Todo comenzó en Entre Ríos con una causa impulsada por la ministra de Salud, Sonia Velázquez, por coacciones, amenazas y violencia de género. La denuncia se presentó en 2018, sumándose a otras tres preexistentes.
Así, José Ángel Allende acumuló cuatro investigaciones penales en la Justicia. El fiscal Leandro Dato tramitó la denuncia por amenazas en contexto de violencia de género por parte de la ministra de Salud, Sonia Velázquez; el fiscal Álvaro Piérola, la denuncia por amenazas que le hizo a Allende el periodista Martín Carboni; y la fiscal Laura Cattáneo llevó adelante las investigaciones penales por enriquecimiento ilícito y negociaciones incompatibles con la función pública, que involucró a Allende, su pareja Adriana Sattler, su ex Diana María Cristina Traverso, y sus hijos, Julio, Victoria y Carolina Allende.
La causa tiene bemoles, pero hay que indicar que el evento central es su patrimonio, estimado por la fiscalía actuante en 4.7 millones de dólares. Buscando evitar la condena y eventual prisión de su familia, Allende confesó: admitió que robó y se enriqueció.
El 22 de octubre de 2020, un tribunal conformado por los jueces José María Chemes, Carolina Castagno y Alejandro Cánepa declaró inadmisible el acuerdo de juicio abreviado para el ex diputado acusado de los delitos de enriquecimiento ilícito, negociaciones incompatibles con la función pública, amenazas y coacciones. La historia vuelve a repetirse y, en segunda ocasión, un juez en Entre Ríos pide que vaya a juicio oral y púbico.
El extraño caso de José Ángel Allende, ladrón confeso, debería servir de faro de atención al modelo de saqueo que sufre la Argentina a manos de una oligarquía facciosa que se llena los bolsillos a costa del resto de la sociedad.
A la intemperie, Allende se muestra en libertad a la espera de que se fije fecha para juicio oral en las cuatro causas que han recibido la determinación del juez de garantías de profundizar las investigaciones.
La más antigua de las denuncias viene de 2017 cuando Allende amenazó al periodista Martín Carboni espetándole: “Vos viste que Yabrán no se suicida porque él lo mató a Cabezas. Yabrán se suicida porque los alcahuetes de Yabrán, queriendo quedar bien, lo apretaron a Cabezas, se les fue la mano, y lo mataron”.