Dijeron que no era lo que esperaban. Si vivieran en Narnia —como se suele decir—, podría ser. En el mundo real, es obvio que el nivel de emisión monetaria y la destrucción del peso como referencia de valor es lo que lleva a esta situación.
Hoy, ya cumplido el anuncio de Roberto García Moritán de que harían falta 400 pesos para poder comprar un dólar, el consenso de los economistas es que el valor de cambio está atrasado. A aquella pregunta de Perón en la década de 1950 en los balcones de la Rosada de «¿quién ha visto un dólar?» los hechos le responden que ya es imposible que alguien no lo haya hecho, ya que cientos de miles poseen y atesoran esa moneda extranjera como resguardo del valor de sus ahorros.
En diciembre de 2022, el INDEC estimaba que las tenencias en dólares en poder de los argentinos estaban en 261.490 millones y creciendo, al ritmo de la inestabilidad económica. El BCRA no logra parar la sangría que a diario hace inútiles los esfuerzos del abogado a cargo del Ministerio de Economía por asegurar un esquema que le dé al gobierno los recursos que necesita para afrontar estos meses cruciales en los que el impacto de la sequía implica una caída de ingresos fiscales del orden de los US$9 mil millones. Ante este escenario catastrófico, no hay FMI que pueda cubrir el bache.
El desequilibrio macro es de tal magnitud, que ni siquiera la contracción económica —ya evidente, por la caída del valor de los ingresos— evita que la inflación galope al ritmo de un 7,7% mensual en el plano general y de 9,8% en alimentos. Una inflación brutal que ya suma el 21% sólo en el primer trimestre del año.
En cuanto a las expectativas, lo define muy bien Rodolfo Santángelo, socio de Carlos Melconián: «Tomando como base los $200 de dólar-soja de septiembre pasado, los $300 de abril son un ajuste que se aproxima mucho a la variación que resultaría de aplicar la inflación de 7 meses, de octubre a abril, de alrededor de 52%. Con esa regla, y teniendo en cuenta que los productores solo venden masivamente a ese nivel real del tipo de cambio, todos deberían esperar para diciembre enfrentar un tipo de cambio nominal bien por arriba de los $450 (que está algo por arriba de la estimación promedio esperada para ese mes, pero que rápidamente se aproximará o superará ese valor en próximos meses)».
Ergo: lo que hace el abogado a cargo del Ministerio de Economía —ya no súper ministro, sino viajero mendicante ante el FMI— es devaluar a pasos agigantados, sin corregir las políticas de fondo que son las que provocan el empobrecimiento generalizado de toda la sociedad. Tal como señalan cautelosamente diversos economistas, la inflación mínima estimada para 2023 va a estar en el orden del 120%.
Así terminará la historia del aventurero originario del partido bonaerense de San Martín que se inició en la UCEDE, devino tigrense y después se travistió en la esperanza blanca del círculo rojo.