En un año electoral y con un universo de intereses diversos, los temas diarios devoran el escenario de los medios al son de novedades y especulaciones diversas.
Al margen de todo eso, la vida real sigue su rumbo y a diario se dan novedades que conforman un núcleo de cambio que estallará en la vida de los argentinos inexorablemente. 2018 pagó el brutal precio de la sequía de 2107 con una caída de exportaciones del orden de 8 mil millones de dólares. 2019 está destinado a marcar un récord de producción granaria que aún no tiene techo y, por consecuencia, lograr un aporte a la estabilidad cambiaria que los operadores de mercado financiero todavía no evalúan en toda su dimensión.
En una competencia de egos absurdos y lastimosos, economistas citados habitualmente por los medios de CABA vocean “default” e “híper inflación” no advirtiendo lo que ocurre en la economía real. El complejo granario, Vaca Muerta, y las energías ambientales (eólica/ fotovoltaica), hacia 2020 modificarán de cuajo el costo de la energía industrial y domiciliaria, resolviendo, vía producción, uno de los factores que complican el día a día de los argentinos por la corrección de precios que se debe realizar ante el desquicio heredado.
La Federación de Cargas de Córdoba abrió el registro de empresas habilitadas para contratar en la provincia. ¿Por qué? Porque no alcanzan los camiones asentados allí. Se calcula que dos mil camiones hacen falta para poder sacar toda las cosechas de soja y maní. La USDA, agencia federal de Estados Unidos, volvió a calcular la cosecha de maíz: Argentina es ahora el segundo productor mundial de maíz y tercer exportador global.
Seguir hablando del campo como productor primario ya es ridículo. La cadena de valor es inmensa y derrama fuerte. La inversión en ferrocarriles de carga, que toma cada vez más volumen, baja costos y acerca valores para los productores que están por fuera del radio de la pampa húmeda. El complejo conocido como Vaca Muerta avanza firme. Un reciente informe hace hincapié en lo que falta y en la inseguridad jurídica argentina. Es, básicamente, el miedo a que retorne Cristina Fernández u otra variante peronista al gobierno. Lejos de eso, las primeras pruebas de regasificación de GNC a GLP para exportación ya están concluidas y se abre por primera vez la oportunidad de mercados mundiales estables para la venta de gas a granel.
Hay un cambio de paradigma que reemplazó consumo y destrucción de riqueza por inversión en areas claves que mejoran de fondo las condiciones de vida. Falta mucho aún, es obvio. Un dato final: la calidad del viento en Argentina y el impacto de la luz solar hacen bajar en un 70% el tiempo de amortización de equipos eólicos y solares. Hoy ya hay en el sistema más de mil megavatios de energía eólica y solar. En un año se triplicará, y la baja del costo energético aumentará la competitividad del país, y generará mejores condiciones de vida en lo particular. Cambios en un año electoral en donde el ruido político mediático no deja ver con claridad la dimensión de lo que está ocurriendo a diario en nuestra nación.