El régimen militar encabezado por Jorge Rafael Videla y la junta de comandantes mantuvo una fuerte relación con la Unión Soviética y con el régimen de Fidel Castro en los años ochenta. No debe llamar la atención al ciudadano interesado en la temática política, aunque sí tal vez a las jóvenes generaciones, que han absorbido en estos años el relato sesgado de la historia reciente. Un conjunto de documentos publicados en la página web de la Cancillería han permitido verificar en papel el tipo y grado de vínculo entre los regímenes dictatoriales de Castro y Videla.
Los documentos revelados exponen que había una constante y fructífera acción, en particular para cubrirse mutuamente en los foros internacionales. En abril de 1977, Buenos Aires autoriza a su Embajada en La Habana a “solicitar un intercambio de votos” para la reelección de Argentina en el Consejo Económico y Social de Naciones Unidas. Fidel Castro había pedido a la dictadura argentina apoyo para la elección de Cuba al Consejo Ejecutivo de la OMS. “En consideración al pedido de apoyo solicitado por Cuba para su elección en el Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud, autorizase a V.E. a solicitar en cancillería local un intercambio de votos en favor de la postulación de nuestro país a la reelección en el ECOSOC y se servirá informar resultados por esta misma vía”, reza el documento oficial. El cable está calificado de “muy urgente” y “secreto”, y lleva la firma de Fernando L.M. Ricciardi, del Departamento de Organismos Internacionales del Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina.
Entre 1976 y 1983, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU debatía cada año la posibilidad de enviar una comisión de investigación a los países respecto de los cuales recibía denuncias de violaciones de derechos humanos: Argentina y Cuba estaban en la lista. Ese fue, por lo tanto, otro escenario de cooperación espuria entre ambos regímenes: sus respectivos embajadores ante el organismo internacional votaban en contra de cualquier resolución crítica que pudiera surgir del organismo a su accionar represivo.
Se debe señalar, en beneficio de la historia, que fue la administración norteamericana de James Earl Carter, por medio de su secretaria Pat Derian, la que dio a conocer, en una acción valiente para la época, las catacumbas y mazmorras de la dictadura de Videla. Derian vino al país, recorrió en persona los lugares denunciados como centros de tortura, y enrostró a Massera los crímenes de la Armada. Derian era una enfermera de Virginia, en Estados Unidos, delegada a la convención del Partido Demócrata, plenamente imbuida del valor de la vida, quien puso en negro sobre blanco las atrocidades del por entonces Gobierno argentino, ante el silencio cómplice de la dictadura cubana, a todas luces compañera de ruta de la versión nacional.