Un toque de brillo

edi959
No es menor que al tiempo que se conocen los resultados de la prueba PISA 2015 con un balance notablemente negativo para la performance educativa nacional, el mayor anuncio de la física en los últimos años tenga por vocera a una científica argentina formada en la educación pública; una asimetría que debería llenarnos de preguntas. ¿Qué preguntas? Pues preguntas sobre la naturaleza misma de la prueba, cuestionada por docentes y catedráticos en voz baja, y preguntas al respecto de una realidad incontrastable que ubica a los argentinos del área científica en los primeros lugares de la escena mundial.

Gabriela González es hoy una primus inter pares respecto de uno de los descubrimientos clave para la comprensión del universo, revelado en su increíble desarrollo empírico por Albert Einstein en su teoría general de la relatividad. Coordinadora de un proyecto financiado casi integralmente por la Fundación Nacional por la Ciencia (NFC), vincula a 1500 científicos en todo el mundo que han participado de este logro que Stephen Hawkins ha calificado de increíble.
Gabriela González es el paradigma positivo de la forja educativa argentina, el otro cincuenta por ciento que suele estar por encima del promedio del sistema. Es de los que leen antes de ir a la escuela, devoran libros, y aman ir a las ferias de ciencias. Se le destacan hoy su alegría y humildad. Contradice el dicho -como casi todos aquellos que integran el colectivo científico del país- de que a un argentino se lo compra por lo que vale y se lo vende por lo que cree que vale: González y los científicos argentinos por el mundo valen lo que pesan, y quizá algo más.
Hay que debatir el sistema educativo más allá de la típica y fatigante cuestión del salario docente, que parece llenarlo todo, y el amañamiento que dirigentes como Baradel del SUTEBA hacen de la cuestión, para ir a fondo en la construcción que atraiga al 50% que no califica en matemáticas y comprensión de textos, a un lugar de mejor rendimiento.
Hay tópicos del individuo que nada ni nadie puede cambiar, aún para dar bien en la prueba PISA o la que fuera. El paradigma contradictorio que surge del tríptico -debate de inicio de clases versus acuerdo salarial, prueba PISA y científicos argentinos en la cima del saber mundial- tendría que ser motivo de una de las discusiones más abarcativas del país, para mejor entender y saber de qué va la cosa en el mundo, y dónde estamos parados.