La actual situación política en Irán nació de la puja de poder entre las grandes potencias por el control del petróleo en dicho país en la década de 1970, la cual provocó la caída del gobierno pro-occidental del Sha de Persia, Rheza Palevi, y el ascenso de un régimen más cruel aún que, en nombre de la versión chiita del Islam, conculca los derechos de sus ciudadanos y mantiene a las mujeres en un lugar de sometimiento al dominio del hombre, en nombre de lo «divino».
La naturaleza cruel de este régimen que asesina año tras año a miles de sus compatriotas ha provocado finalmente el estallido de la sociedad civil, impulsado por las mujeres que ya no están solas y, tal como se ve, son acompañadas por los hombres en las manifestaciones desafiantes al liderazgo iraní, llevando cual banderas sus cabelleras al aire sin la cobertura de la hiyab, en violación de lo que prescribe, como marco de fuerte sujeción estatutaria, el gobierno de los mullah.
En estos días, un ataque conmocionó aún más al país farsi: un atentado a una mezquita atribuido a Estado Islámico, una facción islamita de confesión sunita que se opone al chiismo, versión que consideran herética, y que es predominante en Irán. Esta división proviene del siglo VII, luego de la muerte de Mahoma, y marca la mayoría de las diferencias dentro del Islam así como la enorme mayoría de las guerras que se han desarrollado desde entonces por el control político del medio oriente. Este sábado, en el entierro de las víctimas de este ataque, el líder de la Guardia Revolucionaria —un ejército paralelo iraní que reporta directamente al clero—, Hossein Salami, advirtió a los jóvenes que protestan depongan su actitud para no arruinar su futuro: «Hoy es el fin de los disturbios. No salgan más a la calle».
Los jóvenes y las mujeres de todas las edades —niñas, adolescentes, jóvenes y muchas madres— han hecho de la disputa en torno a la hiyab el centro de una movilización masiva que el régimen, pese a asesinar por cientos a sus propios ciudadanos, no puede acallar.
Quince personas murieron en el ataque a tiros en el santuario Shahcheragh, de la sureña ciudad de Shiraz. Miles de personas participaron en la procesión funeraria que recorrió la ciudad y que lanzaron consignas contra las protestas como «Muerte a América», «Muerte a Israel» y «Muerte a Inglaterra». En dicho marco, se dieron los dichos de este general cuya misión es proteger al régimen, sin importar el costo en vidas.
La situación en Irán es compleja debido a las sanciones occidentales, fruto de la política nuclear de dicho país, su mal manejo de la Covid-19 y una economía inflacionaria que destruye la moneda local, el Rial. La conexidad del régimen de los mullah con Vladimir Putin y el apoyo tecnológico a Rusia está creando una nueva tanda de problemas que sólo agigantarán el conflicto interno.
En ese escenario, la rebelión de las mujeres puede marcar sino el fin, el principio del fin de un régimen criminal para con su pueblo, y peligroso para toda la humanidad.