Transiciones. Las que se han iniciado en la política local a partir de la llegada al poder en la Provincia de Joaquín De la Torre. El dato fuerte es que De la Torre, un hombre muy vinculado a la Iglesia, es el protector del concejal del FR Lucas Fiorini, más conocido como “el monaguillo”. Fue la intervención de De la Torre la que provocó el cambio del voto de Fiorini en la ordenanza que regula el nuevo Código de Publicidad. La movida es fuerte y tiende a generar un ajuste de fuerzas relativas en el Concejo Deliberante. La indignación de los accionistas marplatenses con Fiorini en el recinto fue por demás obvia: les faltó cantar “traición”, y no es para menos. Fiorini participó alegremente de las maniobras para voltear las presidencias de Baragiola y Maiorano. Al asumir como vicepresidente segundo del Concejo, luego del desplazamiento de Maiorano, en un comunicado enviado a la cadena de corte y pegue celebraba con alborozo “la extraordinaria oportunidad que se abría para la ciudad” . Católico de misa diaria, Lucas es devoto fiel de Marx (Groucho): tiene unos principios, pero si hace falta puede tener otros. Los que hagan falta; cierto es, y está demostrado.
Cambios y cabildeos. Ariel Ciano, “el hijo de papi”, cree que está para más. En 2016 decía a quien le quisiera escuchar: “Gustavo (GAP) se equivoca; el candidato tendría que ser yo, me lo dice la gente en la calle”. Hoy sigue convencido de que hay para él un destino mayor en la política, y con esa convicción in pectore mantuvo reunión con Florencio Randazzo para hablar del armado para el 2017. Curioso, porque cobra del FR en la Provincia, y percibe módulos de los accionistas marplatenses. En esa hay que darle la derecha: si es plata, no le hace asco a nada.
Cambios y cabildeos. Los que están en el armado de la rosca provincial del PJ dicen que sí o sí hay que llevarlo a Florencio Randazzo a una PASO versus Daniel Scioli y Cristina Fernández. En esa, y buscando referentes territoriales, le arrimaron a Randazzo a la diputada provincial Alejandra Martínez . La reunión no fue buena, y la impresión que dejó, ídem. En fin, a seguir buscando: avísenle a Randazzo que hay mucho despojo político en oferta en la ciudad. Y de paso, también deberían decirle que “conocido” no es igual a intención de voto.
Extraño comportamiento. Ya no se trata de vestigios de falsedad, se trata de hechos comprobados. Fabián Uriel Fernández Garello fue agente de Ramón Genaro Camps en los años más cruentos del proceso, de 1978 a 1982. El silencio de Adela Segarra, Fernanda Raverta, Yamila Zabala Rodríguez, hija de detenidos desaparecidos e integrante de la conducción del Colegio de Abogados de la ciudad, es ominoso. Ni hablar de José Luis Zerillo u otros integrantes del FPV, que hacían acciones a diario con el todavía hoy fiscal general de provincia. Extraño… ¿o cómplice?