Los eventos ocurridos esta semana en inmediaciones del Congreso Nacional exponen la naturaleza golpista de las diferentes facciones del PJ y de la izquierda en Argentina.
Con representación en el poder legislativo —obtuvieron el 2,6% de los votos escrutados— los diputados de la izquierda han desplegado un show patético en comisiones y en el recinto para repetir luego la partitura de las catorce toneladas de piedra lanzadas contra el Congreso Nacional durante la presidencia de Mauricio Macri.
¿La diferencia? Otra conducta pública. En aquel momento, Horacio Rodríguez Larreta dejó a su suerte a la policía de la ciudad, que sobrevivió milagrosamente luego de ser apedreada de manera salvaje. Hoy, la decisión del gobierno nacional, afianzada en la firmeza tanto del presidente como de su ministra de Seguridad, fue la de presentar un escenario de búsqueda de control del orden que morigeró y evitó otro intento de lapidación a la fuerza pública.
Todo esto se dio en medio de una cruzada republicana excepcional que se dio dentro del Congreso con exposiciones de alto valor institucional y mérito discursivo tanto por parte de referentes de La Libertad Avanza como del PRO. Un caso, fue el de Diego Santilli quien, liberado de Horacio Rodríguez Larreta, puso los puntos sobre las íes para dejar en claro que la súbita aspiración republicana de los unidos patrióticamente, es una mascarada fenomenal que lo único que busca es socavar al novel gobierno de Javier Gerardo Milei. No fue el único, pero si uno que marcó un rumbo, el que luego potenciaron Alejandro Finochiaro, Silvia Lospenatto, Damián Arabia, entre otros. Los de la UCR, en tanto, están constreñidos por el doble rasero que les impone su situación interna. Así y todo, a la hora de votar, el tradicional partido se sumó a los votos positivos que hoy permiten tener la ley aprobada en general.
Lo acontecido en las calles, el auténtico tour de forcé que propusieron las organizaciones políticas de izquierda, dejó a la vista y entendimiento de quien quiera hacerlo, la naturaleza no social de estos grupos. Lo que buscaban, era un muerto. Ya se secó la sangre de Teresa Rodríguez, de Carlos Fuente Alba, de Marcelo Ferreyra y del último intento, Santiago Maldonado. Comprender la naturaleza de estos movimientos que se manejan a nivel continental con fines insurreccionales, es clave para sostener este cambio de proporciones homéricas.
En los próximos días vendrá el tratamiento en particular antes de su paso al Senado, en donde la vicepresidenta Victoria Villaruel tendrá todos los ojos sobre sí en medio de la apuesta política más audaz de la democracia argentina.
Es obvio que no es todo: el gobierno debe avanzar en la sintonía fina para dar equilibrio a lo que acontece en la sociedad. Como dijo la diputada nacional Paula Oliveto Lago, hay que dar respuesta a las cuestiones básicas y brindarle un grado de certeza al ciudadano del común que está poniendo el cuerpo y el alma en la consolidación de la república.