La idea misma de una gesta purificadora está omnipresente en el colectivo social de los argentinos. Fue vivido así en la renacida democracia, reclamada a gritos por la sociedad cuando utilizó al acuerdo político conocido como la Alianza para echar a Carlos Menem, voto mediante, de la Presidencia de la Nación, para pasar luego al “que se vayan todos” y llegar, torpezas políticas mediante, al gobierno de Néstor Kirchner, que por un lustro acalló las voces reclamantes de transparencia de la cosa pública.
Hoy, el reclamo de una cruzada purificadora liderada por la justicia está nuevamente en el centro de la escena. Quizá la denominada “Operación Púnica”, que se lleva en estos momentos en España, sea un anticipo de tiempos por venir. Señalaba en crónica reciente el diario El País: “Francisco Granados Lerena, de 50 años, secretario general del PP de Madrid hasta 2011, salió este viernes a las 17.30 en un furgón de la Guardia Civil con rumbo a la prisión de Soto del Real. El juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco decretó su encarcelamiento sin fianza como pieza clave de la red de tráfico de influencias y cobro de comisiones investigada en la Operación Púnica. En el mismo vehículo policial también era conducido a prisión el constructor David Marjaliza Villaseñor, de 46 años, amigo de juventud de Granados y supuesto cerebro de la red de amaño de contratos públicos a cambio de mordidas.
La semana más larga de Granados y Marjaliza, detenidos el pasado lunes por la Guardia Civil en una macro operación con 51 arrestados, terminó, tras más de 100 horas de detención, de la peor manera para ellos: con un auto de prisión incondicional bajo el brazo. El magistrado, que mantiene la causa bajo secreto, apenas dedicó en su resolución, de nueve folios, un sucinto párrafo a cada uno”.
Un aire gélido recorre España, y anuncia cambios de dimensión copernicana en el poder, tanto que aún nadie se atreve a dimensionar. Abunda El País: “Pese a que la operación se bautizó como Púnica por derivación de Punica Granatum, nombre científico del árbol granado, el auténtico “núcleo de la organización criminal”, según el juez, es el empresario Marjaliza. Este promotor inmobiliario, que presidió Nuevas Generaciones en Valdemoro y fue concejal junto a Granados en ese municipio entre 1995 y 1999, está al frente de un “amplio entramado empresarial” absolutamente dependiente de las decisiones políticas. Tener a su amigo Granados al lado le permitió hacerse con contratos públicos de obras y servicios, concesiones administrativas y promociones y recalificaciones urbanísticas”. Según el magistrado, Marjaliza lograba adjudicaciones irregulares tanto para sus propias empresas como para terceros, recibiendo una comisión por su actuación. Suena conocido para la Argentina. Esta semana se conoció entre nosotros el entramado de relaciones entre Roberto Dromi, autor intelectual de las privatizaciones del Gobierno de Carlos Menem , y Julio De Vido, ministro autor de las nacionalizaciones espurias de la década ganada, en la compra de gas licuado comprimido a Gas Natural Fenosa, de España. La larga mancha de la corrupción que tiñe a la dirigencia política y empresas españolas tendrá, más temprano que tarde, un enorme e interesante capítulo en la Argentina.