Estos días han traído al caliente verano austral motivos más que suficientes para entender que la sociedad argentina y el mundo están en una transición compleja. Con Donald Trump a pocos días de ser investido presidente de la Unión americana, las tensiones globales parecen tender a profundizarse. La respuesta china a la advertencia de un próximo integrante del gabinete presidencial estadounidense que de intervenir los Estados Unidos en el mar de la China habría una dura respuesta armada, no es por cierto una cuestión menor. Ni es menor que a días de dejar la presidencia de su país, Barack Obama autorice una operación de entrenamiento militar que impone el despliegue de tropas de la OTAN en Polonia, considerada por los rusos como su patio trasero desde hace siglos.
Según señala la BBC, el convoy, que llegó el jueves, es la primera parte de una operación de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) que incluye unos 3.500 soldados estadounidenses, cientos de tanques y vehículos blindados y armamento pesado para fortalecer a los países aliados de Europa del Este. El viaje comenzó en Fort Carson, Colorado, y finalizará en una base en la ciudad de Zagan, en Polonia, que, se dijo, los estaba esperando ansiosamente para protegerlos de una potencial agresión de Rusia. Es una acción largamente planificada que, señalan los polacos, indicará a Rusia que los polacos están dispuestos a todo.
En Polonia no hay dudas: la acción en marcha es clara, y tiene por objeto enviar un mensaje al Kremlin luego de la anexión de Crimea y los eventos de Ucrania. Para los rusos en cambio, indica la BBC, la medida amenaza sus intereses y su seguridad. “Es un tercer país que está reforzando su presencia militar en nuestras fronteras en Europa”, dijo el portavoz del Gobierno ruso. “Ni siquiera es un país europeo”. El vicecanciller ruso, Alexei Mechkov, aseguró que el despliegue es “un factor para desestabilizar la seguridad europea”. Lo cierto es que el presidente saliente y el nuevo inquilino de la Casa Blanca siguen creyendo, cada uno a su estilo, que su nación tiene un rol global que cumplir.
En esa idea, la afirmación de Donald Trump sobre la importancia estratégica de Argentina se transforma en un elemento de peso. Contrariamente a lo afirmado por medios y columnistas en Argentina, Trump se reveló como muy interesado en dar a la región y en particular a nuestro país un trato acorde a lo que denominó “un eje muy importante para la región” .
Una vez más este medio señala que cuando de la posición argentina en el continente se trata, nuestro país es el único que domina el ciclo completo de la energía nuclear en las Américas al sur del Río Bravo. Por cierto, un mérito de científicos y técnicos argentinos que asegura, mas allá de los errores u horrores de la política, un espacio de consideración global que en nuestro país jamás es apreciado debidamente a la hora del análisis.