Ucrania: la guerra inaugural del siglo XXI

La invasión por parte del zarato ruso a Ucrania es el hecho histórico que marca el fin del siglo XX y el inicio del siglo XXI. Un conflicto que era una operación especial que mutó en la guerra que cambió la guerra para siempre.

Un baño de sangre que muestra la impotencia rusa a la hora de intentar dominar a un pueblo que ha soportado todo a lo largo de su historia: fue ocupado por los mongoles, por Lituania, por Polonia, por el Imperio Astro-Húngaro, el soviet, los nazis y hoy es sometido a una guerra no deseada ni buscada con Rusia. Una resiliencia que es ejemplo del sentido y el compromiso de un carácter nacional.

Hoy el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, llegó en persona al Parlamento para presentar a la nueva jefa de Gobierno y dijo: «Ucrania debe ser más fuerte. Cambiamos la administración en el área de Defensa y producción de armamento. De ese modo queremos aumentar significativamente en seis meses la cantidad de armas ucranianas que están a disposición de nuestros soldados. En este momento, el 40 por ciento de todas las armas usadas por nosotros son de producción ucraniana. En seis meses deberán ser, como mínimo, un 50 por ciento».

Así dio lugar a la votación al respecto de este nuevo gobierno que encabeza una mujer, Yulia Sviridenko, quien declaró que, bajo su liderazgo, el objetivo del gobierno será garantizar la autosuficiencia de Ucrania en los ámbitos militar, económico y social: «La guerra no justifica demoras. Debemos actuar con rapidez y decisión. Nuestras prioridades serán dotar al Ejército con equipo de alta calidad, aumentar nuestra propia producción de armas y mejorar las capacidades tecnológicas del Ejército». Un paso increíble en medio de la destrucción sistemática y criminal del zarato ruso que ataca a la población civil y es derrotado a diario en el campo de guerra por la superioridad tecnológica que los ucranianos construyen día a día.

Esa capacidad es observada hoy en todos los estados mayores de guerra en los cinco continentes. En Taiwán, por caso, observan a diario el curso de esta guerra: según Chen Kuan-ting, legislador taiwanés y cofundador de la Asociación Parlamentaria de Amistad Taiwán-Ucrania, la isla debe aprender de Ucrania para responder a preguntas sobre logística y toma de decisiones en combate.

Una lección de calado para la isla, es el uso de drones más baratos para contrarrestar la primera línea de ataque convencional, lo permite una defensa más ágil y menos dependiente de equipos costosos y de gran tamaño. Obvio, las características del enfrentamiento son a una escala diferente: no se trataría un ataque por tierra, sino en principio un ataque anfibio, y China es además hoy un ejército moderno y extraordinariamente enorme.

Otras cuestiones juegan en este juego: la amenaza nuclear de Rusia, por caso. Es una opción que aterra al mundo occidental, no obstante el poder nuclear ruso hoy, para ser efectivo, necesitaría de occidente: la tecnología rusa en materia nuclear es de la década del 1950. Actualizar estos ingenios nucleares requiere de una tecnología que hoy Rusia no posee.

Detrás de las amenazas, los pies del oso ruso lucen como los de un osezno que aun no prendió a caminar.