La movilización ciudadana del 9 de Julio (9J) dejó en claro que hay una corriente profundamente instalada en la ciudadanía que clama por valores que ya dejaron de ser una abstracción, para volverse parte de la carnadura misma del ser argentino.
Es un dato de la realidad que el reportaje que Álvaro Vargas Llosa le hizo al ex presidente Mauricio Macri fue algo más que una mera coincidencia, y que tenía un explicito mensaje político para quienes se venían manifestando en defensa de los valores de la república y de la democracia.
Ese mensaje conecta a Mauricio Macri con el universo que lo votó en un acto cívico de carnadura desconocida, en donde millones atravesaron el país en actos multitudinarios nunca vistos en la historia de nuestro país y que, probablemente, estén marcando anticipadamente una tendencia global.
En la entrevista, Macri señaló que hay una “revolución de las expectativas”, señalando que, de la mano de la revolución tecnológica, un ciudadano recibe hoy, en treinta días, el mismo volumen de información que recibía antes en treinta años. Hay que poner una mirada atenta a sus dichos, ya que explicitan la agenda que lleva, en sus banderas argentinas y sus pancartas, a la ciudadanía que, subida al rally de expresarse, anuncia otra movilización masiva para el 17 de agosto.
Estas definiciones trajeron otras, por caso, las de Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, quienes se pronunciaron negativamente contra la movilización y dejaron en claro que están en un proyecto sin Macri, lo que agitó las aguas en el PRO y, por decantación, en Juntos por el Cambio.
No es lo único que está, ahora sí, a la luz del día: el conjunto de dirigentes que se alinean en la idea de un “macrismo” sin Macri, son los mismos que claman por “cerrar la grieta”. Y ahí es donde el ex presidente, en el reportaje, vuelve a marcar la línea que lo separa de estos dirigentes, y lo une a la gente.
Es que, de una vez, hay que dar la discusión sobre qué es “la grieta”. No se trata de peronismo o anti peronismo, eso es el pasado. Pero lo que forma parte de ese pasado, se repite en el presente y —como queda claro en las movilizaciones— no se admite como futuro, es la corrupción. Y aquí está la matriz del choque de posiciones en el PRO y, por extensión, en Juntos por el Cambio.
Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, Emilio Monzó, y siguen las firmas, ven la política como una cuestión de clases. Ellos son la dirigencia y son, por lo tanto, diferentes del ciudadano del común. No se trata de Cristina Elisabeth Fernández, se trata de ellos, que son la nueva oligarquía, una oligarquía que, como señaló el ex presidente Raúl Alfonsín en un reportaje a un medio en la ciudad de la plata en 1987, se está consolidando vergonzosamente con el dinero de las instituciones públicas del Estado. No es la grieta por las ideas, es impunidad, lisa y llana.