La denominada «operación especial» llevada adelante por el autócrata Vladimir Putin ha inspirado las más diversas predicciones. Por ejemplo, en el inicio del conflicto, los expertos señalaron que, en sólo cuestión de horas, las tropas de Moscú desfilarían triunfantes por Kyiv. Sin embargo, nada de lo que se vaticinó terminó sucediendo.
La realidad terminó siendo absolutamente opuesta a las predicciones de los analistas. Aunque la guerra aún continúa con los rusos destruyendo ciudades ucranianas hasta los cimientos y en medio de las denuncias que se multiplican por crímenes de lesa humanidad, ni Volodomir Zelensky abandonó raudamente su país, ni nada parece indicar que la victoria rusa sea algo tan sencillo como se predijo.
En medio de un escenario de infinita crueldad por parte de los jefes militares y la soldadesca rusa, el ejército ucraniano está reescribiendo los libros de guerra en el primer gran conflicto del siglo XXI. Cuando todo parecía sellado, la batalla de Gucha y la destrucción sistemática de vehículos blindados, helicópteros y hasta aviones rusos se fueron transformando en la nota destacada de cada día. El hundimiento del crucero Movska marca el punto más alto de este conflicto hasta ahora.
Detrás de todo esto, hay historias que salen a la luz. Luego de la invasión de Crimea, el ejército ucraniano se transformó en una fuerza profesional, cuyos miembros han entrenado en Canadá bajo el libreto de combate de la OTAN, y con el SAS británico. Sus misiles Neptune, responsables del hundimiento del crucero insignia de la Federación Rusa también son un caso que merece alta valoración.
La radio estatal canadiense reveló datos del Ministerio de Defensa de Canadá que indican que, desde 2015, en el marco de la Operación Unifier, ayudó a formar a unos 33.346 candidatos de las fuerzas de seguridad del país invadido, incluidos 1951 elementos de la Guardia Nacional Ucraniana. El costo del programa superó los 890 millones de dólares. Cada seis meses, unos 200 efectivos de las Fuerzas Armadas Canadienses rotan para prestar asistencia en la formación de los soldados ucranianos. Todo este personal ha sido trasladado ahora de manera temporal a Polonia, hasta que las condiciones permitan retomar los entrenamientos en Ucrania.
Los militares canadienses trabajaron en colaboración con el Centro de Entrenamiento de la Guardia Nacional de Ucrania en Zolochiv desde el 20 de febrero de 2019 hasta el 13 de febrero de 2022, según las Fuerzas Armadas de Canadá (CAF). Hay al respecto de esta cuestión un debate político en Canadá porque, entre los elementos entrenados, esta el regimiento Azov, al que el Kremlin denuncia como «nazi».
En cuanto a las armas, en el terreno, el material ruso ha mostrado su poca fiabilidad. No es el caso de los misiles “Neptune”. Se conoce ahora que el desarrollo del R-360 Neptune comenzó poco antes de la invasión rusa de la península de Crimea en 2014 y se supo de su existencia por primera vez en el 2015. Está basado en el misil de crucero soviético Kh-35 y actualmente se ha desarrollado por el Estudio de Diseño Luch en la ciudad ucraniana de Khariv. Se trata de un misil de crucero anti buque y conforma una de las armas más modernas de las que sirven en todo el ejército. Los ataques posteriores al hundimiento del Movska a la ciudad de Khariv revelan que la inteligencia rusa preparó muy mal el escenario de la contienda, y lo están pagando muy caro.