Esta semana, los eventos producidos en el denominado Primer Mundo, en el que están los países “serios”, dejaron nuevamente una lectura indispensable para que naciones como Argentina obtengan conclusiones valederas acerca de qué constituye un ejemplo, y qué no lo es.
El responsable de la investigación británica sobre la guerra de Irak publicó un duro informe sobre un conflicto que describió como “iniciado con información imprecisa de Inteligencia, y ejecutado con planificación del todo inadecuada”. El funcionario retirado John Chilcot dijo que “el Reino Unido decidió unirse a la invasión antes de que se hubieran agotado las opciones pacíficas de desarme. La acción militar en ese momento no era el último recurso”. El gobierno del entonces primer ministro Tony Blair valoró la amenaza que suponían las armas del líder iraquí Saddam Hussein con “una certeza que no estaba justificada”, afirmó Chilcot. “La planificación militar de la guerra y la posguerra no estuvieron a la altura“, añadió. “El pueblo de Iraq ha sufrido enormemente, por una intervención militar que salió terriblemente mal”, ilustró.
Esta revelación ocurre en el momento en que los principales actores del Brexit, Johnson y Farage, abandonaron sus responsabilidades, después de haber llevado a 17,4 millones de electores (51.9%) a votar por la ruptura con la Unión Europea. “Nunca he sido y nunca he querido ser un político de carrera. Mi objetivo al estar en la política era sacar al Reino Unido de la Unión Europea”, dijo Farage. “La victoria de la campaña por la retirada (de la UE) en el referéndum quiere decir que mi ambición política ha sido alcanzada. Entré en esta lucha desde el mundo empresarial porque quería que fuéramos una nación que se gobernase sola, y no quería ser un político de carrera”, subrayó el líder antiinmigración. A esta aseveración le respondió Jean Claude Junker, presidente de la Eurocámara, quien le preguntó al líder de UKIP qué hacía en la Eurocámara si no quería seguir en la Unión Europea. Todo es tan poco serio, que la moneda británica, la libra, se ha depreciado este año más que el peso argentino, y nadie sabe aún qué camino tomará el Reino Unido, o si siquiera seguirá existiendo como tal.
Lo ocurrido en Dallas en estos últimos días, francotiradores que dispararon en el contexto de una marcha por el afroamericano asesinado la semana pasada en Minnesota, que terminó con cinco policías muertos, revela hasta qué punto la sociedad estadounidense, por debajo y detrás de los fantásticos avances tecnológicos que consigue, vive en un estado de primitivismo social que dispara la furia criminal de los individuos que la integran. Los autores de las masacres de Orlando y Dallas asesinaron en nombre de sus propios odios, y actuaron utilizando un arsenal que expone que toda la parafernalia tecnológica de la que disponen sus servicios de inteligencia es algo más propia de la mística de Hollywood que del mundo real de la inteligencia operada por el Estado.
De todo este escenario hay algo para aprender: que de todo el discurso al respecto de la seriedad con el que nos han intoxicado por décadas, hay apenas una pizca de verdad, que además no se hace presente en forma evidente, y mucho menos cuando los ejemplos se necesitan.