Aún no ha sido proclamado el presidente electo de los Estados Unidos en el marco legal y formal, pero la victoria de la fórmula Biden/Harris quedó sellada en las calles de la unión americana al finalizar el conteo que le dio 290 electores al partido demócrata, asegurando en demasía la cantidad de electores necesarios para la nominación.
En los medios de Argentina hay asombro por las características del proceso, y la profundidad de las diferencias que separan a ambos bandos. Hoy se habla una vez más de la América profunda. «Deep America» es una expresión que surgió políticamente cuando, inesperadamente, un actor de films de cowboys clase B llegó a la presidencia de la unión americana para dejar una huella en su país y el mundo, que perdura hasta hoy.
Ronald Regan apoyó su campaña en factores populares y en actores económicos que estaban —y aún están— lejos de los grandes centros urbanos, conformando un universo cultural diverso que, por aquellos años, no era reflejado en los medios periodísticos, o en la imagen instalada por el cine o la televisión, que se enfocaban en la América urbana.
Durante su presidencia la guerra fría y el Estado como prestador de servicios fueron los dos grandes temas. Regan marcó un momento de victoria para Estados Unidos con el final de la guerra fría, simbolizado en la caída del muro de Berlín, y la reunificación alemana apenas meses después del fin de su presidencia.
Esa América profunda simboliza culturas diferentes que pueden ser irreconciliables, pero que están al amparo de una estructura cultural basada en una república democrática, si bien esta atraviesa desafíos constantes y se reinventa permanentemente.
El triunfo atribuido a Biden/Harris aún no está cerrado porque, tal como señaló en un comunicado de felicitación el ex presidente Barack Obama, aún falta mucho por batallar, sobre todo ante la amenaza cierta de acciones en la justicia por parte de la campaña de Donald Trump, denunciando fraude electoral.
En los días previos circuló el video de un viejo reportaje a Joe Biden, quien en 1982 era Senador. En éste, el ex vicepresidente señalaba claramente que, en la contienda por Malvinas, la razón asistía a Inglaterra, y fijaba el apoyo estadounidense a quienes caracterizó como “nuestros confiables aliados”. Viene a cuento de intentar advertir cuál será la posición de la administración Biden/Harris en referencia a nuestro país.
Está claro que dicha posición no dependerá de lo que pensaba Biden en referencia a un hecho puntual en la década de los 80s, sino de cómo la Argentina se ubique en el mundo. Obvio que en el eje Ecuador/Venezuela/Cuba, todos asociados a Irán, las perspectivas no son las mejores.