De reuniones, framed family y poder. La presencia del presidente Mauricio Macri en Mar del Plata para la tercera ronda de la Mesa Pesquera trajo un sinnúmero de dichos, algunos hechos y pocos cambios. Hechos: la invitación al intendente Arroyo y su gabinete; los minutos de conversación a solas de ambos mandatarios; la molestia de actores políticos de Cambiemos —Owen Fernández, por caso—, que reclamaban la foto de familia que los integrara con Macri. Al interior de la reunión quedó claro que hay mora en las resoluciones que el propio Macri busca para el sector.
Del dicho al hecho I. En la reunión se dieron varios momentos particulares, como cuando el presidente de CAIPA apuntó a cuestiones que tienen que ver con las ART y aspectos de la legislación laboral. Allí, el Presidente interrumpió para señalar: “pero esto mismo ya me lo dijo usted hace un año”. Y sí, hace un año, y la maquinaria burocrática no mueve el amperímetro, así que hubo llamados de atención a funcionarios presentes exigiendo respuesta a las peticiones. Al que no le fue nada bien fue a Sebastián Agliano, del sector de pesca costera, quien reclamó la eliminación de los impuestos al gasoil, y se llevó por respuesta que no hay modo de hacerlo. Macri dijo crudamente: “Argentina está fundida, sépanlo”, argumentando que el gasoil esta en nuestro país más barato que en Uruguay y Ecuador. Agliano no perdió la compostura, y tras decir que respetaba la opinión del Presidente, también dejó claro que no la compartía. Imaginen una respuesta así a Néstor o Cristina: el lunes siguiente la AFIP le estaría revisando hasta los tachos de basura.
Del dicho al hecho II. La controversia se dio entre armadores pesqueros —Moscuzza, Solimeno— y Contessi, en su doble rol de armador y dueño de astillero, quien había dicho al Presidente que estaba en condiciones de botar pesqueros de cuarenta metros de eslora. Tengamos presente que parte del barullo en el sector con el fresquero de Moscuzza —el “José Américo”— se da por la crítica al hecho de que el buque superaría los cuarenta metros, pero básicamente porque fue construido en astilleros españoles. El que puso sentido común al cruce de intereses fue el titular del astillero Tecno Pesca Argentina, Jorge “Chiquito” Godoy, quien reiteró que los astilleros locales pasan por un buen momento, pero que para barcos de cuarenta metros o más aún falta tecnología en Mar del Plata.
Del dicho al hecho III. La reunión mostró a un presidente atento, pendiente y exigiendo solucionar temas concretos, pero muy cansado, opinión compartida por todos los presentes, cuasi la comidilla por definición. Fresco como lechuga en tránsito lucía el ministro Luis Etchevere, quien soltó varias veces “y, de esto yo no sé nada”. Casi como un tópico podría agregarse que de lechería tampoco parece saber nada: en un mundo en donde el consumo de lácteos no para de crecer —sólo el año pasado creció un 8% a nivel mundial, liderado por China—, la lechería argentina sigue en crisis. Etchevere estuvo como ficus de adorno en el salón, y sólo pareció reaccionar ante el violento momento que se vivió cuando Pablo Trueba cruzó a Otto Wohler, titular del INIDEP, por la inactividad del instituto, que debería proveer asertividades científicas sobre la pesquería argentina. La reacción de Etchevere fue preguntar inquieto: “¿qué pasó, qué pasó”, y no mucho más.