Argumentativamente, la educación es un tema que parece convocar interés en la sociedad argentina. El debate es arduo, las respuestas nunca son suficientes. Desde la Carpa Blanca hasta hoy, la discusión siempre inicia por el salario docente, sigue por la falta de inversión en el sistema y baja a los días de clase y los resultados de la encuesta PISA.
Allí, y en relación a dicha encuesta global, comienzan las comparaciones, que no por odiosas son de ignorar. Los datos duros siempre llevan a comparar con terceros países, como es el caso de los asiáticos. En diciembre de 2013, se publicaba que en consonancia con el bajo rendimiento en América latina, Argentina había quedado en el puesto 59, de 65; Asia, en cambio, encabezaba la lista sobre el conocimiento de alumnos de 15 años en lengua, matemática y ciencia.
No obstante ello, no todo parece brillar en el gigante asiático. Un funcionario estatal chino, Huo Jigang, subdirector del buró de agricultura del distrito de Yanggu, en la provincia oriental china de Shandong, se entregó a la policía por haber organizado un grupo de 27 miembros que cometió fraude en los exámenes nacionales de acceso a la universidad celebrados este mes. Huo fue obligado a abandonar su cargo la semana pasada por las autoridades y después huyó, mientras otros tres oficiales locales en la provincia noroccidental de Gansu también fueron sancionados por su participación en el delito.
De acuerdo con la policía, Huo pidió a su mujer y a un profesor de la Escuela Secundaria Número 1 de Yanggu, en la provincia oriental de Shandong, que contactaran con Jiang Xin, profesor de la Escuela Número 6 de Tiangshui. El objetivo era que éste les ayudara a hacer tarjetas falsas de identificación y de registro familiar para 27 estudiantes de Yanggu, entre los que se incluía el nombre del hijo de Huo.
Los medios locales afirmaron que la principal motivación que impulsó al principal acusado a cometer el delito era hacer dinero. El profesor Jiang pagó “honorarios en concepto de comisión” a seis oficiales de policía que le permitieron completar el proceso de solicitud para el examen nacional de ingreso en la universidad para 27 estudiantes. Un total de 18 alumnos de Shandong, que ya han sido identificados por la policía, viajaron por el país para hacerse pasar por otras personas en Gansu durante la citada prueba nacional.
Este mismo método ha sido denunciado en universidades de Estados Unidos en las cuales cursan estudios ciudadanos chinos. La misma idea de la gravedad que estimamos posee el sistema punitivo chino haría creer que dichas prácticas están contendidas. Pero no. En estos días se conocía que el Gobierno chino pretende mejorar la ética en las aulas tras descubrir que cientos de alumnos habían utilizado aparatos de alta tecnología en pruebas de acceso a la universidad. Copiar en exámenes, plagiar trabajos o cometer otras irregularidades en la escuela figurará de forma permanente en el expediente académico de los estudiantes, según ha anunciado el Ministerio de Educación de China, que pretende mejorar la ética en las aulas con esta una medida.
La nueva práctica, que se aplicará a alumnos de enseñanza secundaria y superior, se anuncia poco después de varios escándalos en los que se descubrió que cientos de alumnos habían copiado en importantes exámenes utilizando aparatos de alta tecnología. En el expediente también se apuntará si el estudiante no ha pagado sus tasas académicas, así como malas prácticas en la búsqueda de empleo, ya que en China es muy habitual que los jóvenes chinos utilicen su último año de estudios para hacer entrevistas de trabajo y asegurarse así la entrada en el mercado laboral.
A finales de octubre se denunció que 2.440 estudiantes chinos habían utilizado ilegalmente aparatos de radio de alta frecuencia para copiar en unos exámenes para obtener licencias en la especialidad de Farmacología. Simultáneamente, desde Estados Unidos se informó que alumnos de China y Corea del Sur son sospechosos de haber copiado en los exámenes SAT (para el acceso a universidades norteamericanas), por lo que sus resultados habían sido temporalmente invalidados. China es el país de origen de un 29% de los estudiantes extranjeros en universidades estadounidenses, y Corea del Sur representa un 9%.
Por detrás de los resultados y las formas, parece haber todo otro universo a debatir en materia educativa. Si de comparar se trata, debemos poner todo en el cuadro y ver ampliamente el abanico de matices. Caso contrario, nuestras lecturas equivocadas nos llevarán a conclusiones desajustadas y nos alejarán de la respuesta central: cómo consolidar un sistema educativo equitativo, accesible y de calidad.