Desde aquella frase de Juan Domingo Perón “quién ha visto un dólar” hasta hoy, en que la Argentina bate récord de atesoramiento de dólares, se estima que los argentinos guardan en bancos 28 mil millones de dicha moneda. Por ello, una política económica que mantenga dicha variable económica en rangos lógicos es central en el manejo de la Nación.
Mucho de lo que ocurre en torno al dólar tiene que ver con la presión mediática, que es cada vez más intensa, en particular en los medios televisivos de Capital Federal y su fenomenal posición de ocupar el centro de la escena a nivel país por la distribución nacional de dichos sistemas de comunicación. El zócalo rojo, ícono de la tragedia comunicacional especulativa, es una constante, funciona como un articulador de tensión política y responde a parámetros comunes para todos los medios en manos de grupos empresarios con objetivos económicos diversificados.
Lo que no se puede alterar es la realidad, y la realidad es la única verdad. No es 2001, no hay ninguna similitud con la situación que se vivía en aquel momento. No habrá corralito ni corralón, y nadie cree que si depositó dólares, esa acreencia esté en riesgo. Lo que ocurrió en los días que van del 17 al 21 de septiembre —caída del valor del dólar ante el peso, caída del riego país y recuperación del valor de acciones de empresas argentinas por el orden 7.600 millones de dólares— son datos fuertes, verificables y dignos de ser tenidos en cuenta para cualquier análisis serio. El punto de equilibrio del dólar está en el orden de los 40/42 pesos, lo que equivale al valor de salida del peso de la convertibilidad actualizado.
¿Qué ha ocurrido con la economía argentina? Lo que ocurre desde “el Rodrigazo”, cuando estalló por el doble efecto de la debilidad estructural del comercio exterior del país. En aquellos años 70, Argentina sólo exportaba trigo y cortes de carne —como la denominada cuota Hilton— y el efecto no esperado fue el embargo petrolero provocado por la guerra del Yom Kipur. Argentina quedó sumergida en los efectos de cuestiones globales que no controlaba, no dominaba entonces ni domina hoy, a lo que hay que sumar la impericia y sevicia de una clase dirigente que se ha empeñado en enriquecerse de espaldas a la sociedad.
Si de cambio hay que hablar, los sucesos que iniciaron como la causa de los cuadernos rompen el paradigma de impunidad que campeó hasta hoy. En nuestro país siempre hubo dinero, lo que ha ocurrido es que se lo han robado a manos llenas. El proceso vivido y sufrido durante los 12 años de los Kirchner no introdujo algo nuevo; sólo lo exacerbó hasta límites inconcebibles. No obstante, hay interrogantes. Toyota batirá este año todos sus récords de producción, y se coloca como la planta productiva de más alta calificación fuera de Japón. Mercado Libre profundiza su imbricación en el sector financiero y se alía con el BIND para operar en fondos comunes de inversión buscando bajar el costo financiero local. Después del dólar y el equilibrio de la macro, hay otras cuestiones de la economía que no dan para el zócalo rojo, que de todos modos debemos conocer y entender. Y urgen.