El discurso del presidente Mauricio Macri tuvo un claro tono de cambio de época. Para los medios, “de campaña”. Un presidente que eligió responder en tono alzado a una provocación como no se ha visto jamás en democracia.
Mauricio Macri dio su discurso un tono épico que es nuevo en él. Deja en claro que la elección del 2019 es crucial e implica, como hemos señalado en este medio, que la suerte de Argentina se pone sobre la mesa de un modo crucial para el futuro del país.
La estulticia de la oposición kirchnerista en el momento de la asamblea parlamentaria es una página de vergüenza para la representación política del país. Su actitud en el énfasis fue el fruto de la falta de respeto y de consideración al votante, llevando al recinto los mismos modos brutales que se advierten en movilizaciones y conflictos cada día, cuando las huestes que responden a Jorge Bergoglio y a Cristina Elizabeth Fernández viuda de Kirchner salen a la calle.
Ante esta ordalía brutal de anti civismo y cultura anti democrática fue respondida con asertos tales como: “los gritos y los insultos no hablan de mi, hablan de ustedes. Estoy acá por el voto de la gente”. En su exposición el presidente también señaló: “dije lo peor ya pasó, y tienen razón, pero les quiero decir que lo que estamos logrando los argentinos es enorme, porque estamos haciendo crujir estructuras viejas y muy arraigadas. Yo soy el primero en saber lo que han sido estos meses, del dolor, y me hago cargo, pero estoy seguro que esta es la generación que con valentía decidió encarar lo que nunca se había hecho en la Argentina”.
Para quienes entienden de la realidad lejos de las operaciones, del zócalo rojo de la desazón cotidiana, el presidente señaló: “Nuestro tiempo es hoy, no dejemos que los predicadores de la resignación y el miedo le ganen a la esperanza. Nos hemos comprometido a ser una sociedad en serio, por eso les digo: ‘vamos con pasión, vamos que este es nuestro país y lo vamos a sacar adelante’. No hablo sólo de la herencia recibida, hablo de la imposibilidad que tuvimos los argentinos de hacernos cargo de nosotros mismos. Cuando estábamos asomando la cabeza como país, el año pasado nos puso a prueba en muchos sentidos. Estamos haciendo cambios profundos para dejar de ser tan vulnerables. Ahora las obras valen lo que cuestan. Todos tenemos que rendir cuentas: políticos, empresarios, sindicalistas, los mismos jueces, periodistas, inclusive la familia del presidente y el presidente”. Estas palabras hoy, a horas de conocerse el fallecimiento de Franco Macri, adquieren una especial significación.
La jugada está lanzada sobre el paño del año electoral. La corrupción, un tema del cual Roberto Lavagna señaló que no sería tema de campaña, de ser él candidato de las distintas tribus justicialistas, sí lo será para Cambiemos. El foco estará puesto claramente en lo realizado, pero enfáticamente en los temas de corrupción, eficacia judicial, y cambio de paradigma en materia de transparencia.
Quizá este párrafo sea un autentico manifiesto de campaña: “El futuro está en cada uno de nosotros, en los que se levantan y van a trabajar, en los parques del norte, los molinos del sur, en las mujeres que denuncian un abuso, y que con su valentía impulsan a otras a denunciar algo que se tiene que terminar”.