El mítico relato dice que Dédalo, genio de la antigüedad, fabricó unas alas para él y para su hijo. Las adhirió con cera a los hombros de Ícaro y luego a los suyos, e iniciaron el vuelo que los llevaría a la libertad.
El padre había advertido a su joven hijo que no volara demasiado alto ni demasiado bajo. No obstante las advertencias de su padre, Ícaro, fascinado por lo maravilloso del vuelo, se elevó por los aires desobedeciendo a Dédalo, quien no pudo impedirlo. Ícaro se sintió dueño del mundo y quiso ir más alto todavía, pero se acercó demasiado al sol. El calor derritió la cera que sostenía sus alas, y acabó precipitándose en el mar, donde murió.
Es curioso que estas historias se repitan una y otra vez. Horacio Rodríguez Larreta creó el grupo Sophia, un think tank que buscó articular un espacio distinto en el PJ en la década de los ‘90s. De ese grupo proviene esta armada Brancaleone que articuló desde dentro de Juntos por el Cambio para entronizar un proyecto presidencial que tiene por aspirante al propio Larreta, quien desprecia el camino recorrido que lo sacó del ostracismo político en el que había caído luego de su paso por la conducción del PAMI.
Si bien es muy complejo conocer cuál es la concreta responsabilidad del jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires en los hechos que llevaron al suicidio a René Favaloro, lo cierto es que esa sombra acompaña su historia. Al sumarse al gobierno de Mauricio Macri en CABA, Larreta modificó su perfil público y el conjunto de los argentinos no advirtió su impronta y su rol como efector e impulsor de la crítica al gobierno de Macri desde dentro de la misma coalición.
Su desesperada carrera buscando imponer los candidatos, “sus candidatos”, es un error de nota. Buscando una centralidad absoluta, precipitó a una interna a Juntos por el Cambio, incluyendo un detalle no menor como es eliminar el término “cambio” del nombre del partido. La variable López Murphy en CABA, y la lista de Facundo Manes en la provincia, llevan a una PASO cuyas implicancias serán mayores hacia el 2023, que en estas elecciones de medio término.
La idea que primó en el jefe de gobierno de CABA es suplantar de una vez y para siempre el liderazgo de Mauricio Macri. Lejos de ello, lo que revelan las redes es un enojo muy fuerte en relación a la persona de María Eugenia Vidal, y al propio Larreta. Diego Santilli es tan inocuo que ni fastidio provoca. En tono de sorna, un usuario de Twitter señalaba: “ya está, el colorado es candidato, ahora hay que lograr que no vote a Tolosa Paz”.
Como Ícaro, Rodríguez Larreta no advirtió que, a medida que se acerquen los comicios, más se derretirá la cera de sus alas, al ritmo del conteo del voto surgido de la voluntad de la ciudadanía, que no es ganado de arreo para que le hagan votar cualquier cosa a capricho del mandamás de turno.