Impactos globales en un mundo en cambio constante

Los incendios en Australia y el coronavirus en China refulgen en la media mundial provocando un impacto fenomenal. La idea de una casa global se instala rápidamente, revelando lo interconectado que está el planeta, no sólo en su esencia y dinámica funcional. Es también el impacto que provoca que la pluma del humo australiano llegue a percibirse en Chile, atraviese los Andes, e impacte en territorio argentino.

También impresiona que la situación del coronavirus, que por un lado afecta a pasajeros en un transatlántico de turismo —provocando que un argentino esté internado hoy en Osaka (Japón)— y que, por otro lado, cinco británicos contraigan el virus en un resort de alta montaña en Francia luego de convivir con una persona que había estado en Singapur.

La enfermedad surgida en Wuhan viaja al ritmo de las comunicaciones contemporáneas y revela que su aparición es anterior a la detección del primer caso por el médico Chino Li Wenliang en diciembre de 2019, quien fue hostigado por el régimen comunista acusado de querer crear pánico en la población.

Según cita la BBC, Li Wenliang murió después de contraer el virus mientras trataba a pacientes en Wuhan. En diciembre pasado, intentó alertar a sus colegas médicos sobre un virus que creía que se parecía al SARS, otro coronavirus mortal, pero la policía le dijo que “dejara de hacer comentarios falsos” y fue investigado por “propagar rumores”. Hoy, tristemente, con 776 víctimas confirmadas sólo en China, el debate es otro.

“No creo que haya estado difundiendo rumores. ¿No se ha convertido esto en realidad ahora?”, le dijo a la BBC su padre, Li Shuying. Para agregar: “Mi hijo era maravilloso”.

Lo que le ocurrió a este doctor revela la respuesta fallida de las autoridades locales de Wuhan en las primeras semanas del brote de coronavirus. Muchos en China lo consideran un héroe y la noticia de su muerte fue recibida con un intenso torrente de dolor en la red social china Weibo —equivalente al Twitter occidental—, que rápidamente se convirtió en ira.

Weibo es una red social china totalmente controlada por el gobierno. Precisamente en estos días, cientos de miles de ciudadanos del país asiático fueron visitados por la policía para advertir que dejasen de propagar rumores, o serían encarcelados hasta por ocho años. Un combo explosivo que implica otro peligro, como señala Damián Di Pace, experto en China: que se dispare la “sinofobia”, algo que ya está en la agenda de preocupaciones de la organización mundial de la salud.

De los incendios en Australia al coronavirus en China y su expansión global, un evento meteorológico extraordinario queda al borde de la agenda: la temperatura más alta desde que hay registros en la Antártida: 18 ºC en un día increíble en la base Esperanza el mediodía del pasado jueves 6 de febrero. Según el Servicio Meteorológico, se trata de la más elevada desde 1961, y supera el anterior récord de 15.5 ºC del 24 de marzo de 2015.

No fue el único registro llamativo: en la base Marambio, una estación científica y militar, la temperatura llegó este jueves a 14.1 ºC, la más calurosa para un mes de febrero desde 1971. El récord anterior se había registrado el 24 de febrero de 2013, con 13,8 ºC.

Es obvio que hay un cambio de proporciones que la conducta humana agrava, con una indiferencia criminal hacia el más natural instinto de cualquier especie: su supervivencia.