situación actual reflejan que el cambio de status no modificó en nada a favor la situación sanitaria del país, sino todo lo contrario.
En estos días, a pocas jornadas del inicio del nuevo gobierno, se conoce que la Confederación de Asociaciones de Diálisis de la República Argentina advierte que se están agotando las reservas disponibles de insumos importados, sales y cloruros, entre otros elementos indispensables para la preparación de los concentrados necesarios para las sesiones de diálisis. Pero eso no es todo, sino que los problemas son gravísimos en todas las áreas de la práctica médica.
La Sociedad Argentina de Cardiología, la Fundación Cardiológica Argentina, la Federación Argentina de Cardiología, el Colegio Argentino de Cirujanos Cardiovasculares, la Asociación Civil de Cirugía Vascular y Angiología de la Argentina, el Colegio Argentino de Cardiología y el Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas se pronunciaron en un severo comunicado conjunto, señalando: «La falta de financiamiento del sistema y su impacto directo en la remuneración de todo el recurso humano, sumada a la aún vigente escasez de insumos médicos, nos obligan a seguir poniendo en alerta a la población sobre las dificultades graves para el tratamiento correcto de las enfermedades cardiovasculares en el presente».
Aún hay más. En otro párrafo del extenso y detallado comunicado, expresan: «Enfrentamos serias dificultades ante la grave crisis económica en la disponibilidad de insumos tanto para diagnósticos y tratamientos de patologías agudas (infarto, ACV, oclusiones de arterias de miembros inferiores, y otros), no solo en los grandes centros sino en el interior del país. Es indudable que la disponibilidad de insumos conspira contra la calidad de la prestación. Es imperioso poder contar con medios de contraste para la realización de estudios diagnósticos, así como con aquellos elementos medulares para la realización de una Angioplastia o una cirugía cardiovascular de bypass y la totalidad de las pruebas diagnósticas empleadas en cardiología».
La situación que dejan los que celebraron «tenemos ministerio» es caótica y violadora de derechos humanos y constitucionales. Implica una fuerte desidia y abandono de los roles del Estado. Nada de todo esto debería quedar impune.