Son un grupo variopinto de clases media y media alta: quieren cambios a su ritmo, no soportan las manifestaciones de poder o compulsa política de los adversarios del gobierno, y reclaman resultados. Si se tratara de fútbol, son resultadistas; no les interesan las reglas, sólo si los favorecen. Le demandan al Gobierno CAMBIO en sus términos, pero si el CAMBIO no es en sus términos, ya se atreven a decir “extraño a Néstor”, o “con Néstor, esto no pasaba”. La expresión máxima de este grupo se dio cuando el peronismo se unió en la Cámara Baja para votar una imposible Ley de Ganancias, que tenía por único objetivo dañar al Gobierno, o más bien la gobernabilidad. Los que añoran a Néstor porque el CAMBIO no es a su ritmo, son los mismos que cuestionaban a Néstor cuando Néstor hacía los cambios a su antojo y placer, como remover funcionarios de ley por decreto, ignorar mandas de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, apoderarse de quinientos millones de dólares de todos los santacruceños y no rendir cuentas jamás.
El caso de la procuradora Gils Carbó es paradigmático, y suele exponerse como testigo de “los errores del Gobierno”. Se señala que hay que echarla y luego ver. ¿Ver qué? Una trifulca dialéctica y política de proporciones que termine en la Corte. Es obvio hasta para el más desentendido que el gobierno de Cristina Fernández forjó un escenario post gestión pensado para coparticipar el poder y condicionar al actual Gobierno, a la búsqueda de un retorno en cuatro años. La levedad del debate y el análisis lleva a que periodistas encumbrados estén a diario cuestionando desde el lugar del sometido. Desean lo que repudian, un ejercicio de poder típico del peronismo, que implica llevarse por delante las instituciones a como dé lugar. Se declama rechazado, pero se desea como acto de praxis política.
Es obvio que se cometen errores a diario, y que hay ministros y funcionarios que no están a la altura del desafío que implica la coyuntura siempre compleja de la Argentina. David Cameron llevó a Inglaterra al Brexit; Mateo Renzi convocó a un referéndum para cambiar la Constitución Italiana y perdió, debiendo renunciar. Barack Obama se va del poder reconociendo que hackers rusos actuaron contra Hillary Clinton. La nación que inventa todas las tecnologías contemporáneas es derrotada por aquellos que las emplean en su contra.
El analista y columnista Carlos Pagni insiste en atribuir al Presidente y sus ministros el carácter de tontuelos que ceden ante el gremialismo para quedar atrapados en las garras del mismo. En esa lectura, el acto probo de devolver a las obras sociales sindicales sus legítimos fondos luego de veinte años, es torpeza o inocencia política. En este análisis, sólo debería tratarse de un toma y daca espurio, y rechazado mayoritariamente por la sociedad. No buscan una sociedad mejor: buscan una sociedad que satisfaga sus propios deseos y los proteja de sus a veces infantiles decepciones.