Dicen los que abrevan en la historia que éste es el período de menor violencia en la vida de los pueblos. Cuesta creerlo. La violencia desatada por las facciones islamistas en Medio Oriente, África, Asia, y los impactos que la misma provoca en terceros países, como por caso en muchos de Europa, son aterradores.
Sólo esta semana, la violencia se ensañó con los refugiados palestinos en Siria, envueltos, a su pesar, en la lucha entre facciones de ISIS y las fuerzas leales al presidente Bashar Al-Asad. La situación que viven los 18.000 seres humanos que permanecen atrapados en el campamento de refugiados palestinos en Yarmouk, al sur de Damasco, es de auténtica alarma humanitaria, pues ha alcanzado niveles catastróficos según UNRWA, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo.El grupo armado Estado Islámico se hizo con el control delcampamento, y desde entonces, el terror y la muerte se han apoderado del territorio, siendo los miles de refugiados, entre ellos muchos niños, usados como escudos humanos por los yihadistas. Los informes enviados por activistas locales denuncian que gran parte del campamento fue devastado por Estado Islámicoy Jabhat Al Nusra -un afiliado de Al Qaeda- que combaten a las milicias palestinas y sirias en la zona.
El mundo mira con horror, pero nada hace para dar por concluida esta y otras tantas barbaries. El pasado culposo de las naciones europeas, los pésimos resultados de la invasión aIrak, la reluctancia a intervenir en lo que claramente es un enfrentamiento entre dos visiones del Islam -chiítas versus suníes-dejan a las poblaciones en estado de indefensión ante estos criminales. Laadministración Obama ha hecho los máximos esfuerzos por contener a Irán y evitar una escalada nuclear en la región, bajo la presión constante que implica no llevar una política para el área que cuente con el consenso israelí.
En tanto eso ocurre, Irán y Arabia Saudita se enfrentan a hierro y fuego en Yemen en una lucha sin cuartel entre la facción huti, de confesión chiíta y las tropas gubernamentales, de confesión suní, apoyadas por Arabia Saudita.Allíno hay piedad para nadie, y la población civil es masacrada por ambos bandos.
Tal como hemos señalado Europa sufre por su pasado y su presente, los grupos radicales se multiplican, y el último acto ha acontecido en España. Los islamistas detenidos el último miércoles en Barcelona planeaban realizar un secuestro para grabar el degollamiento de una persona a la queiban a vestircon un mono naranja, al modo de las acciones terroristas realizadas por el Estado Islámico, informaron fuentes de la Fiscalía de la Audiencia Nacional.La célula desarticulada, que se denomina Fraternidad Islámica para laPredicación de la Yihad, tenía además la intención de secuestrar a la directora de unaentidad financiera de Cataluña para lograr recursos económicos.
Es probable que en términos estadísticos e históricos, sea una era de violencia relativa. Sin embargo, la violencia que se sufre a diario es literalmente aterradora, y no parece estar el sistema global de naciones a la altura de la circunstancia, por la paz que los pueblos exigen.