La rendición sin condiciones de la mesa de unidad sindical docente se dio por una doble vía: la posición de la gobernadora Vidal, que los descolocó, luego de veinte años de prevalencia de su prédica ante los administradores políticos de turno; y la encuesta interna de la FEB y el SUTEBA, que no publican pero les ha revelado que sus bases, los docentes, no quieren parar y buscan dar la batalla por una mejor escuela mediante otros métodos.
La inercia de veinte años los había envalentonado. Creyeron, ciertamente, que el Gobierno estaba débil y que se llevarían por delante a la Gobernadora fácilmente. Pero calcularon mal. Poner a Baradel como mascarón de proa de la batalla los dejó sin posibilidades mínimas de un victoria: Baradel tiene 84 puntos de imagen negativa; Vidal, 76 de imagen positiva, lo que constituye un disbalance a favor de la funcionaria, y este tema, por más que erosionara el blindaje de la Gobernadora, jamás podría marcar el final de su carrera política.
El comunicado en el que anuncian su rendición incondicional tiene un párrafo que apunta a trasladar la responsabilidad de un nuevo marco salarial al Estado. Señalan en él que mantienen sus pretensiones de una mejor oferta que supere el marco actual del 19% y cláusula gatillo para equiparar la inflación, aunque esas palabras sólo buscan ocultar que el espacio de poder que se iniciara en abril de 2007 con la Carpa Blanca, claudicó en su efectividad como factor de presión política.
El Gobierno asume que la masiva convocatoria pública del sábado 1 de abril es un apoyo manifiesto a estas políticas de dureza que ponen equilibrio en el reparto del poder. Jorge Triaca, ministro de Trabajo, fue contundente ante la manda de la jueza laboral Dora Temis, quien pretendió dar una mano a los gremios encolumnados en la CTA, al arbitrar que el Gobierno debe abrir sí o sí la paritaria nacional. Para Triaca, la jueza es afín al kirchnerismo, y anunció que van a apelar su decisorio, insistiendo en que no hay motivo para una paritaria nacional y que son las provincias las que deben resolver cada caso en particular.
La última movida del SUTEBA, que maneja los resortes de la administración pública docente, fue empiojar la situación de pago a los docentes: invirtieron los hechos, y docentes que pararon sistemáticamente cobraron el premio por concurrencia, y docentes que cumplieron con su trabajo recibieron recibos con descuento de días. En los próximos días se abre una investigación ante esta situación, que probablemente traiga sorpresa. El sistema de carga de información data de 1987. Pero ésa no sería la cuestión principal: los funcionarios que hacen la carga son militantes del CTA, y reportan a los propósitos de esta organización político-gremial.
Parece que el paisaje va aclarando: no se trata de educación, sino de poder.