Finalmente y luego de treinta años, el velo cayó sobre todos. No hay ya espacio para especulaciones e interpretaciones. Hay una sola verdad, y es la realidad. Estela de Carlotto, “la” abuela de Plaza de Mayo, se ubicó en la misma vereda de Hebe de Bonafini y caracterizó a los caídos en los años de sangre y plomo como “héroes equiparables a San Martín y los que hicieron la gesta libertadora”.
En un reportaje concedido al periodista Marcelo Zlotogwiazda en la Rock & Pop, la titular de Abuelas aclaró que la organización a su cargo “no está con la violencia”, pero que reconocen “la conducta fiel y total de cada uno de los desaparecidos durante la última dictadura militar”. La entrevista venía a cuento de la movilización de distintas organizaciones vinculadas al Gobierno por la jornada del 24 de Marzo. Allí, algo que podría haber transcurrido por carriles esperados, es decir un intercambio amable de pareceres, derivó en una crispación notable. Y fue precisamente cuando Carlotto señaló: “Nosotros reivindicamos el valor de una lucha, que sí la hubo, armada. Aunque no estamos con la violencia, esa violencia es la que tuvieron San Martín y los héroes cuando tuvieron que defender la patria. Ellos –refiriéndose a los desaparecidos- defendieron a su manera, con errores, virtudes y defectos. Nosotros no idealizamos, ponemos la conducta fiel y total de cada uno, en el caso particular (…) Sabemos lo que hicieron y cómo lo hicieron. Yo estoy orgullosa de mi hija, que dio la vida, tenía 23 años cuando la mataron. ¿Qué tenemos de dar explicaciones a esta altura, de este tipo? Es absurdo. Si me llamás para esto, chau. Me preguntás algo fuera de contexto, ya eso no lo tenemos que explicar más, está dicho, escrito y probado”.
No fue algo dicho irreflexivamente. Fue la primera explicitación pública que revela que la misma idea de una violencia justificada es algo aceptable y debe ser legitimada ante las nuevas generaciones. Las expresiones de Carlotto recibieron respuesta de Claudia Rucci, diputada nacional, e hija del gremialista asesinado por Montoneros Ignacio Rucci. Rucci hija señaló: “No imaginé que iba a escuchar que se considerase a la violencia de los años 70 tan justa como la de la guerra por nuestra independencia”. Agregó que se siente orgullosa de su padre, quien luchaba por la plena vigencia de la democracia y el retorno de Perón. Se sumó a la cuestión la diputada Laura Alonso, del PRO, quien apuntó: “Hoy, aquellos que intentamos pensar por qué razones caímos en la tragedia del terrorismo de Estado y repudiarlo, somos agredidos y tildados de golpistas, procesistas y defensores de la ‘teoría de los dos Demonios´. Determinados sectores buscaron y buscan clausurar parte del debate histórico que esta sociedad se merece y debe conocer”.
Se desprendió el velo, y la verdad quedó desnuda, a la vista de todos. Sobre la sangre derramada vilmente, sobre un pasado siniestro en que el Estado y sus actores se travistieron en algo peor que lo que debían combatir, se construye hoy un relato que pervierte la verdad y amenaza la razón. Nada justificaba en democracia y con Juan Domingo Perón en el poder el pase a la clandestinidad de Montoneros, la intentona separatista del ERP en Tucumán; sólo un delirio mesiánico y cobarde pudo justificar semejantes acciones. Y sólo un presente de impunidad discursiva y cobardía política puede tolerar semejante postura.