Claudio Belocopitt es, por cierto, un actor desagradable, tanto estética como políticamente. Como rostro de la cartelización de las empresas de medicina prepaga, lideró un esquema que, de suyo, buscaba erosionar al gobierno y darle espacio al anticipo de otro favorecido por décadas de poder peronista bajo distintos rótulos: José «Pepe» Albistur, quien anticipaba un Golpe de Estado para marzo o abril en tanto disfrutaba de pochoclos en las playas de Pinamar.
Creyeron que el gobierno quedaría envuelto en su discurso político de «minarquismo» y que se ahorcaría con su propia cuerda. No ocurrió. Si bien el gobierno tardó en reaccionar, el ministro de Economía, Luis Caputo, arremetió contra el abuso y dio espacio para avanzar desde Defensa de la Competencia para ordenar el desaguisado. Fue el vocero Adorni el que puso negro sobre blanco la situación al decir: «somos pro mercado, no pro empresas».
Es que quedo claro que la cartelización impulsada por Belocopitt desde la asociación que nuclea a las empresas de medicina prepaga era un grotesco desde cualquier punto de vista, político o económico. En estas horas, un fallo judicial abre un camino para comenzar a ordenar el sector: los jueces Alfredo Gusman, Eduardo Gottardi y Florencia Nallar se expidieron por revocar un fallo de primera instancia pero, además, decidieron «decretar una medida cautelar, ordenando a la demandada limitar los aumentos ya dispuestos, derivados del D.N.U. n°70/23, en la forma indicada en el considerando VII».
El considerando VII indica que: «El ordenamiento de valor de las cuotas debe ser en consecuencia de lo determinado en el índice de precios que elabora el INDEC». En el mismo fallo se señala que aquellos que hubieren abonado los pagos de noviembre, diciembre, enero, febrero, marzo y abril, tendrán un crédito a cuenta de futuras cuotas.
Ante criticas ideológicas que se han formulado al respecto, señalando que «libertad es libertad», debe señalarse que nadie puede aceptar la cartelización que se buscó imponer. El único país liberal real en lo económico, Estados Unidos, actúa a favor de los consumidores en cada ocasión que la cartelización o el monopolio aparecen en su economía: lo hizo en la década de 1970 cuando desmanteló el cártel petrolero llamado «las siete hermanas» y a inicios del siglo pasado cuando desmanteló los monopolios de comunicaciones y eléctricos.
La determinación del gobierno es clave, porque dice que, aún habiéndose tomado su tiempo para reaccionar, la decisión de proteger al ciudadana prevaleció por sobre la ideología explicitada, y ese es un buen dato político en un tiempo de tanto cambio.