La semana inicia con un ataque presumiblemente narco al hogar del gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, en la ciudad de Rosario, mientras miraba junto a su familia el partido Argentina/Perú. Según informaciones bridadas por Sergio Umanski, vocero del Gobernador, el hecho se produjo el viernes 11 cerca de las 21.15, mientras el mandatario y su mujer -la secretaria del área de Inclusión de la provincia Silvia Tróccoli- se encontraban dentro de su domicilio particular ubicado en la zona de Darragueira y Gallo, en la ciudad mencionada.
En ese momento, cuatro hombres encapuchados que se trasladaban en dos motos, abrieron fuego contra el frente de la vivienda. El vocero del mandatario señaló a DyN que Bonfatti miraba el encuentro de la selección nacional junto a su esposa cuando se produjeron los disparos. Y, confirmó que “al menos tres” de los balazos lograron ingresar al living de la vivienda, mientras otra decena quedó incrustada en las paredes del frente de la vivienda. Según fuentes de la investigación, las balas eran de calibres 9 y 11,5 milímetros.
En paralelo, un hecho sacudía fuertemente a la comunidad periodística, al conocerse que un integrante del equipo móvil de TN que cubría las circunstancias referidas a la investigación sobre el asesinato de la joven Araceli Ramos, fue atacado a balazos dentro del móvil, que se hallaba a metros de la casa de la madre de la chica, rodeado de otros móviles y habiendo una fuerte presencia policial en el sitio. El ex prefecto Walter Vinader, único detenido por el caso Ramos hasta el momento, tenía ocho causas penales, y y había purgado tres años de prisión. Quizá, si no se hubiera expuesto en Facebook como lo hizo, jamás se hubiera llegado a él en forma tan expeditiva.
Por su parte, el candidato a senador nacional por Unión Por Chaco, Ángel Rozas, también fue salvajemente agredido por una patota encabezada por el dirigente identificado con el oficialismo provincial, Juan “Pelado” Rossi, en su visita a la localidad de Villa Río Bermejito, según expresa el comunicado emitido por la fuerza política. Los repudios de la dirigencia del PJ chaqueño no pueden ocultar lo ocurrido. Un discurso de odio como el que exuda el vicepresidente Amado Boudou, que en reciente aparición en Tecnópolis acusó a los diarios de enviar mensajes mafiosos, lleva a que la violencia física y concreta se instale en la sociedad.
No hay mucho para discernir, pues es evidente de toda evidencia que existe una directa relación entre poder político, discurso victimizador de la criminalidad e impunidad en el actuar de aquellos que en cualquier lugar y espacio empujan a la sociedad a expresar sus perfiles más repudiables.