Una semana en alta tensión. La movida del STM de llamar a un cese de tareas en lugar de paro de modo directo se enmarca en la estrategia política de desgaste de los gremios alineados con las distintas variantes del peronismo. En Mar del Plata, el quite de colaboración llevó a que cuatrocientos turnos por día, sólo en el CEMA, debieran ser reprogramados. El contribuyente ha quedado reducido a una condición de rehén de un modo arbitrario y mafioso de actuar en un reclamo de aumentos salariales o sostenimiento de ventajas impropias. Los funcionarios del Ejecutivo se reunieron con el intendente el viernes para evaluar la semana y los pormenores de las acciones a seguir, asumiendo que en un año electoral, la presión va a continuar siendo intensa. No es lo la elección política, nacional, provincial o municipal: los conejos negros van por la renovación de sus mandatos, y hay pánico.
Alta tensión II. Es que el parate del Concejo Deliberante ya es un hecho de preocupante deterioro institucional, por un tema muy menor como lo es el reencasillamiento de empleados del deliberativo, con lectura política hacia el sindicato. Alejandro Heguerort, periodista empleado de planta del Concejo, está siendo visto como cabeza de una lista que buscaría desafiar a la actual conducción. Heguerort llevó adelante una negociación que pudo haber sido clave para terminar con el desacuerdo entre la Presidencia del Concejo y el Ejecutivo vía el secretario de Hacienda. El acuerdo se cayó por la actitud de Guillermo Sáenz Saralegui, quien sostiene va a ir a la Corte por este diferendo sobre las potestades en materia de empleos y salarios en el Concejo. Hay, en esta controversia, de todo, como en botica; hasta se habla del acompañamiento de un expresidente del Concejo para, basado en predicamentos constitucionales, llevar la queja a la Corte.
De cara a 2019. Gustavo Arnaldo Pulti dice medir treinta puntos de intención de voto. Los más pudorosos se le ríen por la espalda. Cospelito debería estar atento, porque su suerte personal, consecuencia del desmadre de los pasados años, está por quedar marcada por el resto de su vida. Los tiempos se aceleran, y los que buscarían dar batalla al hombre del piloto aún no saben para qué lado ir. Bolsonaro mediante, la idea misma de hablar de descaracterizaciones personales o políticas, hace agua. El que anda amoscado es el curul Daniel Rodríguez: salió con la zangolotudez (si no veías Hupumorpo, googleá) de plantar la cuestión del demérito de la izquierda haciendo parangón con el presidente electo de Brasil y el hombre del piloto, y cuajó menos que Aldrey en un seminario de ética comercial.
De cara al 2019 II. Es que con el hombre del piloto ya subido a los 22 puntos de imagen y estando claro que si hay PASO en Cambiemos él está en el juego, se les hace estrecha la cancha a los que gustan de denostar. Lo de Daniel Rodríguez hablando de derecha política es curioso: formó parte de la intervención a Santiago del Estero para destronar al clan Juárez, y terminaron arreglando con el dueño de la provincia, Néstor Ick.