Cuando se abre el debate en la Argentina sobre la extensión y la lógica del confinamiento obligatorio, y a medida que la sociedad empieza a debatir fácticamente en qué situación la ha colocado la dirigencia, se revelan datos claros que muestran que esta crisis podría haberse morigerado a extremos.
Según reveló el encargado de negocios de Taiwán Antonio Hsiech, Argentina fue advertida en dos ocasiones por el país asiático con detallada documentación sobre qué tipo de situación estaba en curso, qué caminos tomaron ellos para contener la epidemia, y cuál fue el rol de China continental en ese escenario.
Argentina no dio respuesta, así como la Organización Mundial de la Salud tampoco lo hizo. Nuestro país fue advertido en diciembre de 2019 y en febrero de este año. En ninguno de los dos casos hubo respuestas del gobierno argentino. Es más, el 12 de febrero de 2020 el presidente Alberto Fernández decía livianamente a los medios que el coronavirus de Wuhan era algo que se eliminaba tomando infusiones calientes.
El apocalipsis al que muchos adhieren como línea argumental tiene flancos cuestionables. Es más revelador de una estructura mental fascista que de una preocupación por la salud de la población. Tsai-I Weg, presidenta de Taiwán, entendió rápidamente de qué venía la situación: cerró el país al tráfico con China continental, estableció el precio del barbijo en 16 centavos de la moneda local, controló a todos y cada uno de los ingresados al país usando la tecnología para mantener contacto, e informando los casos para enfocarse en los contagiados y no poner en cuarentena inútilmente a los no afectados.
Toda esa experiencia, con sus devenidas recomendaciones, estuvieron en poder del gobierno argentino, que ignoró la oportunidad olímpicamente. Muy por el contrario, y alentados por encuestas de alto perfil en la persona del presidente, se lanzaron a una épica boba de mensajes tremendistas y triunfalistas con un núcleo enfermo que busca establecer que Alberto Fernández es un gran papá que cuida a la población y que les dice cómo comportarse.
Un punto importante es el viaje de un Airbus A300 de Aerolíneas Argentinas a China para buscar equipamiento, presentado como una hazaña de increíble magnitud, y que sólo retomó una línea que se transitó por años entre Buenos Aires y Oakland, Nueva Zelanda. La compra de material de origen chino, cuestionado en el mundo por su baja calidad y su falta de fiabilidad técnica puede ser un tiro en el pie de los que, como el gobernador Axel Kicillof, hacen promoción de las bondades del comunismo en la coyuntura presente.
La medida dictada por el jefe político administrativo de CABA Horacio Rodríguez Larreta —compañero de ruta por excelencia del gobierno nacional—, buscando encerrar a los mayores de 70 años so pena de puniciones, levantó la primera voz en contra del abuso de poder que autoridades de todo nivel están llevado adelante, revelando una matriz autoritaria profundamente enraizada en la vida política e institucional del país.