Sin debilidades

El juego del kirchnerismo es agitar la violencia, cabalgar sobre la situación de corrección económica presente denominada coloquialmente «ajuste», y agotar al Gobierno de cara al 2017. Frente a esa bestial especulación política, la respuesta del oficialismo es mantener la mirada alta en las ideas de cambio, apalancadas en concluir la aceitada práctica de hacer del Estado una caja constante para sostener una corrupción descarada.